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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

jueves, 19 de junio de 2014

CARLOS SACO


Carlos Saco

        Uno de los más grandes compositores e intérpretes de nuestra música popular fue sin lugar a dudas Carlos Alberto Saco Herrera

Reproducimos esta entrevista - quizás única- hecha al famoso guitarrista, pianista y compositor en la que se develan algunos detalles interesantes. 

BREVE CHARLA CON EL COMPOSITOR CARLOS SACO



SU IGNORANCIA DE LA MÚSICA.- COMO SE ESCRIBEN SUS OBRAS.- SUS 25 PIEZAS DE MÚSICA LIGERA.- SU EDAD Y SU PESO.- CARLOS SACO EN EL PIANO .- GARLOS SACO CON LA GUITARRA.- UN CREADOR DE LA BELLEZA.- HOY DARÁ SU FUNCIÓN DE BENEFICIO

Todo Lima conoce, por lo menos de nombre a Carlos Saco, autor de veinticinco piezas de música bailable, entre las que figuran “El zorzal”, “Las cautivas”, “Suspiros”, “Caída del Sol”, “cuando las rosas caen”, “Murmullos”, “Cuando el Indio llora”, “El Pellejito”, “El elegante”, “En el cabaret”, “El caprichoso”, “Atahualpa”, “El Ucayali”, “El Picaflor”, “Cecilia”, “En las alturas”, “El quitasueño”, “El zancudito”.
¿En cuál salón de Lima no se ejecuta ya sea en piano o en pianola todos o algunos de estos jazz-camel, one step y fox-trots?
¿Quién en Lima no ha bailado al compás de la música de Saco?
Carlos Saco conocido nuestro desde hace muchos años, se reveló hace apenas tres o cuatro como un notable compositor de música ligera, a tal punto que en nuestro medio, por el colorido y la marcada tendencia incaica de esta su música, gusta tanto o quizás más que la, música bailable americana.
LA CRÓNICA quiere ser el primer periódico en presentar al público desde sus columnas a Carlos Saco y lo hace sin prejuicios y sin más finalidad que exponer a sus lectores la personalidad del mismo como autor musical.
Para nosotros (y seguramente para todo el que le haya escuchado ya sea en el piano o la guitarra)  Carlos Saco es un artista.
-¿cuánto tiempo estudiaste música?
-Ni un día…
¿Cómo?
Yo no sé nada de música, apenas conozco las notas del pentagrama.
Carlos Saco, efectivamente, no conoce nada de la música. Sin embargo… ¡hay que oírlo! ¡Hay que oírlo en piano y en la guitarra! Su figura nos era conocida, no es, la de un Adonis, el mitológico personaje.
-¿Y quién te escribe la música?
-Un amigo mío, ante el cual ejecuto mis composiciones.
-¿Qué edad tienes?
-Tu pregunta es indiscreta. Para salir del paso te diré que no me acuerdo. Pero ¿sabes oye Don Máximo?, no pongas eso de la edad. Tengo 34 años.
-Bueno, estate tranquilo, no pondremos nada.
-¿Cuánto pesas?
-Uf, una barbaridad. Ayer me metí a una botica del Barranco y las pesas todas de la balanza no bastaron para calcular mi peso…
Como se ve, la conversación iba por un lado muy distinto. Pero es que el cronista necesitaba hacer tiempo para que Palma, el diligente fotógrafo, ayudante de Benjamín Puente, maestro de fotógrafos particularmente en el enfoque con magnesio, fuera preparando su máquina.
En nuestra Casa Carlos Saco era natural que le hiciéramos tocar, por lo menos una guitarra. Y alguien portó una hasta la oficina de la redacción.
Y Carlos Saco empezó a tocar…. Bueno, una vez más nos quedamos admirados de la admirable maestría de este hombre gordo.
Saco nació músico. Nació artista. Como todos los que carecen de cultura musical, Saco, naturalmente, no podía ser juzgado por críticos de refinada cultura musical. Pero, en este caso y para nosotros, hallamos que no es indispensable, que no precisa en este artista esa cultura que, por otro lado, sería imposible de la pudiera adquirir. Es lo cierto del caso que oyéndole su música ligera, movida, traviesa, cautiva el espíritu y no dan deseos sino de seguir escuchándole.
-¿ganas mucho dinero?
-No, hombre, que voy a ganar. Claro que vendo bien la exclusiva de mis obras; pero tengo familia y me gusta vivir bien. Pago casa cara. La vida está muy difícil. No diré que no me haya ganado algunos centavos o algunas libras en funciones teatrales. Antes de ahora he tocado en algunos cines y, como sabes, yo tocaba en los baños de Barranco.
Ahora estoy por celebrar un contrato con la OAX , en donde ya he tocado varias veces, con éxito, según me han dicho.
-Con éxito positivo-rectificamos nosotros.
-Pienso hacer una gira por la República, en cuanto termine ciertos compromisos…
-¿Por cuál de tus composiciones sientes más cariño?
-Por todas. Ya te digo que he compuesto veinticinco piezas. Sin embargo me parece la más expresiva “En las alturas” que he dedicado al aviador peruano Baltasar Montoya, después de su raid Lima-Puno. ¿No la has oído?
-No.
Y en la guitarra (en piano debe sonar mejor desde luego) ejecutó “En las alturas” y tan altos nos vimos que nos creímos en pleno raid.
Miedo tiene el cronista en llamar genio a Carlos Saco, sin embargo lo cree un genio. Salvada la enorme distancia entre Richard Wagner y Carlos Saco, plantea el cronista: ¿Es que saco necesita componer óperas para ser, sin saber ni siquiera las notas del pentagrama un creador de la belleza? Esa maquinita bailable de jazz, fox, one y tango tiene en Carlos Saco un formidable creador.
Y para la mayoría de las gentes, de las gentes que se divierten, que bailan, que cantan, que silban y tararean en sus casas, en las calles la música de Saco ¿no es ésta acaso un genio?
Va al taller esta crónica volandera, escrita a razón de noventa palabras por minuto y al correr velocísimo del carro de la Underwood. Mil perdones pedimos al lector por las incoherencias que sin duda hallará en ella.
Carlos Saco, según se verá en suelto que aparece en otro lugar de este número ofrece esta noche en Barranco su función de beneficio.
DON MÁXIMO


De: “La Crónica”, Lima 6 de junio de 1926







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