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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

martes, 31 de diciembre de 2024

ALEJANDRO AYARZA MORALES "KARAMANDUKA" Y LAS PALIZADAS

   

FOTO: familysearch.org

     Alejandro Ayarza Morales "Karamanduka" es un personaje polémico en las narrativas sobre la música criolla en Lima. Héroe para unos y villano para otros, Alejandro Ayarza nació el 21 de junio de 1884 (según otras fuentes el 27 de julio) y falleció en Lima el 30 de diciembre de 1955, en su casa situada en el Jirón Matías Maestro N° 114 en los Barrios Altos. 

1. Integrante de La Palizada

    De él se dice que de muy joven se incorporó a la famosa "Palizada" formada por Augusto Paz, Jesús Menacho, Pepe Ezeta y Julio Pastor. Comencemos entonces trayendo a la memoria los escrito por José Galvez Barrenechea, quien bajo el seudónimo de Pickwick, escribió en "La Crónica" del 15 de febrero de 1913 LOS faites: 

LA AURORA DE LA PALIZADA

    Precisamente, en los dolorosos tiempos de la guerra es donde debe buscarse el verdadero origen de la palizada que degenerara tanto después. Tal vez la costumbre legitima de caminar en pandilla, de mortificar al transeúnte, de buscar pleito a cualquiera, tuvo su origen en una bella iniciativa de una serie de mozos mataperros de Lima, de familias decentes, quienes, durante la ocupación, se ocuparon de fastidiar al vencedor, de golpearle y ridiculizarle donde podían, organizando tretas y trampas para que cayera y procurando llevar a los oficiales a terrenos donde tuvieran que luchar cuerpo a cuerpo. Muchos nombres se recuerdan en Lima de mozos que durante la ocupación, olvidando sus antiguas mataperradas, se decidieron a amargar toda fiesta en que el vencedor se entregara al regocijo, ideando diabluras y mataperradas sin cuento. Los chilenos, según cuenta la leyenda, andaban desesperados con estos mozos que no les dejaban tranquilos.

LA VERDADERA PALIZADA

    La palizada, tal como apareció en Lima con todo su cortejo de calamidades, fue posterior a la guerra y tal vez, como decimos, tuvo su origen en aquella reunión de mozos que se ocupaba en amargar los goces del vencedor. Se conservó la costumbre, pero ya sin el simpático fin que tuviera y Lima padeció, durante varios años, las insolencias de un grupo de mozos, bien plantados, algunos de ellos pertenecientes a distinguidas familias, que hacían gala de su fuerza, de su destreza para trompear a cualquiera y que armaban en cafés y restaurants y teatros, mayúsculos escándalos. Entonces nació la era inacabable de los cabes, cabezazos, contrasuelazos, y cargamontones, sistema empleado en casos de apuro, lanzándose todos contra el infortunado que había logrado golpear a uno de los de la palizada.

    Los faites, porque entonces nació el tipo genuino del faite, se hicieron temer sobremanera, y abusaron muchísimo tiempo de su situación, alcanzando celebridad. Muchos de ellos, bien dotados por la naturaleza, tipos bellos y finos verdaderamente, tenían dones de atracción personal incuestionable y lastimosamente perdieron sus condiciones, dándose al vicio y viviendo una vida notoriamente desagradable é inferior.

EL FAITE

El faite genuino tuvo hasta indumentaria característica. Usaba sombrero suelto, saco cruzado, pantalón a la Waterloo, y era amo en el teatro, señor de toda señoría en Acho y dueño de todos los corazones que se ponían en alquiler en la ciudad. Abusivo y fachendoso, complacíase en golpear a cuanto desgraciado se ponía a sus alcances, tenia terminajos propios, se reía de la policía, era temido en comisarías y lugares de detención, y amado de las casquivanas dejó que su vida trascurriera en un bullicioso y gastador aturdimiento. Pintoresco dentro de sus daños, y gracioso dentro de sus defectos, el faite constituyó en Lima una personalidad saltante que despertaba la curiosidad y llamaba sonoramente la atención. Conservador, eso sí, de los gustos criollos, era enemigo personal de los caballeritos, detestaba el tongo y el chaqué, se burlaba de los sietemecinos elegantes, puso cátedra de trompeo, y reinó como un pachá en los barrios del bronce, resucitando algunas viejas leyendas, jaraneando en huertas a las que llevó algo de la antigua sangre ligera y del viejo donaire criollo.

Quimboso, y lleno de dicharachos, asustaba por los grandes mostachos, el empaque para amenazar, el movimiento agresivo que tenía en sus actitudes todas, y la voz campanuda, sombría y terriblemente mosqueteril, por su exageración y su tono. Entre los faites de aquellos tiempos, hubo muchos que, como en los viejos tiempos del “mozo malo”, pertenecían a distinguidas familias, de las que fueren niños mimados.

Infinidad de anécdotas se cuentan de estas palizadas originales, que circulaban por las calles centrales, rompían vidrios, golpeaban a la policía, se metían a los teatros y en general a todos los espectáculos sin necesidad de billete, y eran el terror de empresarios, padres de niñas pobres y mujeres desgraciadas. 

EL FAITE INTELECTUAL

No faltó siempre, desde los remotos tiempos del mozo malo, hasta los relativamente inmediatos del faite, el tipo intelectual que improvisaba coplas, era el poeta de la partida, hacia versos, escribía la letra de los cantares de la palizada y gozaba de ascendiente entre los de “su cuerda”.

LA MULTIPLICACIÓN DE LAS PALIZADAS.

Tan detestable y pintoresca costumbre creó, por espíritu de imitación, una serie de palizadas en diversos barrios, y así hubo la palizada de Abajo del Puente, la palizada de los Naranjos, la palizada de la Chacarilla, la palizada de las Nazarenas, y hasta los muchachos de los barrios organizaron sus palizaditas. En la palizada siempre había alguno que era respetado por todos. Era el más faite, el gallo para echárselo a cualquiera  llegado a la alta categoría superior, por su garbo, su suerte con las mujeres, y sobre todo porque en un día le había pegado una tanda formidable al Cabezota o al Tripa larga, famosos en tal o cual barrio. Se acostumbraba también que una palizada fuera de un barrio a otro, se organizaban desafíos, y el día menos pensado en la noche se sentía en el barrio un estrépito formidable de golpes, juramentos, e imprecaciones.

     Las personas salían de sus casas, los muchachos gritaban, se armaba una batahola infernal, y cuando alguien preguntaba por qué se armaba  tal lio, la respuesta era infalible: “Son los de la palizada de Nazarenas, que se han venido esta noche”. Y así sucesivamente.

    Entre las anécdotas curiosas que hemos oído relatar sobre la palizada, se cuentan algunas graciosísimas, como aquella en que, según la leyenda, los faites, que caminaban con un aire especial por las calles del centro, a lo mejor sacaban sus cuchillos, que según frase de ellos mismos “eran pura vista”, y los afilaban con aire facineroso en el sardinel de la vereda.

EL FAITE DE COLOR HONESTO

El éxito de la palizada llevó a mucha gente de medio pelo a organizar también palizadas, color chocolate, que campeaban también en ciertos barrios, hacían barbaridad y media, golpeaban a los pulperos, les daban palizas formidables a los chinos, y continuando enorgullecidos la leyenda de los faites de alto copete, se daban grandes aires conquistadores y señoriales. Raro era el barrio donde no había dos o tres callejones sin su respectiva palizada, la que tenía preocupados a los pobres cachacos que creían cumplir su deber con el alarmante fiuli del pito que casi nunca daba resultado.

LAS PALIZADAS ESCOLARES

Cosa curiosa, pero lógica dentro  de la sicología infantil y adolescente, era el afán de imitación de los faites que tenían los muchachos de los colegios, que luego en sus barrios organizaban sus palizadas con todas las características de las grandes, hablaban imitando el tono sipilitriple, sabían lo que era un huacarinazo, conocían de memoria la historia de los  más grandes faites de la leyenda limeña criolla, se preciaban de parecerse at tal o cual célebre faiteman, se daban el pisto de hablar de ellos como si fueran íntimos amigos, se enorgullecían con que se les creyese tan faites como los más faites de la ciudad, y andaban a la salida del colegio llenos de guaraguas, decires y quimbosas actitudes. 

UNA ANECDOTA TERRIBLE

Entre las diabluras verdaderamente espantosas de los faites, conocemos una auténtica de un sabor verdaderamente macabro y que podría servir para argumento de un cuento enfermizo, en que se hiciera la sicología torcida y enrevesadamente malévola de algún degenerado. Se trató en cierta ocasión del velorio de una criatura, el clásico “velorio” en que el compadre debía hacer los gastos, correr con el entierro y acudir compungido y pesaroso a la casa de la comadre, donde a la media noche se formaba una parranda silenciosa, aunque parezca paradójico, pues si es cierto que no se bailaba ni se cantaba, en cambio circulaba el licoreo que era una bendición. El  compadre era un faite legítimo. Acudió efectivamente, y a la media hora, sin que nadie lo pensase, se armó una jarana con todas las de la ley. En el cuarto vecino, la criatura, que había muerto a los pocos días de nacer, yacía rodeada de lámparas de aceite, velas y demás accesorios fúnebres; en el fondo una gran olla contenía hirviente y suculento el caldo de gallina que se daría en la madrugada a los veladores. El licor nubló el cerebro del “compadre” y cuando estaban en lo mejor de un tristecito en que se cantaba el dolor de una madre que perdía a su hijo y se consolaba con pisco, se introdujo al cuarto donde yacía la criatura, la cargo, se metió con ella al corralito donde hervía el caldo y ¡zás! la echó en la paila. Luego se quedó dormido. Despertó con un escándalo formidable, gritos de mujeres, llantos desgarradores, y entonces se dio cuenta de la estupidez que había cometido. La madre, al ir a espumar el caldo, se encontré con algo—que no era precisamente un pollo—envuelto en telas; se alumbró con una vela y ¡horror! sacó semisancochado el cadáver de la criatura. Ignórase el resultado y, como en un cuento macabro, se ignora también si alguien se tomó el caldo.

DECADENCIA DE LA PALIZADA

La gran cantidad de imitadores concluyó con la fama de los faites, y comenzaron a surgir mozos fuertes y bravos que en más de una ocasión bajaron el moño a los clásicos. Una avalancha de mocitos apechugó con lo que se le puso delante. Los clásicos optaron por formalizarse a medias, muchos se retiraron in tiempo y la cantidad de gente verdaderamente baja y mala que hizo papel en el género, malogró lo pintoresco, debilitó la acción conjunta, dió pábulo a que fueran subvencionados por lugares de juego, de diversión y de licoreo, se “abragó” la cosa, como ellos dicen y nos encontramos un día con que no se podía deslindar ya entre el “faite”, el guardaespaldas y el apaleador de oficio, que aparecía en las épocas álgidas de la política, organizaba palizadas eleccionarias, pegaba a las mujeres que se abandonaban a sus cuidados, y vivía mala y vergonzosamente.

Ya en estos últimos tiempos no hay palizada. Los que tienen sicología de faite hacen su vida como pueden, viven relativamente aislados, alquilan su fuerza si es preciso, y salvo dos o tres genuinos representantes de los tiempos medios que eran malos porque si, sin interesada malevolencia y que hoy se quejan de lo infame que es la vida en Lima, puede decirse que ha desaparecido por completo la palizada. A, pesar de todos sus defectos y de todos sus daños y sus vergüenzas, justo es confesar que la palizada fue pintoresca, graciosa, algunas ocurrencias felices tuvo, pero que día a día degeneró hasta convertirse en algo imposible y verdaderamente ingrato, Sostenedores de lo criollo, el “folklore” nacional le debe algo en justicia, y no es raro encontrar en la musa popular muchos cantares que fueron obra exclusiva del faite.

PICWICK

2. Autor teatral y compositor

    Según el historiador Jorge Basadre, en el Teatro Victoria de la calle Orejuelas, se estrenó el 8 de febrero de 1911 una revista con letra y música de Alejandro Ayarza titulada Música peruana (Basadre 2014 T.17:106). Esto es algo que no hemos podido confirmar. 

    Alejandro Ayarza compuso un vals que es infaltable en el repertorio de los criollos "La Palizada". Este vals fue grabado por el dúo Montes y Manrique en la serie "P" N° 16 de la disquera Columbia. El primer lote de discos discos llegó al Perú a fines de 1911. En ese lote estaba "La Palizada".

"La Palizada" "Colección: Dante González

    El 29 de octubre de 1912 en el Teatro Victoria se estrenó la Zarzuela nacional C.D.P. de Alberto Seminario. Entre los números de música figuraba una original marinera del señor Alejandro Ayarza "que mereció los honores del bis", según informó "La Crónica" del 30 de ese mes.

    El estreno de la "zarzuela de música y costumbres nacionales" "Música peruana" se anunció en el diario "La Crónica" del 28 de noviembre de 1912, en los términos siguientes:

VIDA TEATRAL/ TEATRO VICTORIA/ ESTRENO DE UNA OBRA NACIONAL/ Hoy en este Teatro subirá escena una zarzuela de música y costumbres nacionales, composición y letra del popular y chispeante Alejandro Ayarza. Personas que han asistido a los ensayos nos aseguran que la obrita ha de gustar al público por la comicidad de sus situaciones y por el marcado sabor criollo. La obra se titula “Música Peruana” y ya sabemos que con ella “se resbala cualquiera”.

    "Música peruana" tuvo mucho éxito y pronto pasó al Teatro Mazzi, esta obra se siguió presentando durante muchos años.

  El 13 de enero de 1913, en el Teatro Mazzi, se estrenó PILSEN – LIMA zarzuela de costumbres de Alejandro Ayarza, y en el Teatro  Municipal del Callao  el sábado 15 de febrero.

"El Comercio" 27.01.1913

    En setiembre de 1913 los técnicos de la Victor Talking Machine Co. realizaron grabaciones en Lima. El día 9, Alejandro Ayarza con el actor Luis Romero, grabaron cuatro "diálogos cómicos": "El borracho y el inspector" (de "Musica Peruana, escena comica."), "Los compadres" (de "Musica Peruana, escena comica."), "Los dos serranos" ("Diálogo y huaynito de Música Peruana" y "Entre coletas". El día 25 grabaron dos más: "La tamalera y el emolientero" y "Los macarrones".

    "Los dos serranos se puede escuchar" haciendo clik en:


El_borracho y el_inspector

    El 19 de enero de 1915 se estrenó, en el Teatro Mazzi, "Un paseo en burro".
"La Crónica" 20.10.1915

 3.    El militar
   Como se sabe Alejandro Ayarza perteneció a las fuerzas armadas peruanas, llegóa obtener el grado de Mayor. 

    A fines de agosto de 1916 se inció una huelga de tarbajadores agrícolas en Huacho. Como la huelga comezó a generalizarse, el 01 de setiembre de 1916 llegó a la ciudad de Huacho un tren con 170 militares armados al mando del prefecto de Lima coronel Edgardo Arenas. El 2 de setiembre debía realizarse unas reunión entre los hacendados y los trabajadores. Los hacendados no asistieron a la reunión y eso desaencadenó la ira de los tranbajadores. Según señala el historiador Julio Solorzano Murga:
"después de casi una hora de protesta un contingente de militares al mando del alférez Ayarza, intenta reprimir a los manifestantes haciendo uso de sus armas de reglamento se enfrentaron a la masa trabajadora muriendo dos jornaleros campiñeros don Ernesto Villanueva Maturrano de Luriama y don Cayetano Romero Chinga de Hualmay" (https://anarquismoperu.noblogs.org/post/2010/10/28/movimiento-sindical-en-huacho-ano-1916-1917-parte-1/)
    Como resultado de ese enfrentamiento Alejandro Ayarza resultó herido y trasladado a Lima

"El Comercio" 13.10.1916

    Aunque pocos lo mencionan, este pasaje de la vida de "Karamanduka" y su pertenencia a la palizada han quedado como un baldón.

4. HOMENAJES
        En 1944, al cumplirse 35 años del estreno del vals "La palizada" se organizaron varios homenajes. El 5 de junio de 1944 "un grupo de amigos le tributó homenaje en el Teatro Segura. En el diario "La Crónica se publicó lo siguiente:
EL HOMENAJE A ALEJANDRO AYARZA "KARAMANDUKA"
Hoy día, en funciones de vermouth y noche, va a realizarse, en el Teatro Segura el homenaje que un grupo de amigos ha organizado a Alejandro Ayarza "Karamanduka", prometiendo alcanzar un buen éxito. Ayarza, el popular compositor, entre otras piezas, del famoso vals "La Palizada", y autor de varias obras teatrales, es un personaje limeño que no necesita presentación. Criollo de pura cepa, formó parte de ese grupo tan popular hace algunos lustros conocido por el nombre de "La Palizada" junto con otros personajes conocidos en nuestro medio, Augusto Paz, Jesús Menacho, Pepe Ezeta y Julio Pastor. En el programa que se ha hecho para el homenaje de hoy se pondrá en escena la revista nacional de costumbres criollas titulada "Música Peruana", en tres cuadros, de cuya música y letra es autor Ayarza. Seguidamente, ofrecerá el homenaje de la Guardia Vieja, el decano de los cantores criollos, César A. Manrique, para terminar con la escenificación del popular vals "La Palizada", con fondo musical del sexteto "Los Chalanes" que dirige Lorenzo Humberto Sotomayor. Van a intervenir en este programa conocidos elementos del teatro y de la radio que en esa forma se asocian al homenaje a "Karamanduka". Estos artistas son: Carlos Ego Aguirre, Paco Andreu, Perico García, Antonia Puro, Luis Mendoza, Enrique Barrios, Carlos Revolledo, Fco. del Pomar, Manolo García, Charito Ureta, los Hermanos Sousa, los hermanos Oxley, etc. Con mucha propiedad será presentada la jarana criolla de la Lima de otros tiempos con sus caracteres típicos que la han hecho famosa.
    El periodista Juan Gordillo Arias escribió lo siguiente:
    Está ad portas el homenaje que los peruanos tributarán a Alejandro Ayarza, uno de los más genuinos intérpretes del Cancionero Nacional, paladin de él y gonfalonero de sus arpegios en el extranjero...
    Perteneciente a aquella pléyade de criollos que afianzaron nuestro nacionalismo dentro del ritmo edificante de sus composiciones, el homenajeado no solo constituye un fiel exponente de ella, sino la supervivencia de ese bello sentimiento de ufanarse legitimamente de haber nacido en este suelo pródigo y hospitalario como el que más.
    Alejandro Ayarza, al igual que sus congéneres, enriqueció nuestro álbum musical con sus composiciones, eran los tiempos de guitarra bicolormente embanderada al brazo y el puro de lca—no el lanza llamas como el de ahora—en el bolsillo del pantalón. Los barrios más famosos de la capital pugnaban en lucha noble y caballeresca por la primacía de sus cantores y de sus composiciones; y en escenarios teatrales, familiares, callejoneros o de media mampara, al aire libre, la contienda adquiría aspectos de rivalidad edificante. ¿Quién ha de olvidar "Mercedes", "Alejandrina" "El 29 de Mayo", "La Palizada", "Las Calles de Lima", "Luis Pardo", "Andarita", "Tus Ojitos", "Pobreza"...? 
    Los conjuntos de las galladas bajopontinas, con los Paulsen, los Andrade, los Ferreyros, los Manrique y otros, llevaron más de una vez en sus filas a Karamanduka; y la picardía ingénita del limeño, paseose en todos los confines de la pequeña urbe capitalina de aquel entonces. Monserrate, La Palma, La Torrecilla, La Rivera, el nuevo Chirimoyo, la nueva Victoria, las 5 Esquinas, El Cercado, La Toma, Pampilla, Malambito, La Confianza, La Carretera del Gas, La Medalla, La Rivera, Contradicción. Malambo, Naranjos, La Huaquilla, el Carmen Alto, los Descalzos, abrieron sus puertas al igual que las huertas del Rimac, a esos portaestandartes del criollismo nacional. 
    Serenatas, sentimentalmente ejecutadas, ya con la lluvia mojando a los cantores o con la presencia de numerosos curiosos en una noche tranquila, ávidos de captar el nuevo "vals" y presenciar la sugestiva jarana, observando la primera educada, la segunda perfecta y admirando a la mano broncínea que a las 5 de la mañana, le sacaba el "jugo" al cajón y hacía bailar las ibéricas castañuelas, con los niños de la palizada.
 Así se enriquecía el Cancionero Criollo; así se robustecía nuestro nacionalismo; así lloraba el criollo o lanzaba sus imprecaciones con el sentimentalismo de su ritmo ambiental, para decir con Arzola, en su vals "Alejandrina", "infame.... sin conciencia y alma negra que hieres al más puro corazón. ¡Tarde será cuando llores tu desgracia...!" o cuando José Herrera, deleitaba a los turfman entendidos: "no ha habido... ni habrá otro superior. Es el orgullo del turf nacional..." 
    Eran los tiempos de apogeo de la musica nacional, porque quienes la difundían, amaban todo lo peruano y eran peruanos de corazón. No faltó la replana; la lengua de los antiguos negros peruanos; y así el blanco fraternizaba democráticamente con el negro y el indio. El ánima rodante de cuatro tabas, por el coche con llantas; el ánima de dos tabas chicueñita que rema en el terrum, por el ave lista para el estofado; el ánima que se vea en el charco grandimio; por el pescado; el palo trinador y el paliso de cuatro tabas, por la guitarra y la silla; la lancha gira espumante, por la cerveza; el feligrés grandimio aparrado a los rayos colorines, por el blanco repleto de libras; la feligresa de crisoles almendrados, por la injerta pícara y entonada; el negro amito le aconfianza el acero pulido al ánima de dos tabas, por el negro amigo le coloca la navaja al gallo; uva gancho, por siga amigo, cinco feligre, por sí amigo... 
  !Loor a Alejandro Ayarza, el Gran Kararnanduka, y a los criollos que como él, sintiéndose orgullosos de ser peruanos, difundieron su música en el suelo nacional y en países extranjeros...! 
        Juan Gordillo Arias 

 

"La Crónica 5.06.1944"

    El 19 de junio se realizó un nuevo homenaje en el Teatro Apolo. "La Crónica informó así":
APOLO –HOY – Grandes funciones de Homenaje de los BARRIOS ALTOS al criollísimo y más puro exponente del costumbrismo limeño Sr. Alejandro Ayarza “Karamanduka”
La Revista Nacional de costumbres criollas
MUSICA PERUANA
Con los 4 ases del Teatro Nacional: Revolledo – Teresa Arce – Andreu – Puro
Estreno de “LA PALIZADA” escenificación del popular vals de KARAMANDUKA Rosita Passano – Hnos. Govea – Dúo Catter – Romero.
Debut del sexteto criollo “LOS CHALANES” que dirige L. H. Sotomayor
Orquesta del profesor Nibaldo Soto Carbajal
    En 1947, Jaime López Raigada publicó 32 reportajes y una crónica, libro en el que uno de los reportajes está dedicado precisamente a Alejandro Ayarza.

32 reportajes y una crónica. López Raigada, 1947


lunes, 9 de diciembre de 2024

BREVES NOTAS SOBRE LA MÚSICA EN LA BATALLA DE AYACUCHO Y EN LOS FESTEJOS CONMEMORATIVOS

Disco: BNP

    Hoy, bicentenario de la batalla de Ayacucho, en Lima sólo ha habido un acto protocolar a puerta cerrada, no ha habido el homenaje que se realizó con motivo del Centenario. En Ayacucho, hubo el tradicional desfile, una feria  en la que la música la pondrá el grupo de cumbia Los Mirlos. Así están las cosas...

    No puedo eximirme de escribir unas líneas sobre la música en la histórica batalla ni en los festejos conmemorativos.

1. La música durante la batalla de Aycucho 1824

   La noche del 8 de diciembre, el general colombiano Córdova con las compañías de cazadores de los batallones del Ejército Unido Libertador del Perú y con todas las bandas de tambores y cornetas de su división, al toque de calcacuerda (toque militar antiguo con que se ordenaba aplicar la mecha a los mosquetes y arcabuces para atacar), iniciaron un ataque sobre el campo realista, que fué repelido. Las tropas y bandas de músicos patriotas se reincorporaron a sus cuerpos sin pérdidas de vida. Esta información se encuentra en las Memorias del general español García Camba publicadas en 1842, también en la relación de Juan bailio Cortegana - Manuel de la Haza publicads por Milla Batres en 1974.  

  El 9 de diciembre de 1824, el alumbar el sol con sus primeros rayos el Cerro Condorcunca y la pampa de la Quina fue seguido por el toque de diana interpretado por las bandas de músicos de ambos ejércitos. Se pasó lista y se procedió a servir el rancho. Cerca de las diez de esa mañana se inició el desplazamiento del ejército español que descendiendo a la pampa comenzó a tomar posición y empezó el ataque. La división del general Córdova se lanzó sobre ellos. Según declaraciones del general colombiano M. A . López (reproducidas en la revista Mundial) las bandas de músicos de  tropas colombianas de Córdova realizaron ataque al son del bambuco "la guaneña", bambuco que ha llegado hasta nuestros días y que, en nuestro país, es parte del repertorio de las orquestas de cumbia norteña. El investigador colombiano Óscar Hernández también hace referencia a "La guaneña" y su presencia en la batalla de Ayacucho (Hernández 2020).  

    Víctor Rondón y Manuel Izquerido, investigadores chilenos, en su artículo "Las canciones patrióticas de Bernardo Alzedo (1788 - 1878)"  señalan que Manel Antonio López, en su libro Recuerdos históricos de la guerra de la Independencia, rememora como fue la música en la mañana de la misma batalla:

“En competencia unas con otras, habían venido durante las campañas trasladándonos en espíritu a nuestros hogares y pueblos; pero en la sublime expectación de esta mañana, el tumulto de sus golpes de armonía fue para nosotros licor de gloria y sentíamos que fundía el corazón de 6.000 hombres en uno solo ardiente y grande como la América” (citado por Andragno-Walker 2011:110).

    No he podido, por el momento, encontrar mas referencias musicales durante la batalla.

2. Primeras celebraciones

    El viajero alemán Henry Witt en su Diario nos hace conocer que estando en Puno el 9 de diciembre de 1826, segundo aniversario de la batalla, observó que 
(...) las damas y caballeros de Puno, las primeras, debo confesar, inusualmente simples, estaban bailando en la plaza, (…). El retrato de Bolívar se encontraba bajo un pabellón y todo el tiempo los indios infatigables, caminaban y bailaban por las calles.las damas y caballeros de Puno, las primeras, debo confesar, inusualmente simples, estaban bailando en la plaza, (…). El retrato de Bolívar se encontraba bajo un pabellón y todo el tiempo los indios infatigables, caminaban y bailaban por las calles (Witt 1992:115)

    El viajero Joseph Andrews publicó en 1827 Viaje de Buenos Aires a Potosí y Arica en 1825 y 1826. Escribió:

El día del aniversario de la batalla de Ayacucho, acompañé a la señora de mi amigo el capitán Macfarlane, residente en el lugar, a los fuegos artificiales; la ciudad estaba toda alegre con la celebración de un acontecimiento que decidió el destino de Sud América, como país independiente. El espectáculo tuvo lugar en la plaza, y fue despliegue agradable de alegría y esparcimiento. Los oficiales de un regimiento allí estacionado, que tomaron parte importante en la batalla hicieron papel prominente en la ocasión. Se dio una comida a los oficiales por el coronel, y los ingleses dieron a las damas un baile por la noche. Nunca vi grupo tan abigarrado de mestizos, ni aun en las reuniones indio-mineralógicas de Potosí.
    El presidente Orbegoso estuvo en Ayacucho en 1834, en el décimo aniversario de la batalla. Escribió en su Diario:
    No bien se dejó ver el sol, dorando las escarpadas cimas de los Andes, cuando una descarga triple saludó al gran día de Ayacucho. Las bandas rompieron las dianas, y la música con sus marchas patrióticas hicieron resonar el vasto desierto que a los diez años se sentía otra vez conmovido con el estruendo del cañón.
(…)Terminado el almuerzo montó S. E. a caballo y con la lucida comitiva volvió a recorrer el campo, dirigiéndose a la cuchilla del cerro por donde bajaron los españoles, la que trepó y llegó a su cúspide donde el año 24 estaba el virrey La Serna y su gran ejército. Los soldados entregados a la diversión bailaban juntamente con los paisanos y con los danzantes. De suerte que el solitario llano de Ayacucho parecía en este día una ciudad popular.
(…) En medio de la comida hubo brindis y alocuciones enérgicas. Duró la mesa hasta las seis de la tarde, en que salió S. E. a ver llegar el ejército, precedido de danzantes, y seguido por más de cuatro mil paisanos (p. 56).    
      En 1862 se publicó el Álbum de Ayacucho Colección de los prncipales documentos de la guerra de la independencia del Perú y de los cantos de victoria y poesías relativas a ella redactada por el capitán de artillería José Hipólito Herrera.

    El 9 de diciembre de 1897, se escuchó por primera vez la "Marcha Nacional Peruana" compuesta por José Sabas Libornio I., entonces director de las bandas de músicos del ejército. COn el tiempo se le denominó "Marcha de Banderas".

3. La "Canción a la batalla de Ayacucho" de Bernardo Alzedo y el Himno conmemorativo "Centenario de ayacucho" de Severino Sedó en la revista ANTEC  

  Con mucho acierto la Universidad Nacional de Música ha sacado a luz Antec Vol. 8 - N° 2dedicado a la conmemoración de la gesta de Ayacucho. 

    En ese número se puede leer un artículo escrito por el investigador chileno José Manuel Izquierdo sobre Alzedo y su "Canción a la batalla de Ayacucho" compuesta probablemente en 1863 y estrenada en ese año o quizás en 1864, año en el que se festejó el 40 aniversario de la batalla.

    Izquierdo nos recuerda que en abril de 1864 una escuadra española se había apoderado de las islas Chincha y el presidente Pezet se empeñó en buscar una salida diplomática y no declaró la guerra a España que era el clamor popular.

"no puede ser hipócrita una celebración de Junín y Ayacucho mientras la Escuadra Española ocupaba territorio peruano: “Vencer o morir es en lo que se funda el honor peruano”("El Comercio", 7 de noviembre de 1864).

     Esa obra se volvió a escuchar en 1924 con motivo del Centenario y ese año se realizó una publicación del manuscrito de la partitura que puede consultarse en ese número. La letra de la canción, se señala,  es autoría del poeta arequipeño Trinidad Fernández:

El triunfo y los recuerdos cantemos de Ayacucho
Que América en sus campos selló su libertad.
Y allí nuestros abuelos el último cartucho
Quemaron por librarnos de ruin cautividad.
Del nueve de diciembre loemos la memoria
Que más alta victoria el orbe admiró.
En ese fausto día, Perú, de su verdugo
El ominoso yugo tu brazo sacudió

    También se nos brinda la oportunidad de escucharla en este video:



   Otro artículo está dedicado al "Himno conmemorativo al Centenario de Ayacucho" del músico catalán radicado en ese entonces en Lima, Severino Sedó. El artículo es autoría de Aurelio Tello, reconocido compositor y profesor (en 1976 - 1977 tuve la suerte de ser su alumno en la entonces Escuela Nacional de Múisca) y editor de la revista. En la publicación hay con QR que permite descargar la partitura entera.


    Con respecto a este Himno, la historiadora Carlota Casalino, en su obra Centenario: las celebraciones de la independencia 1921 - 1924 (publicada en Munilibros N° 10) nos dice:

Por la tarde del mismo 9 de diciembre de 1924 se llevó a cabo la ceremonia de inauguración del monumento al Gran Mariscal de Ayacucho Antonio José de Sucre, en la plaza que lleva su nombre, en Santa Beatriz, con la presencia de las autoridades y miles de asistentes. Los niños de los colegios se encargaron de interpretar el “Himno a Ayacucho” y el alcalde de Lima colocó una corona de flores como homenaje (Casalino 2017:61-63).

    En Ayacucho, con ocasión del centenario, se publicó  "Melodías Religiosas en Quechua" del sacerdote José Pacífico Jorge.

BNP

4. La fiesta del Centenario de Ayacucho en París

    La revista "Mundial" hizo un recuento de las actividades conmemorativas del centenario en París. El 8 de diciembre se realizó una ceremonia en universidad La Sorbona con asistencia del presidente de la república francesa y varias autoridades más. Para dar inicio a la ceremonia, la Banda de la Guardia Republicana, a las 4 pm., hizo escuchar las notas de La Marsellesa y en seguida nuestro Himno Nacional. Después de los discursos, finalizó la ceremonia con "las canciones criollas de América y aires de flauta por M. d'Harcourt, Mlle. Felici y M. Desormiere" ("Mundial N° 242, 21.01.1925)

5. EL SOL DE AYACUCHO

 También en diciembre de 1924, en el Teatro Forero de Lima, el día 11, se estrenó El Sol de Ayacucho: poema dramático en tres actos, original y en verso del literato español Francisco Villaespesa, escrito por invitación expresa del presidente de entonces, Augusto B. Leguía.

    Para las celebraciones del Centenario se había invitado a distintos escritores e intelectuales: aceptaron la colaboración y asistieron al acto oficial, aparte de Villaespesa, el peruano Santos Chocano, el argentino Lugones -quien pronunció allí su famoso y promilitarista Discurso de Ayacucho- y el filósofo mexicano Antonio Caso; rechazaron, en cambio, la invitación por la represiva dictadura de Leguía, José Ingenieros, Valle-Inclán, José Vasconcelos, Gregorio Bermann y Romain Rolland (Bustelo 2009), citado en "Villaespesa en el Perú: la obra y el estreno de El Sol de ayacucho" (José y Rafael Valles 2019).

"Variedades" N° 877 - 20.12.1924

"Variedades" N° 877 - 20.12.1924

    El sello Artophone sacó a la venta "Sol de Ayacucho" un Camel Incaico (ver arriba). El disco que lleva el N° 79, no indica el nombre del autor. Escuchando la música, nos percatamos que el primer tema es la catchua, utilizada por Rebagliati en su rapsodia "Un 28 de julio en Lima" y el segundo tema es "El Canto de Las Ñustas" de Leandro Alviña. No hemos podido determinar por el momento si ese disco tiene alguna relación con la obra de Villaespesa.

    En Internet hemos encontrado la portada de una partitura titulada "El Sol de Ayacucho" jazz incaico de N. Zamudio, de quien por el momento no poseemos mayor información y que quizás sea la música grabada en el disco Artophone. (En los Blogs "Nemovalse" de José Félix García y "El Anacrónico" de Gino Curioso se encuentra información sobre ese sello y su propietario Edmundo Jaramillo Avilés).

 



    Las fiestas del Centenario finalizaron con grandes bailes ofrecidos por las embajadas de Venezuela y Bolivia y se clausuraron con el "Gran Baile de Palacio" que se realizó en un salón inaugurado expresamente para ese fin en el Palacio de Gobierno. 

    En una segunda parte, con la colaboración de Carlos Cerquín, amigo y conocer de nuestra música criolla vamos a continuar aportando y ofreciendo más canciones.
 

jueves, 28 de noviembre de 2024

EL HIMNO NACIONAL DEL PERÚ: LA PARTITURA PARA BANDA Y LA GRABACIÓN EN LIMA EN 1899

 


Disco Columbia P1. Colección: Darío Mejía

    Hasta ahora, ninguna de las personas que se han dedicado a estudiar la historia del Himno Nacional del Perú se ha preguntado por qué la grabación del Himno Nacional del Perú realizada por la Banda del Primer Regimiento de Artillería de Montaña del Ejército peruano, que salió a la venta en el disco P1 de la serie “discos nacionales peruanos”  del sello Columbia, en 1912, tiene la introducción de 16 compases que Alzedo incluyó en la partitura  publicada en 1864, cuando ya el 8 de mayo de 1901 se había aprobado la restauración hecha por Rebagliati que no tiene esa introducción. La versión del Himno Nacional grabada por la Banda del Primer Regimiento de Artillería de Montaña del Ejército peruano, es la única grabación del Himno basada en la partitura para piano publicada por Alzedo en 1864. En el presente artículo vamos a tratar de echar luces sobre este asunto.

1.    La partitura de 1864: La introducción de 16 compases y la Historia crítica del Himno Nacional de Carlos Raygada

    Los dos tomos que componen la Historia Crítica del Himno Nacional de Carlos Raygada se han constituido en la fuente más importante en la que se han basado todos los estudios sobre nuestro Himno Nacional. No podía ser de otra manera, la obra de Raygada es el resultado de una investigación que él inició en la década de 1930 y que se prolongó hasta su publicación en 1954. En “La Prensa” del 28 de julio de 1939 se publicó uno de los capítulos del libro.

    En el tomo I de su obra, Raygada muestra, en orden cronológico de publicación, todas las partituras que pudo reunir. La número 4, es la partitura que se anunció en “El Comercio” del 28 de mayo de 1864. La partitura fue litografiada en Hamburgo en la casa E. Ritter por encargo del Almacén de Música E. Niemeyer e Inghirami, que tenía sus sedes en Lima (en la Calle de Mercaderes 49) y en Chile, en las ciudades de Valparaíso y Santiago. Esa partitura es la que tiene la introducción de 16 compases que no aparece en ediciones ni anteriores ni posteriores. Raygada dice al respecto lo siguiente: “Este ejemplar tiene también valor histórico por ser el único que se conoce —y al parecer el único que se publicó— posiblemente autorizado por Alzedo. Es así mismo el único precedido de una introducción” (Raygada, 1954 Tomo I: 106).


Imagen: BNP

    Al parecer Alzedo hizo publicar esta partitura como respuesta a la versión del Himno publicada por el músico sueco residente en Lima Karl J. Eklund, que se anunció en “El Comercio” del 16 de junio de 1863. Alzedo consideró la versión de Eklund una deformación de su obra. En junio de 1864, en “El Comercio” se inició un cruce de cartas entre Alzedo y Eklund, en las que ambos se lanzan acusaciones con respecto a su ideoneidad musical. En el segundo tomo de su obra, Raygada reproduce la carta de Eklund, publicada en “El Comercio” del 20 de junio de 1864, de la que tomamos estos párrafos:

La introducción que U. ha agregado al suyo es para mí completamente desconocida hasta ahora; (…) No dejará U. de conocer que su nuevo Himno, en su mayor parte es muy sencillo y pobre de música, y bastante variado a lo que cantan en general: es prueba evidente que este último no está conforme al primero que escribió Ud. ahora cuarenta años, sino que es modificado. (…) Está U. en su derecho de quitar, agregar, y hacer las variaciones que mejor le convengan por ser su propia obra; pero ya desde que la conoce el público de una manera, muy difícil es introducir en el Pueblo nuevas modificaciones e ideas desconocidas que necesitaría mucho tiempo para sistematizarlas, que es un inconveniente para U. mismo proponerse a sostener semejante capricho. Si las alteraciones que le parece haber sufrido su Himno se han hecho populares no siendo de tal naturaleza que desfigura y destruye el tema o parte del argumento de la poesía debe U. dejarlas porque dicho Himno ya no pertenece a U. ni a mí sino al Pueblo, y por lo mismo respetarlo conforme está sistematizado y generalizado (En: Raygada 1954, Tomo II: 171).

    Alzedo respondió con una carta publicada el 10 de julio de 1864, pero en ella no hizo ninguna referencia a la introducción que creó para la edición de ese año y que es la siguiente:    


Imagen: BNP

    Posteriormente se editaron otras partituras pero sin esa introducción y en 1869 Rebagliati hizo la “restauración, armonización e instrumentación del Himno con plena aprobación del autor”.  Todo esto nos podría llevar a pensar que la introducción fue olvidada, quizás sucedió así en nuestro país, sin embargo Raygada hizo referencia a una publicación de esa partitura aparecida en 1896, que él “no ha podido ubicar”. Se trata de la partitura que está en la Gran Guía Estadística Sudamericana publicada en Uruguay, cuya segunda edición es de 1896. La sección correspondiente al Perú comienza con la partitura de 1864, la de los 16 compases.

2. EL HIMNO NACIONAL Y LA EXPOSICIÓN UNIVERSAL DE PARÍS DE 1900

              Hemos señalado la importancia de la investigación de Carlos Raygada sobre el Himno Nacional. Sin embargo, Raygada no alcanzó a revisar todos los números de "El Comercio". Por nuestra parte hemos encontrado en ese diario notas que dan cuenta de una interesante polémica ocurrida con motivo de la presencia del Perú en la Exposición Universal de París de 1900. 

         Darío Mejía publicó al respecto, en su Facebook (el 3 de abril de 2022), ya que le hicieron llegar las notas publicadas el 11 y el 21 de agosto de 1899 en "El Comercio", notas que Raygada no tomo en cuenta. Pero en el "El Comercio" había más. Veamos...

        Este capítulo de la historia del himno Nacional comenzó cuando en 1896 se crea el "Instituto Técnico" y se le encarga preparar los productos que se iban a mostrar en la Exposición Mundial de París de 1900. El Personal del “Instituto Técnico” fue el siguiente:

Presidente: Antero Aspíllaga
Vice-presidente: Federico Blume
Director Secretario: Alejandro Garland
Director Tesorero: José. M. Cantuarias
Bibliotecario: Pedro C. Venturo
(De: Memoria de la Dirección de Fomento al Sr. Ministro del Ramo Lima, 1899).

    El Instituto Técnico publicó en junio de 1899 las instrucciones para los interesados ("El Comercio" 6 de julio). En una nota de ese diario, aparecida el 4 de agosto el señor Antonio Garland, Director del Instituto Técnico hacía referencia a la circular del 26 de julio en que se fijan los plazos máximos de entrega de los productos.

    Por otro lado Garland fue de la idea de que nuestra música podría ser un atractivo en el pabellón peruano en la Exposición Universal. Ante la imposibilidad de poder presentar música en vivo, se le ocurrió que se podía grabar la música en cilindros y poner un fonógrafo en el pabellón peruano donde los visitantes pudieran escuchar una colección de "aires nacionales".  Se designó al guitarrista y compositor Máximo Puente Arnao para que se encargara de todo lo concerniente a ese fin. Máximo Puente Arnao en esa fecha todavía no era muy conocido, sin embargo algunos años después logró grandes triunfos como compositor de obras para guitarra y mandolina. 

    El día 11 de agosto de ese año se publicó la siguiente nota:

El Perú en la exposición de París de 1900

Hemos tenido la ocasión de hablar con el señor Máximo Puente Arnao, notable guitarrista y profesor de música de Lima, sobre el encargo que ha recibido de la comisión central del Instituto Técnico, de componer y seleccionar aires nacionales y otras piezas hechas en el país, para enviarlas en cilindros fonográficos al pabellón peruano que figurará en la exposición universal de Paris de 1900 con el objeto de dar una idea del arte musical en el Perú.

La expresada junta ha autorizado al señor Puente Arnao para adquirir un buen fonógrafo, el cual ya ha sido encargado a Francia, a la fábrica Pathé Fréres de París por conducto de la casa Harth y con intervención del señor Sanz delegado del gobierno en todo lo relativo a la exhibición peruana. El señor Puente Arnao está preparando un interesante y bien concertado programa,  en el que figurarán unas veinte producciones suyas, casi todas de sabor nacional, entre las que merecen especial atención una mazurka y una marinera para estudiantina muy caprichosa y de suma originalidad; dos trozos de una zarzuelita inédita; una marinera  y una marcha características de salón para guitarra sola, de múltiples y variados efectos; y un sentimental yaraví titulado “La despedida”, que es una serenata de estilo peruano, para tenor, barítono y bajo, con acompañamiento de quenasbandurrias y guitarras.

Varios profesores de Lima han ofrecido espontáneamente sus servicios al señor Puente Arnao, el que no obstante, piensa invitar a tomar parte en el trabajo a otros caballeros, figurando en primera línea los señores Rebagliati y Castañeda. El primero con el fin de que dirija una orquesta, en la que tomarán parte nuestros aventajados diletantes, y la que interpretará dos a tres piezas compuestas en el País; y el segundo con el objeto de que exhiba alguna composición propia ya sea ejecutada por él o por alguna de sus más inteligentes discípulos.

Además se pondrá de acuerdo con algunos compositores de piezas de baile, autores de zarzuelas nacionales, cantantes y directores de bandas, para que preparen, cada uno en su respectivo terreno, las piezas y trozos de mayor mérito, los que en su oportunidad serán grabados en los cilindros del fonógrafo.

Hay en el programa del señor Puente Arnao un número que estamos interesados en que resulte con la mayor lucidez posible. Se trata del Himno Nacional del Perú, el que será cantado por un coro de ambos sexos con acompañamiento de bandas de música, y cuyas estrofas correrán a cargo de una de las distinguidas señoritas aficionadas de nuestra capital.

Es de desearse que el señor Puente Arnao preste gran atención a este número, que elija buenos cantantes y sea incansable en los ensayos.

Por lo demás, no dudamos que todos los maestros que sean solicitados para la realización de esta importante obra, cooperarán gustosos, por tratarse de un asunto patriótico, de interés general y que redundará en beneficio del país.

Felicitamos al jefe de la oficina central señor Garland, por su idea de enviar una colección de aires nacionales a la exposición de Paris, lo cual constituirá un gran aliciente y traerá como consecuencia el que nuestro pabellón sea más visitado, por la curiosidad que siempre despiertan las músicas y cantos populares de cualquier región del globo y con este motivo haya más ocasión de que se observen las demás exhibiciones de productos agrícolas, mineros y otras industrias. Dada la competencia del señor Puente Arnao, no dudamos del buen éxito de la empresa. ("El Comercio" 11 de agosto de 1899). 

    Acá es necesario hacer varios comentarios. En primer lugar, la designación de Máximo Puente Arnao para esa misión no fue del agrado de músicos como Valle Riestra y seguramente otros que se consideraban más aptos que Puente Arnao para esa misión. Puente Arnao era guitarrista y compositor pero de obras para mandolina y guitarra y mandolina y piano. Como se lee, solicitó la participación de Rebagliati para dirigir piezas orquestales. Tampoco fue de mucho agrado que se pretendiera mostrar la música peruana en cilindros grabados. Por otro lado Puente Arnao priorizó sus composiciones para formar la muestra representativa de cilindros que iban a escucharse en el pabellón peruano en París. Lamentablemente ni su mazurka ni su "marinerita muy caprichosa" para estudiantina han sobrevivido. (Sobre el Himno Nacional comentaré más adelante).

Ilustración Peruana" n° 24 - 16 de diciembre de 1909

    El sábado 16 de setiembre, en "El Comercio", se publicó un anuncio dando a conocer que Máximo Puente Arnao había entregado al Director Secretario  del Instituto Técnico, Antonio Garlad, una partitura "instrumentada para banda" del Himno Nacional hecha por el entonces Director General de las Bandas del Perú, el filipino José Sabas Libornio Ibarra, quien ya tenía fama ganada en Lima entre otras cosas, por haber compuesto la "Marcha Nacional Peruana" que después pasó a denominarse "Marcha de Banderas":

Himno nacional.:—El señor Máximo Puente Arnao, comisionado para todo lo concerniente a la representación del arte musical peruano en la exposición de París, cumpliendo con un encargo del jefe de la oficina central, don Alejandro Garland, ha proporcionado a este caballero un ejemplar del himno nacional del Perú, instrumentado para banda; el cual será enviado a París, a fin de que sea ejecutado, mientras dure la exposición por una de las bandas del ejército francés en el pabellón peruano, según concesión acordada por el gobierno de la gran república, europea al señor Sanz, delegado peruano en la expresada exposición. 

El señor Puente Arnao ha escogido, entre varias armonizaciones del himno en referencia, la del competente maestro Libornio.

"El Comercio" 16 de agosto de 1899

    Como se lee en la primer párrafo dice partitura "instrumentada para banda" por el señor Libornio. Acá no hay lugar a dudas, Libornio hizo una partitura para banda. Lamentablemente no hemos podido ubicar esa partitura y tampoco verificar que haya sido tocada por alguna de las bandas del ejército francés.

     Con esa publicación estalló la polémica. No estaba claro si se trataba de una "instrumentación" o una "armonización" del Himno. El martes 19 de ese mes se publicó en "El Comercio" una nota firmada por "un aficionado" (probablemente Valle Riestra) que dice lo siguiente:

Himno Nacional

Señores Cronistas de EL COMERCIO.

    El propósito que tenemos al dirigirnos a ustedes, creemos que sea, bastante, para que con el interés qué distingue el acreditado órgano, den cabida a estas líneas; pues habiendo leído en la crónica del sábado, que el señor Puente Arnao había entregado para que se toque en la exposición de París, la armonización del Himno Nacional hecha por el señor Libornio, prefiriendo la de éste maestro, queremos hacer constar que: el Himno Nacional, no necesita de armonización, pues una de las bellezas que lo distingue es su rica armonización, la que lo ha hecho que sea uno de las mejores del mundo. Concebido sobre la tonalidad de fa mayor, asombra que nuestro desgraciado Alcedo, haya podido modular con maestría, a tonos tan lejanos del indicado, conservando la unidad en la composición.

    Armonizar, es poner en armonía; y nuestro Himno está puesto, repetimos magistralmente en armonía. Y si por armonización, se ha querido decir instrumentación, la preferencia no es cierta, pues a los que pueden hacerlo en esta tierra, no se les ha pedido esa instrumentación.

    Tratándose de que el Perú este presentado en la Exposición de Paris, creemos que todo lo que se lleve allí, debe ser peruano; y notamos en el proceder del señor Puente Arnao una deliberación que contraria a este fin, eligiendo una instrumentación de una persona competente, verdad, pero que no es nacional, con una circunstancia agravante, que no es cierta como hemos dicho la preferencia, porque no se ha pedido instrumentación a los peruanos que pueden hacerla.

    De otro lado el Himno Nacional no es una novedad para el mundo europeo; porque hasta en los métodos extranjeros se le encuentra. Pero si se le ha podido hacerlo conocer, tal como lo escribió Alcedo, que no lo conocen allá y aquí mismo entre nosotros también es generalmente desconocido. Nos expresamos de este modo, porque el Himno de Alcedo, tiene una introducción que no la tocan entre nosotros ni en los ejemplares europeos la hemos visto.

    Desearíamos saber, pues, si la preferencia ha comprendido la Introducción.

    Don José Bernardo Alcedo, desconocido entre nosotros, y mal apreciado, fue uno de los maestros más distinguidos no del Perú, solamente, donde a decir verdad, no ha habido otro músico, sino en el mundo en general. Tiene composiciones que bien merecían buscarse y remitirse a París, sin necesidad de armonización; y estas composiciones sí podrían representar debidamente al arte musical cultivado por un ingenio peruano. Conocemos, por ejemplo, una misa en re menor valiosísima; y así otras obras del olvidado maestro.

    Ignorábamos que se deseaba preferir una armonización; pero si ha habido tal propósito, nada más natural que haber abierto un concurso entre peruanos, el cual hubiera demostrado a la vez, que en el Perú hay quien armonice, o mejor dicho, conozca el arte de manejar el conjunto de instrumentos de banda, distribuyendo en ellos las diferentes partes de una composición, ya expresando las ideas, ya el acompañamiento; y para buscar la imparcialidad, se han podido dar al señor Libornio todos los trabajos, quién los hubiera hecho ejecutar y ser dicho maestro el que hubiera hecho en justicia la preferencia, consiguiéndose además estimular a los peruanos para el cultivo del arte; realizando el objeto de nuestra concurrencia a esa exposición, porque entendemos que no nos importa presentar allí nuestras obras manejadas por extranjeros, si no en el estado nacional por todos los hechos, productos de nuestro organismo y evolución social.

Agradeciendo, pues, esta inserción queda a sus órdenes

                                            Un aficionado

    En la carta, el "aficionado" (Valle Riestra), se preocupa por saber si es una nueva armonización o una instrumentación, también por saber si en la partitura se incluye la introducción del Himno Nacional que Alzedo compuso en 1864 y cuya partitura, como hemos señalado la publicó el Almacén de Música E. Niemeyer e Inghirami.

    Esa publicación no tuvo respuesta inmediata por parte de Puente Arnao. 

    El jueves 21 de ese mes, un anuncio en "El Comercio" informaba lo siguiente":

Exposición de 1900.— El señor Máximo Puente Arnao, encargado por el Instituto Técnico de coleccionar piezas y aires nacionales, para enviarlos al pabellón peruano de la Exposición de Paris en los cilindros de un fonógrafo; está arreglando las piezas siguientes:

Vals "Del Rímac al Plata", de los hermanos Criado y Tejada (Maria Luisa y Víctor L.)

Vals "Dreyfus Libre", de la señora Artemisa Higueras y, de la Barrera.

Yaraví "la Despedida” del señor M. Puente Arnao, el cual será tocado por 6 guitarras y 4 bandurrias. El canto correrá a cargo de 2 tenores, 2 barítonos y un bajo.

    (Una partitura, manuscrita, del vals “Del Rímac al Plata” instrumentada para banda de músicos hecha por Libornio forma parte de la colección de 49 tomos de ese compositor que se conservan en el en Centro de Estudios Histórico Militares).

    El 11 de octubre que se publicó en "El Comercio" esta larga carta firmada por Puente Arnao:

Música peruana en la exposición de París

    No hay ninguna persona imparcial que desconozca el notable celo e inteligencia con que el Instituto Técnico procura que el Perú sea debidamente representado en el universal certamen que próximamente se realizará en la gran metrópoli francesa. Pero si sus trabajos considerados en general, y por lo que respecta al comercio, la agricultura, la minería y las industrias, han merecido justamente unánime aplauso, en lo que se relacionan en particular con el arte musical y la comisión que se me ha conferido para que coleccione en un fonógrafo distintos aires musicales, han sido en estos últimos días, dichos trabajos, objeto de una nota discordante, y de ciertos comentarios que, si bien debemos suponer tienen por origen un sentimiento noble, descansan en concepciones utópicas y en graves errores que importa desvanecer.

    Admitamos desde luego como un principio incontrovertible y que se presenta con toda claridad a la inteligencia, que sería muy conveniente para que nuestro arte musical se exhibiese dignamente, en aquel gran torneo de las artes y de las ciencias, que el Perú mandase al viejo continente un número competente de profesores y de músicos distinguidos que diesen a conocer de una manera genuina cual era el punto a que, bajo este respecto, habíamos llegado en el camino de la civilización y de la cultura. Así también se evitaría al papel humillante que al procederse de otro modo desempeñaría nuestra patria, a juicio del señor Valle Riestra, cuando, según sus palabras, la Hungría envíe a la exposición sus grupos músicos bohemios, que al prestigio de una ejecución llena de idealismo y de fuego, unen el de una música de maravillosa expresión y colorido; cuando la Rusia mande a los cantores de su imperial capilla, o a la fanfarra de su regimiento de Preobranjsky; cuando Italia, España y Alemania concurran con sus artistas más famosos…

    Permítasenos, antes de continuar, confesar con franqueza que como peruanos y participando de la impresión general, nos hemos sentido profundamente lastimados con el paralelo inoportuno que se establece entre nuestra pobreza artística y la riqueza musical de las viejas naciones de Europa. Esto no nos parece serio ni delicado y tiene el aspecto de un sangriento sarcasmo.

    Pasando ahora al examen que me he propuesto, observo que, en el caso que fuera factible formar una orquesta digna del fin a que se le destina aquí en Lima donde no abundan los buenos elementos, sin negar los progresos que ha hecho nuestro arto musical, ¿pueden ellos estimarse de tanta importancia que nos permitan enviar a Europa la orquesta en referencia?, Es claro a todas luces que no, como también es de una perfecta evidencia que al erario nacional no le sería posible efectuar el crecido desembolso de muchos miles de soles que demandaría a no dudarlo, la instalación de qué hablamos. Pero aun cuando estas dificultades realmente insuperables se llegasen por fortuna a zanjar ¿habría motivo justificado para que nuestro arte musical todavía en estado incipiente, no obstante sus adelantos, y que aún no ha salido de la infancia, tuviese una representación tan aparatosa y de tan elevado costo? Ahora, si debe formarse en el mismo París y con músicos extranjeros la orquesta de que habla el señor Valle Riestra, los inconvenientes que de ello provendría son tangibles, y los resultados fáciles de prever. ¿Cómo sería dable que profesores alemanes, franceses o rusos interpretaran convenientemente uno de nuestros más simpáticos y característicos aires nacionales que titulamos marinera, dándole la animación, la viveza y el fuego que le corresponde, revistiéndolo de ese conjunto de galas, rítmicos tamboreos, caprichosas figuras y variados matices, ejecutándolo en fin como saben hacerlo los hijos del país? ¿Sería posible por otra parte que los yaravíes peruanos, eterno lamento del indio de nuestras punas, y que revela sus seculares desgracias, fuesen cantados por artistas extranjeros, de diverso acento y de distinta pronunciación, con la misma ternura, expresión y melancolía con que lo entonan las bellas y sentimentales hijas del Misti, o de cualquiera otra sección del suelo peruano?

    Todos pensarán conmigo en que el fonógrafo más imperfecto dará una idea más acabada y verdadera de nuestras piezas y cantos populares, que la diva más eminente y la orquesta más afamada de cualquiera otra nacionalidad.

    Se ve pues, que en el primer caso se trata de un pensamiento ciertamente hermoso, pero que por desgracia dada las condiciones en que nos encontramos, y examinándolo, no en la delicada región del ideal y de los anhelos patrióticos, sino en el terreno de los hechos, que es donde deben plantearse las cuestiones de la vida real, resulta ser completamente impracticable Con respecto a la otra faz de la cuestión, creo haber probado que no interpretando debidamente una orquesta europea nuestro género de música y careciendo esta de verdadero colorido y sabor nacional, no se consigue el objeto de dar idea de los aíres del país; eso sin tener en cuenta quo sería también muy graboso para el estado el sostenimiento de ese grupo de artistas mientras durase la exposición, y en una circunstancia en que á consecuencia de los múltiples espectáculos, como representaciones teatrales, conciertos, etc. que deben realizarse más que en épocas normales en todo Paris, escasearán los músicos y los que puedan conseguirse exigirán crecidas recompensas. Todo esto explica suficientemente, a mi entender, la conducta de la comisión central del instituto técnico, y manifiesta la sensatez y acertado criterio con que ha procedido, limitando su acción a lo único hacedero y practicable, concibiendo la feliz idea de reunir en un buen fonógrafo diversos aires nacionales, que atrayendo con su novedad y belleza mayor concurrencia al Pabellón Peruano, llamasen la atención del público hacia la exhibición de los ricos productos de nuestro suelo, que es el fin cardinal que se, tiene en mira. Y aquí siento verme de nuevo precisado a impugnar al ilustrado crítico que ha salido a la palestra. El señor Valle Riestra, por una, deplorable aberración, de que no se ven libres las más claras inteligencias, y cediendo a la influencia de ideas preconcebidas y sistemáticas, cree que el fonógrafo es un instrumento enteramente inaparente para el objeto expresado, pues lo considera inarmónico y reñido con las leyes del arte, y acreedor, cuando más; a que se le mire como un juguete científico. Nada más distante de la verdad.

    El fonógrafo constituye uno de los más grandes y fecundos inventos de este siglo; dando a conocer la voz, ya sea hablada, cantada, con todas las inflexiones, con el movimiento que la distingue, con su vida propia, hace desaparecer la distancia del tiempo y del espacio, y por una especie de maravilla, sin nombre, que marcará una nueva época en los anales del arte y del progreso humano, nos permite escuchar, cual si estuvieran presentes, al orador que habla o al artista que canta en el otro hemisferio, y aún a los que hace años han abandonado la escena del mundo, asegurando así a la voz humana la gloriosa aureola de una vida interminable. Los efectos [debe decir defectos] que se le atribuyen en cuanto a las notas agudas y graves, se advertirán ciertamente en esa gran profusión de aparatos que inundan nuestros mercados y que constituyen la especulación de muchos comerciantes, pero no se encuentran en los buenos fonógrafos construidos con todo esmero y conforme a los últimos adelantos; hallándose a este respecto en la misma condición que cualquier instrumento musical que no siendo debidamente fabricado, no llena por completo su objeto.

    Y todo esto se explica sin esfuerzo, pues la armonía, la medida, la melodía y el ritmo que, según las leyes de la estética y las autorizadas enseñanzas de los preceptistas, son los factores de la belleza artística, pueden aplicarse y tener cabida fácilmente en el fonógrafo, teniendo este sobre los demás instrumentos [el buen fonógrafo repito] la inapreciable ventaja de que reproduce los sonidos y la voz con admirable perfección, y con una exactitud que podíamos llamar matemática, a la manera de lo que sucede con el retrato hecho en copia fotográfica, o con la imagen que se proyecta en el fondo de un espejo.

    Una irrefragable experiencia por último viene a confirmar estas reflexiones, poniéndoles el sello, de la evidencia; pues solo a favor del fonógrafo hemos podido oír, sin trasportarnos a la sala de sesiones del congreso español, loa elocuentes discursos de Emilio Castelar, y escucharlos can la misma voz, con las mismas inflexiones, con la propia entonación y énfasis con que las pronunciara el egregio orador, así como también embriagarnos con las arrebatadoras armonías de la incomparable cantatriz Adelina Patti.

            Omitiendo rectificar por falta de tiempo muchas otras apreciaciones inexactas, debo declarar al concluir, que no tengo interés alguno en llevar adelante la labor con que me honró el instituto, y la cual, dicho sea de paso, tengo muy avanzada a costa de inmensos esfuerzos, como pueden atestiguarlo más de cien personas que iban a coadyuvar con sus servicios, y que han aprobado en todas sus partes el variado, original, interesante y selecto programa que se estaba siguiendo, y en el que figuran firmas de nuestros más aventajados compositores. Desisto, pues, de buen grado de llevar a cabo esta empresa, pero dejando constancia del móvil patriótico que a ello me anima y de que es solo por no servir de óbice a los adelantados trabajos que nos ha revelado ahora tiene emprendidos el señor Valle-Riestra, cuya competencia es notoria, pero no porque yo estime como un juguete científico el fonógrafo. Juguete científico llamó también el ilustre Thiers a los caminos de hierro, y, sin embargo, se extienden como una inmensa red por todo el globo, Impulsando sin cesar el adelanto universal. Juguete científico se apellidó también el espectro con sus vistosos matices; y, merced a su análisis, conocemos más lo que pasa a muchos millones de leguas de nosotros en las profundidades do la bóveda celeste. Un grande hombre calificó igualmente de juguete científico la aplicación del vapor a la navegación; y, no obstante, un sin número de naves cruza por todos los mares con la velocidad del meteoro, llevando a las últimas extremidades del orbe, el comercio, la industria, la vida y la civilización.

            Máximo Puente Arnao

    Puente Arnao desistió de la tarea a pesar de que "la tenía muy avanzada a costa de inmensos esfuerzos". ¿Qué significaba eso? Como hemos visto, logró que se envíe a París la partitura para banda hecha por Libornio Pero, ¿Había logrado que se grabe en cilindros parte del repertorio propuesto? No hemos podido hallar documentos de la época que puedan apoyar la veracidad de una respuesta positiva o negativa.

    La polémica sobre las versiones del Himno Nacional continuó en 1900, sin la intervención de Puente Arnao, y sólo concluyó cuando en 1901 se oficializó la versión restaurada. La introducción de 16 compases todavía era motivo de discusión. Vella Riestra en una carta fechada el 4 de marzo de 1900 y publicada en "El Comercio" del 7 de ese mes en la que dice lo siguiente sobre la introducción del Himno:

Obra de piadoso patriotismo sería, me parece, impedir las ejecuciones escandalosas que á cada paso oímos los días del aniversario en nuestros teatros, plazas y paseos, ejecuciones en las que se le presenta cambiado según el capricho ó el humor de directores de orquesta o banda, que le quitan o agregan lo que más les viene á cuento, basándose para sus arreglos, casi siempre en ediciones que nos vienen del extranjero y que no respetan ni su forma ni su espíritu. Sean de esto testigos los innumerables ejemplares que encontramos á cada paso y muy especialmente el que trae la "Gran Guía Sudamericana", obra publicada en Montevideo, que ha circulado profusamente en todas las repúblicas de América, á la que se ha suscrito nuestro gobierno y en la cual aparece el himno peruano adornado con una introducción que nunca ha sido suya y con infinitas añadiduras y variantes que lo convierten de hermoso en ridículo y vulgar [resaltado añadido]. 

3. La grabación del Himno Nacional por la Banda del Primer Regimiento de Artillería de Montaña

    Sin embargo, la vida no deja de darnos sorpresas. A fines de 1911, comenzó a publicitarse en "El Comercio" la llegada de los discos "Columbia" con "repertorio nacional". Como es de conocimiento público la serie “P” estaba constituida inicialmente por 91 discos de doble cara (posteriormente se agregó un disco, el 92, dedicado a la memoria de Jorge Chávez).  La mayoría de grabaciones fueron hechas por el dúo Montes y Manrique. Diez grabaciones fueron hechas por bandas de músicos. El primer disco de la serie "P" tiene en un lado el Himno Nacional del Perú grabado por la Banda del Primer Regimiento de Artillería de Montaña y en el otro lado la marcha "Ataque de Uchumayo" grabado por la banda del Regimiento de Gendarmes de Infantería (que en total grabó 6 canciones). 

“El Comercio” 09.11.1911

    En esa serie de discos grabó también la banda de la Escuela Militar de Chorillos (3 canciones). Pero la Banda del Regimiento de Artillería de Montaña sólo grabó el Himno Nacional y lo grabó de acuerdo a la partitura que Alzedo realizó y mandó imprimir en 1864 con la introducción de 16 compases que, como se ha señalado, no existe en ninguna de las versiones anteriores ni posteriores. ¿Cómo pudo ser esto posible si ya 1901 ya se había oficializado la restauración hecha por Rebagliati? La única respuesta a esa interrogante es que el disco Columbia de 1911 se imprimió teniendo como matriz un cilindro grabado antes de 1901. ¿Pudo ese cilindro haber sido grabado en 1899 por la banda del Regimiento de Artillería de Montaña, para ser enviado a la Exposición Universal de Paris de 1900? Pienso que sí pudo serlo. Recordemos que el primer fonógrafo llegó al Perú en 1892 y al poco tiempo en Lima y en provincias se realizaban grabaciones y exhibiciones de fonógrafos. 

    Otra cosa que llama la atención de esa grabación es que está en la tonalidad de Re Mayor y no en Fa Mator o Sol Mayor como las demás grabaciones en banda. ¿Porqué se escogió la tonalidad de  Re mayor? ¿Es que pudo tratarse de una versión de banda para acompañar a un coro escolar?. Por el momento no tengo respuestas....

Banda de música del Regimiento de Artillería de Montaña.

José Sabas Libornio al extremo izquierdo. Foto: familia Libornio

    De la versión sobre la que se basa la instrumentación para banda, se tiene las partituras para canto y piano. Si tomamos en cuenta lo que hemos expuesto, no es aventurado pensar que fue Libornio el que escribió la partitura para banda, la que lamentablemente no hemos podido ubicar. En la colección Libornio que se encuentra el en Centro de Estudios Histórico Militares (cuyo local es el que sirvió de pabellón peruano en la exposición de París de 1900 y que fue desmontado y traído al Perú y está ubicado en el Paseo Colón) existe el manuscrito de la partitura del Himno Nacional para banda, pero está basada en la versión oficial de 1901. También se encuentra la partitura para banda de “Ataque de Uchumayo”. Libornio, hay que recordarlo, continuó como Director General de las bandas del ejército hasta poco antes de su fallecimiento ocurrido el 9 de diciembre de 1915.


ANEXO: 3 versiones del disco Columbia P1 con el Himno Nacional del Perú grabado por la Banda del Primer Regimeinto de Artillería de Montaña.

Colección Darío Mejia

Colección: Gino Curioso


Himno Nacional y Ataque de Uchumayo