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"El Comercio" 19 de febrero de 1910 |
El 21 de febrero de 1910 Daniel AlomÍa Robles salió a la luz, exaltado en un resonante
acto que en torno a su tarea de colector organizó la Facultad de Letras de la Universidad
Mayor de San Marcos. Los diarios acogieron el acto con entusiasmo y Alomía
Robles cobró rápida notoriedad. Veamos como fueron los hechos.
Corrían los primeros días del año 1910 y el sacerdote español Alberto Villaba se encontraba desconcertado ante el reiterado pedido de su hermano Luis, también sacerdote agustino, radicado en España, quien le solicitaba "música que sea representativa del Perú". El R.P. Alberto Villaba llevaba algunos años radicando en Lima y para satisfacer el pedido de su hermano le había enviado partituras de yaravíes coloniales, a lo que su hermano contesto diciéndole que esas melodías no eran suficientemente características y le reiteró el pedido de "aires indígenas puros".
Para suerte de Villalba en un almuerzo en que participaron el Dr. Carlos Wiesse, Javier Prado y Ugarteche, el Dr. Felipe Barreda y
Laos y Daniel Alomía Robles el sacerdote recordó que Alomía Robles le había contado de sus viajes por la sierra, entonces le preguntó
cómo se podían distinguir las melodías coloniales de las aborígenes. Robles
respondió que había recogido muchas y que reconocía las indígenas por la escala
pentatónica. Para Villaba eso era un descubrimiento histórico, entusiasmado convenció a los demás comensales de organizar una Conferencia literario musical para anunciar el descubrimiento. La Conferencia fue organizada para el lunes 21 de Febrero de ese año y se realizó en el salón de actuaciones de la Facultad de Letras de la Universidad Nacional Mayor de san Marcos.
El programa ofrecido fue el siguiente:
Programa
1,- Apertura del acto por el
Decano de la Facultad
2.- La hipótesis del hombre americano, disertación del Catedrático
doctor Carlos Wiesse.
3.- La técnica de la música incaica por el R.P.A. Alberto Villalba
Muñoz, O. A.
4.- La música indígena en sus relaciones con la literatura, estudio del
catedrático doctor Felipe Barreda y Laos
5.- Parte musical dirigida por
el señor Daniel Alomía Robles y ejecutada por distinguidos profesores de
nuestros centros filarmónicos y por notables dilettanti de los círculos femeninos.
La disertación del agustino sobre la música, y la música misma, constituyeron el núcleo central del acto; las otras dos conferencias le dieron marco y ambiente.
Villalba Muñoz reseñó los antecedentes bibliográficos del tema, desde las páginas del Inca Garcilaso hasta la monografía de Alviña y atribuyó a Alomía Robles el mérito de ser "el primer descubridor del sistema incaico...". También hizo referencias al trabajo que Charles W. Mead publicó en 1903 subrayando la indecisión del arqueólogo norteamericano frente a un conjunto de instrumentos peruanos, unos pentatónicos y otros no y luego dedicó un párrafo a José Castro y otro a Leandro Alviña ya que que conocía por referencias los artículos publicados por Castro en el diario El Sol (1908) y sabía que el autor también hablado de una serie de notas que forman una escala como la sucesión de las cinco teclas negras del piano .... También señaló que conocía la tesis de Alviña (1908), y reconoció que "el cuzqueño explica la escala del sistema de los antiguos peruanos, coincidiendo en este punto con los dos anteriores" ... (Robles y Castro).
Pero para Villaba, Robles es el primero, ya que desde el año 1897 empezó a formar su colección sobre la base de la distinción que existía entre la escala incaica y la diatónica... "y la prueba es que Robles exhibe varios cachasparis escritos desde aquella fecha en mi bemol menor para sostener delante de músicos y no músicos sus observaciones." (El agustino ignoraba la monografía que Castro presentó en 1897). En fin, reconoció que los tres, Robles, Castro y Alviña, son "los únicos que nos han dado la clave verdadera...". Dice que es "un descubrimiento de verdadera trascendencia... ", e insiste en atribuir a Robles la prioridad del descubrimiento: "Al modesto, pero incansable cultivador del canto popular, al Sr. D. Daniel A. Robles debe hoy el Perú la clave y punto de partida para distinguir y conocer con seguridad absoluta, la verdadera música incaica de la colonial... ". (El artículo completo se publicó en la Revista Universitaria 1910).
No siendo el propósito de esta nota tratar sobre la escala pentatónica y su "descubrimiento" continuaré comentando la parte musical de la conferencia. El programa fue el siguiente:
Música incaica
1.- Andahuaylina. La mariposa (baile popular)
2.- Danza Atahualpa. (Episodio de la conquista)
a) Entrada del Inca
b) Combate
y prisión del Inca
c) Muerte de Atahualpa
(cantada por el coro)
3.- a) Danza Inca
b) Danza Huanca
c) Himno al Sol
(cantado por el coro)
4.- a)
Pastoril (cantado por el coro)
b) Pastoril (tocado
en quena)
5.- Yaravíes
de Ollantay
Música Colonial
6.- a) Dos pastoriles (Danzas que se bailan en las Pascuas de Navidad)
b) Dos Pasacalles
(Bailes que se usan en carnestolendas)
Música Mestiza
(Contemporánea)
7.- Dos tristes (de Arequipa). Composiciones que han reemplazado a los
antiguos yaravíes.
En la Revista Universitaria se publicó la relación de los músicos que tomaron parte:
Personal que ejecutó la parte musical bajo la dirección del señor Daniel A.
Robles
El piano fue
ejecutado por las señoras Sebastiana Godoy de Robles y Rosa Mercedes Ayarza de
Morales Solar
Violines:
En la orquesta
tomaron parte los profesores Próspero Marsicano y Enrique Fava, el doctor
Villanueva Blanco y don Guillermo Freundt
Violoncelo:
Profesor Enrique
Schubert
Contrabajo:
Profesor Luna
Flautas:
Don Francisco Graña
y don Luis González del Riego
Coros:
Señora Rosa M. A. de Morales
Señora Teresa G. de Madelain
Señorita María Isabel Masferrer
“ Carmela Gómez Carrillo
“ Juana Galland
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Señorita Rosa Puirredòn
“ Amelia Norote
“ Lucrecia Dora
“ Ana Torres Balcázar
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(Revista Universitaria 1910: 133-134).
Como puede verse en este primer concierto de música andina en Lima no participó un sólo músico indígena y todo los contrario fueron los profesores de la filarmónica, y los "diletantes", personajes de la aristocracia limeña. Si nos detenemos a analizar los números que formaban el programa musical, podemos darnos cuenta que son arreglos de las recopilaciones que había efectuado en el centro de Perú. Mariposa o Cachi cachichay aparece varias veces en su obra folklórica, como recopilación y como armonización folklórica; lo mismo sucede con las danzas y con el Himno al Sol.
Alomía Robles para terminar pronunció un emotivo discurso de agradecimiento a la acogida del público en el que se
puede notar el mismo lenguaje de los indigenistas de la época que se preocupaban de la "pobre raza" y su redención:
Excmo. Señor,
Señoras,
Señores:
(…) Me siento conmovido y confundido a la vez, por las
frases llenas de indulgencia con que los ilustres oradores que me han precedido
en el uso de la palabra se han dignado ocuparse de mi trabajo. Quisiera
haberlos merecido, pero nunca podré darme este testimonio. Lo que siento en lo
profundo de mi corazón, lo que puedo decir libremente es que si mis débiles
esfuerzos han alcanzado algún éxito y pueden producir algún bien, es porque
esta actuación simboliza un consuelo y una esperanza altamente sentida y
reclamada por esa pobre raza, que hace siglos pide ser inscrita como cifra
efectiva en el balance del progreso; emancipándose de la miseria y abyección a
que la condena el egoísmo receloso, realizar estos deseos y esta esperanza es
obra altamente patriótica y previsora, así como resistirla por temores pueriles
sería funesto error con proyecciones de desastre. Toca a los gobiernos
interesados en el mayor progreso de esta patria estudiar problema tan
trascendental, y convertirlo a la brevedad posible en hermosa realidad.
Seguro estoy de que, quien realizara tan magna obra,
merecería no sólo la admiración y aplauso de sus contemporáneos, sino, y lo que
es más, de esos millares de indios que saludando alborozados la sonrosada
aurora de su rehabilitación, entonarían himnos no ya de tristeza y de dolor,
como los que acabamos de escuchar, sino que danzarían a la sombra del hermoso
sol de la libertad.
¡Y así, señores, el Perú de mañana, será el Perú de
nuestros anhelos!
(Revista Universitaria 1910a : 178-179)
El diario El
Comercio del día siguiente comentó el evento en un extenso artículo.
LA CONFERENCIA DE ANOCHE
Como oportunamente anunciamos se verificó anoche en el salón de actuaciones de la facultad de letras, la conferencia sobre la música incaica que tan vivo interés despertara en nuestros círculos intelectuales y universitarios.
Poco después de las nueve de la noche, seguido por un piquete del escuadrón Escolta a las órdenes del capitán Castillo y precedido por cuatro batidores llegó en un carruaje de gala S.E. el Presidente de la República Excmo. Sr. Leguía, acompañado del Presidente del consejo Dr. Villanueva, los ministros doctores León, Porras y Besada, y los miembros de su casa militar mayor Rivero de la Guarda y capitán Landázuri.
En el pórtico de la Facultad esperaban a su S.E. el decano doctor Javier Prado y Ugarteche, los catedráticos y gran número de alumnos que saludaron afectuosamente al jefe de estado.
S.E. y sus acompañantes pasaron al salón totalmente ocupado por distinguidas damas, numerosos intelectuales, diletanttis y alumnos universitarios que habían invadido puertas, ventanas y corredores.
Después que S.E. y su comitiva tomaron asiento que al efecto se les había preparado, el Decano de la Facultad pronunció un corto y adecuado discurso de apertura de la conferencia.
Ocupó después la tribuna el doctor Wiesse quien leyó una interesante y erudita disertación sobre la hipótesis del hombre autóctono americano que fue muy aplaudida.
El padre Villalba Muñoz de la orden agustina leyó un notable trabajo sobre la técnica de la música, que fue muy apreciada por la concurrencia, ocupando después la tribuna el doctor Felipe Barreda y Laos, quien desarrolló el tema: La música indígena en relación con la literatura.
El Trabajo del doctor Barreda que es de incuestionable mérito y que fue varias veces entusiastamente aplaudido se interrumpía para que la música diese a conocer las más salientes producciones que de esa época se conservan.
En un estrado se había colocado la orquesta compuesta de distinguidos diletanttis y reputados profesores, entre los que notamos a las Sras. Sebastiana Godoy de Robles, Teresa Galland de Madaleingoitia, Rosa Mercedes Ayarza de Morales del Solar.
Las Señoritas Carmela Gómez Carrillo, Amelia Morote, Lucrecia Dora, Janne Galland, Rosa Pueirredon, María Isabel Mansferrer, Ana Torres Balcázar y otras más que dirigidas por el Sr. Daniel Alomía Robles obtuvieron entusiastas y estruendosos aplausos.
El doctor Barreda principió su notable trabajo, haciendo la historia de la civilización incaica en sus relaciones con el arte, interrumpiendo su disertación para que tanto la orquesta como los coros a quienes hemos hecho referencia, ejecutaran los más bellos trozos de la más pura música incaica.
Fue aquí donde las señoras de Robles y de Morales Solar en el piano y la señora de Madeleine en los solos obtuvieron los más francos aplausos del auditorio.
El doctor Graña también fue objeto de una calurosa ovación en una de sus acompañamientos de Flauta.
Terminó su conferencia el doctor Barreda haciendo notar la influencia del arte en la vida política y social de los pueblos, añadiendo que no son los egoístas o prácticos los que sienten las grandes fruiciones del patriotismo sino más bien las sienten los sentimentales y los artistas.
Entre las piezas ejecutadas figuraron las siguientes: La Andahuaylina, baile popular, la danza de Atahualpa, Himno al sol, yaravíes de Ollantay. (sic.), música colonial, tristes de Arequipa.
En suma la conferencia de anoche ha alcanzado un mérito verdaderamente halagador por lo selecto de su programa, lo interesante del tema escogido, y la manera brillante como se han expedido todas las personas a cuya competencia y arte se confiara”
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"El Comercio" 22 de febrero de 1910 |
Daniel Alomía Robles fue desde ese día considerado el "restaurador de la música incaica". En julio de ese año, ese mismo concierto se realizó en el teatro Municipal y a principios de 1911 viajó a Buenos Aires con la intención de representar en el Teatro Colón su ópera "Illa Ccory".