"Extra" Nº 6 - Año I - 4 de enero de 1955 |
¿Está
en Lima la Chola Jesús? ¿Canta en alguna emisora? ¿Dónde están las muchedumbres
que se apretujaban en los auditoriums donde ella actuaba? ¿Dónde las casi diez
mil personas que aguardaban su salida en la puerta de San Marcelo, al compás de
la marcha nupcial? ¿Es que se han cansa-do de aplaudir las manos que la
ovacionaron y la hicieron, por unanimidad rotunda, Reina de la Canción Criolla?
¿No se dijo, se insistió y se repitió hasta el cansancio que Jesús Vásquez, era
para el Perú lo que Carlitos Gardel para la Argentina?
Para María Jesús Vásquez, la popularidad ha sido como
la fortuna. Quién sabe no supo aprovecharla. Administrar su popularidad le
significaba estar mucho tiempo ausente y, al regresar hacerlo meteóricamente, e
incluir en su repertorio las composiciones en boga. Ha tenido, lamentablemente,
el error de quedarse mucho tiempo al retornar, y no haberse adaptado a la
replana y al vals de Mario Cavagnaro. Su atormentada vi-da conyugal, por otra
parte, la ha llevado hacia su ocaso, quién sabe sí definitivo.
Lo sabemos, porque está programada, que actúa en una emisora
local tres veces por semana. La gente no comenta como antes sus canciones, ni
sus discos baten ya records de venta. ¿Es que Jesús Vásquez no canta como hace
cinco o seis años?, o simplemente la acompañan mal —sus mejores grabaciones
fueron con Huirse— o es que el público la ha escuchado demasiado? Jesús Vásquez
retornó hace más de un año precedida de una intensa publicidad. La cantante
había firmado contrato de exclusividad con dos emisoras: El Sol y Victoria. Las
noticias de sus éxitos ante públicos mexicanos, venezolanos, etc., que llegaban
periódicamente, aumentaron de súbito al disputarse las dos radios la
actuación de la chola Jesús. Se explotó hábilmente el dilema. Titulares en los
diarios haciendo conjeturas sobre la radio en que actuaría y los motivos por
los que estampó su firma en dos contratos.
Para terminar el litigio sesionó en pleno la Asociación
Nacional de Broadcasters. La decisión final, esperada con la ansiedad de un
acontecimiento, se dio a la media noche: Se castigó a la cancionista,
privándola de cantar por radio durante 30 días, después de los cuales debía
actuar únicamente en Radio Victoria.
Ante la aparente expectativa pública, sus empresarios
decidieron hacerla actuar en un circuito teatral, formando de inmediato la
"Compañía de Revistas Jesús Vásquez". Posiblemente porque la compañía
inició sus actuaciones en Octubre, mes negativo para espectáculos teatrales, no
pudieron, por falta de público, sostenerse ni una semana en cartelera. Pasaron
los treinta días de su sanción y la otrora popularísima chola comenzó sus
programas radiales, tres veces por semana, hasta el presente, con breves
interrupciones en que efectuó jiras a provincias sin alcanzar a llenar los
teatros como otrora.
El cargo fundamental que la mayoría del público hace
no es a Jesús, precisamente, sino a su acompañamiento. En el extranjero actuó
con las guitarras de los Charros Zamora, uno de ellos su esposo. Luego de ese
pecado imperdonable para la música criolla, en la emisora le pusieron
guitarristas de dudosa calidad artística por economizar centavos,
indudablemente. Y a la gente, acostumbrada a escuchar la voz y el estilo
inigualable de la Reina de la Canción Criolla, grabada en discos con la
orquesta de Jorge Huirse, le decepcionó sus nuevas presentaciones. Se estaba
sacrificando el prestigio y la popularidad bien ganados por la mejor intérprete
que ha tenido el vals peruano.
Es posible también que haya descuidado sus ensayos. En
pocos años de matrimonio ha tenido tres hijos, y según ella puede descuidar
todo menos el cariño y el cuidado de los pequeños. Además, dificultades en su
nueva vida originaron problemas que no le dieron la calma y tranquilidad necesarias
para que la cancionista cuidara su voz y actualizara su repertorio, a tal punto
que a la emisora se le vio llegar, en varias oportunidades, con los ojos enrojecidos
por el llanto, apenas disimulados por una capa de polvos. Después, al llegar la
crisis, su vida privada se hizo pública y, durante más de una semana, las
intimidades de su hogar ocuparon lugares privilegiados en algunos periódicos.
Así ha ido mermándose la popularidad de Jesús Vásquez. Desde su apogeo hasta
hoy; muchos intérpretes —solistas, dúos, tríos— han iluminado fugazmente la
constelación de la música criolla: "Los Trovadores del Perú", trío
lamentamente extinguido; "Los Embajadores Criollos", verdaderos
meteoros en camino de su definitivo apagamiento; "Los Morochucos",
"Los Cholos" —divididos, disputándose un nombre en medio de su mediocridad;
luego imitadoras de Jesús que por supuesto son olvidadas con mayor facilidad
que lo que ella puede serlo.
Ante la perspectiva que le espera y para recuperar su
vieja gloria, la Reina de la Canción Criolla, ha decidido salir al extranjero,
ensayar bastante y ser exigente con el acompañamiento que con criterio
mercantil le ponen sus empresarios. La Chola es joven: tiene 33 años. La calma
ha vuelto a su hogar. Tiene contratos fuera del país. El público aguardará, indudablemente,
sus discos, su promesa y su retorno. Entonces es posible que la otrora modesta
obrerita que se inició en Radio Grellaud y que con la dulzura de su voz
apasionó al Perú, lo reconquiste para siempre.
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