"CASCABEL" nº 60 - 1935
El semanario "Cascabel" se ocupó en repetidas ediciones de Rosa Ascoy de García (Rosa Dolores Ascoy Villón), gran cantante conocida como "La Limeñita". En noviembre de 1935 la consideró la "única intérprete de la música criolla" ya que según ese semanario, todos los cantantes limeños se habían "argentinizado". Cascabel fue muy crítico en ese sentido. Por ejemplo en una de sus ediciones se publicó este comentario sobre el "Centro Musical Carlos A. Saco":"La poca cotización de la música criolla es causa de espectáculos tan ridículos como el que el otro día nos hizo presenciar el Centro Musical Carlos A. Saco en una función a su beneficio.La función se realizó en el Cine Splendid, una sala victoriana que cambia de nombre todas las semanas y que alguna vez se llamó Cine Popular. Actuaron varios conjuntos Todos, conjuntos típicos argentinos. Daba risa ver todos esos zambos, cholos e injertos, empeñados en cantar como argentinos. Parecían cantores cómicos".
"La Lira Limeña" entrevistó en dos oportunidades a "La Limeñita". La primera fue en noviembre de 1935 y la segunda en febrero de 1942. "La Limeñita" se hizo popular rápidamente. En 1936 ya no actuaba sólo en las radios sino en diferentes escenarios de la capital. El 6 de marzo de ese se realizó una función en Homenaje a Rebolledo en el Teatro Municipal con la presentación de los conjuntos "de mayor éxito en las Radios" El programa fue el siguiente: A.— Sinfonía. B.— Conjunto Típico peruano - Estela Alba, Carlos Mejía, Víctor Huamán. Luis Pardo, Luis Valera y Diego Aguilar C.— Trío Saco Garrido, Bahamonte y Estrada.D.— Conjunto “La Limeñita” Rosa Ascoy de García, Alejandro Ascoy y César Oviedo E.— Trío Venero-Arévalo - Josefina Venero, Luzmila Venero y Zoila Arévalo
En este anuncio publicado en "El Comercio" del 2 de diciembre de 1936 se anuncia el debut en el Teatro Capitol del Trío Venero-Arévalo y la "Triunfal presentación por primera vez de la auténtica cantante criolla de la Radio Dusa La Limeñita":
Por ser de sumo interés comparto ambas entrevistas.“La Limeñita”, única intérprete de la música
criolla
"La poca cotización de la música criolla es causa de espectáculos tan ridículos como el que el otro día nos hizo presenciar el Centro Musical Carlos A. Saco en una función a su beneficio.
La función se realizó en el Cine Splendid, una sala victoriana que cambia de nombre todas las semanas y que alguna vez se llamó Cine Popular. Actuaron varios conjuntos Todos, conjuntos típicos argentinos. Daba risa ver todos esos zambos, cholos e injertos, empeñados en cantar como argentinos. Parecían cantores cómicos".
Cascabel Nº 60 - noviembre de 1935
En la Radio Goicochea nos dan la dirección de "La Limeñita". Y nos dicen su nombre. Rosa de García. La estilista criolla no podía vivir sino en el tradicional barrio del Rímac. Allí, a pocos pasos de San Francisco de Paula Nuevo y a escasa distancia del Boquerón y Barraganes, está ubicada su casa. Un auténtico hogar criollo: pobre, pero alegre; modesto, pero limpio.Dos guitarras hay en la salita. Una, adornada con cinta bicolor, pende de un clavo. La otra está en un rincón. Las paredes están adornadas con algunos cuadros y numerosas fotografías. Recorremos la estancia, buscando a Gardel, y no lo encontramos. Tampoco están ni Alberto Gómez ni Libertad Lamarque. Pero hay uno foto de dos guitarristas. Es una fotografía un tanto antigua. Nos detenemos a mirarla. Y es en ese momento que aparece "La Limeñita". Ríe cuando traspone la puerta. — ¡Ah! — dice — está usted mirando a mis maestros. — ¿Sus maestros? — preguntamos curiosos, olvidando que debíamos saludar. — Son Salerno y Gamarra. En realidad no me dieron lecciones. Pero yo los oí tocar desde que tenía siete años. Oyéndolos a ellos nació mí afición por la canción criolla. — ¿Aprendió usted sola? — Sola, completamente sola. A los diez años ya Salerno y Gamarra me permitían que los acompañara. Y a veces hasta cantaba con ellos. —¿Toca usted por música? — No, por afición. Jamás he recibido lecciones. —¿Solamente canta música criolla? — De preferencia música criolla. Pero también, a veces, toco algún tango — ¿Por qué prefiere usted la música criolla? — Porque es más nuestra. La música argentina es muy bonita, pero a nosotros no nos emociona tanto como lo criollo. Cuando canto un vals o un triste, siento una especie de alegría melancólica. Recuerdo las cosas agradables de mi niñez. Me parece vivir en un mundo romántico. A veces, me provoca llorar, otras me siento alegre, muy alegre. Pero siempre estoy feliz. La canción criolla tiene un ritmo lento y suave que armoniza perfectamente con el alma de los criollos cuando nos ponemos a soñar. — ¿Qué opina usted de la música argentina? — Me parece muy bonita. Seguramente en la Argentina, el pueblo siente la misma emoción que aquí nos produce un vals. La música argentina debe ser interpretada por argentinos, son muy pocos los que en Lima cantan bien los tangos y las rancheras. Y aun así les falta el alma que pondría un argentino. Aquí no lo notamos, pero estoy segura que en Buenos Aires lo notarían. Así como nosotros lo advertiríamos si un argentino cantara un aire peruano. — ¿Cree usted que es más fácil la canción argentina? — Me parece que sí. El público exige que la canción criolla sea interpretada con alma. Y no todos pueden ponerla al cantar, por eso, es menos difícil la música argentina. — ¿Quien la acompaña cuando canta? — Yo misma. —¿No puede cantar cuando la acompaña otra persona? — De todos modos debo tener mi viola en las manos. Teniéndola, me ayudaría mucho otra guitarra o un piano. La primera vez que canté en Goicochea me acompañó al piano el señor Pereyra, del conjunto "Los Bohemios”. —¿Hay buenos compositores de música nacional? — Personalmente no conozco a ninguno, pero he oído hablar muy bien de Pinglo. —¿Que me dice de los intérpretes de música nacional? — Tiene usted al conjunto "Los Criollos", De la Cuba toca admirablemente. —¿Quién le gusta de la gente de Radio? —Un día oí a un estilista que cantaba el tango "Venganza". Creo que era Miquita Gonzales. Canta muy bien. También me han hablado mucho de la señorita Miller. —¿Y del elemento masculino? —Cómena canta con bastante gusto. — ¿Qué me dice de Carreño? — Me pone usted en un compromiso. Carreño es muy amigo mío y no me agradaría opinar. — Diga usted lo que piense. —Carreño canta bien, pero lo encuentro demasiado criollo para interpretar música argentina. Siempre le sale el peruano. Aunque él no quiera. Una vez se lo dije conversando. Me gustaría Carreño cantando aires nacionales. Seguramente no tendría competidores. —¿Y de los guitarristas? — Santillán es admirable. —¿Cuál es su pieza predilecta? — Un vals: "El Huérfano".
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En la Radio Goicochea nos dan la dirección de "La Limeñita". Y nos dicen su nombre. Rosa de García. La estilista criolla no podía vivir sino en el tradicional barrio del Rímac. Allí, a pocos pasos de San Francisco de Paula Nuevo y a escasa distancia del Boquerón y Barraganes, está ubicada su casa. Un auténtico hogar criollo: pobre, pero alegre; modesto, pero limpio.
Dos guitarras hay en la salita. Una, adornada con cinta bicolor, pende de un clavo. La otra está en un rincón. Las paredes están adornadas con algunos cuadros y numerosas fotografías. Recorremos la estancia, buscando a Gardel, y no lo encontramos. Tampoco están ni Alberto Gómez ni Libertad Lamarque. Pero hay uno foto de dos guitarristas. Es una fotografía un tanto antigua. Nos detenemos a mirarla. Y es en ese momento que aparece "La Limeñita". Ríe cuando traspone la puerta.
— ¡Ah! — dice — está usted mirando a mis maestros.
— ¿Sus maestros? — preguntamos curiosos, olvidando que debíamos saludar.
— Son Salerno y Gamarra. En realidad no me dieron lecciones. Pero yo los oí tocar desde que tenía siete años. Oyéndolos a ellos nació mí afición por la canción criolla.
— ¿Aprendió usted sola? — Sola, completamente sola. A los diez años ya Salerno y Gamarra me permitían que los acompañara. Y a veces hasta cantaba con ellos.
—¿Toca usted por música?
— No, por afición. Jamás he recibido lecciones.
—¿Solamente canta música criolla?
— De preferencia música criolla. Pero también, a veces, toco algún tango
— ¿Por qué prefiere usted la música criolla?
— Porque es más nuestra. La música argentina es muy bonita, pero a nosotros no nos emociona tanto como lo criollo. Cuando canto un vals o un triste, siento una especie de alegría melancólica. Recuerdo las cosas agradables de mi niñez. Me parece vivir en un mundo romántico. A veces, me provoca llorar, otras me siento alegre, muy alegre. Pero siempre estoy feliz. La canción criolla tiene un ritmo lento y suave que armoniza perfectamente con el alma de los criollos cuando nos ponemos a soñar.
— ¿Qué opina usted de la música argentina?
— Me parece muy bonita. Seguramente en la Argentina, el pueblo siente la misma emoción que aquí nos produce un vals. La música argentina debe ser interpretada por argentinos, son muy pocos los que en Lima cantan bien los tangos y las rancheras. Y aun así les falta el alma que pondría un argentino. Aquí no lo notamos, pero estoy segura que en Buenos Aires lo notarían. Así como nosotros lo advertiríamos si un argentino cantara un aire peruano.
— ¿Cree usted que es más fácil la canción argentina?
— Me parece que sí. El público exige que la canción criolla sea interpretada con alma. Y no todos pueden ponerla al cantar, por eso, es menos difícil la música argentina.
— ¿Quien la acompaña cuando canta?
— Yo misma.
—¿No puede cantar cuando la acompaña otra persona?
— De todos modos debo tener mi viola en las manos. Teniéndola, me ayudaría mucho otra guitarra o un piano. La primera vez que canté en Goicochea me acompañó al piano el señor Pereyra, del conjunto "Los Bohemios”.
—¿Hay buenos compositores de música nacional?
— Personalmente no conozco a ninguno, pero he oído hablar muy bien de Pinglo.
—¿Que me dice de los intérpretes de música nacional?
— Tiene usted al conjunto "Los Criollos", De la Cuba toca admirablemente.
—¿Quién le gusta de la gente de Radio?
—Un día oí a un estilista que cantaba el tango "Venganza". Creo que era Miquita Gonzales. Canta muy bien. También me han hablado mucho de la señorita Miller.
—¿Y del elemento masculino?
—Cómena canta con bastante gusto.
— ¿Qué me dice de Carreño?
— Me pone usted en un compromiso. Carreño es muy amigo mío y no me agradaría opinar.
— Diga usted lo que piense.
—Carreño canta bien, pero lo encuentro demasiado criollo para interpretar música argentina. Siempre le sale el peruano. Aunque él no quiera. Una vez se lo dije conversando. Me gustaría Carreño cantando aires nacionales. Seguramente no tendría competidores.
—¿Y de los guitarristas?
— Santillán es admirable.
—¿Cuál es su pieza predilecta?
— Un vals: "El Huérfano".
Una segunda entrevista se publicó en el Nº 360-263 correspondiente al 21 de febrero de 1942. Allí "La Limeñita" nos da a conocer su debut artístico ocurrido el 21 de noviembre de 1926 [1936] en Radio Goycochea, su triunfo en el concurso de música criolla organizado por radio Dusa, la gira que emprendió a Chile en 1938 y que se prolongó hasta junio de 1939 y otros datos interesantes de su carrera artística.
Rosita Ascoy “La Limeñita” y su hermano Alejandro: Canela fina de la canción popular
Cascabel Nº 360-263 - 1942
El nombre de “La Limeñita" esta fuerte y cariñosamente vinculado al resurgimiento del cancionero popular. Rosa Ascoy figuró entre los pioners del movimiento que, hace más o menos seis años, se hizo en favor de nuestro folclore costeño, hasta entonces, subestimado y oprimido por la música importada. CASCABEL fue el primer órgano de prensa que contó con una sección radial, de comentario y de lucha decididamente nacionalistas. Desde su espacio titulado en aquella época, "Desplumando la Radio”, emprendió valiente cruzada para reintegrar al barrio su acervo musical y darle a este su verdadera categoría. La campaña, como tenía que ser, dado el poderoso inconveniente de una radiodifusión predispuesta a todo, menos a colaborar en cuanto se refiriere al reflotamiento de una expresión tan nuestra, como era la música criolla; fue ardua y dura. Sin embargo, nada pudo interferirse: CASCABEL se batió empeñosamente, sin tregua ni desmayos, hasta conseguir su objetivo. Uno de sus triunfos hábilmente barajado durante la campaña, fue Rosa Ascoy "La Limeñita". Recordamos con verdadera emoción la modestia de sus comienzos. En su afán por llegar al alma del pueblo, pusimos nosotros la única ayuda capaz de prestarle confianza y de darle ánimos para salvar tropiezos. Porque si bien ella —"La Limeñita" — tenía plena fe en sus excepcionales condiciones y en su espiritualidad criolla, había que temer la resistencia y la incomprensión de quienes, teniendo facilidades y medios para poner su grano de arena en la reconquista de la popularidad del cancionero costeño se negaban a prestar su apoyo. Una tarde, Rosa Ascoy simplemente Rosa Ascoy, porque todavía no era "La Limeñita" — se echó valientemente a la calle, guitarra en mano y dispuesta a cantarle al pueblo. Recorrió todas las emisoras y, pese a que todas le cerraron sus puertas, porfió tanto que, al fin, logró la oportunidad soñada. Radio Goycochea, esa broadcasting que siempre dio a conocer grandes intérpretes pero que jamás supo conservarlos, le dio unos minutos, como quien da algo perdido o llena un vacío sin importancia. Rosa no quería sino esto: los segundos necesarios para que la gente supiera que en una emisora había alguien que todavía amaba al entonces olvidado cancionero criollo.—Me parecía que estaba en el deber de borrar la ingratitud de nuestros barrios, devolviendo el folclore musical de nuestros antepasados a una generación que trataba de ubicarse dentro de expresiones extrañas. ¡Las rancheras y las rumbas no podían reflejar nuestra sensibilidad, ni darle al pueblo la emoción y el cariño que brotan de lo propio...!Así habló Rosa Ascoy, cuando le pedimos que nos contara sus primeras impresiones, sus comienzos:—Yo nací en un ambiente netamente criollo y nunca me separé de él: canté desde muy pequeña, aunque sin sospechar que más tarde me convertiría en una intérprete del cancionero popular, con méritos para llegar a la consideración de todos.Fue el señor José Garaicoa mi padrino, quien me animó para cantarle al público. ¿Porqué no vas a la radio? —me repetía con frecuencia. Tienes condiciones de sobra... El consejo golpeó mi mente con tal insistencia, que ya no hubo caso. Luego de prepararme en silencio, repasando los viejos valses y los estilos criollos más antiguos, familiares en los años de mi niñez, busqué la manera de dar cima a mi gran aspiración...El 21 de noviembre de 1926 es una fecha gratísima para Rosa Ascoy: ese día debutó en Radio Goycochea y constituye el recuerdo más feliz de la cantante criolla.—¿Cómo adoptó el seudónimo de "La Limeñita"?—Usé mi verdadero nombre desde mi iniciación en las actividades radiales, sin pretender cambiarlo. Conceptuaba que mi labor era tan modesta y posiblemente de tan poca trascendencia, por la preferencia de los radioescuchas por la música extranjera, que me pareció expuesto y hasta ridículo optar por un seudónimo. Pero una noche durante una audición en la que tomé parte graciosamente, el poeta arequipeño Alatrista, después de escucharme me felicitó con estas frases: Ha cantado usted deliciosamente: como una verdadera limeñita. Usted debería actuar con este nombre: "La Limeñita”!! Esta es la historia de mi bautizo artístico..—¿Desde cuándo formó dúo con su hermano Alejandro? —Varios meses canté sola, acompañándome yo misma con la guitarra, en Radio Goycochea. Habiendo aceptado un contrato para actuar para actuar en Radio Dusa, durante el ensayo para una de mis primeras audiciones mi hermano me hizo segunda voz. El señor Jorge Franco, director artístico de esa emisora, así como otras personas que escuchaban, mostraron su admiración por lo bien afiatado del dúo. Es verdad que en mi casa acostumbraba a cantar con Alejandro, de manera que no podía ser extraño que lo hiciéramos con cierta eficiencia. Enseguida se nos mandó al micro y gustaron tanto las canciones que interpretamos que, de inmediato, recibimos la felicitación de todos. Eran diecinueve personas, quince pertenecientes a la Orquesta del Príncipe Negro cuatro espectadores, alguno los cuales me obsequió con hermoso ramo de flores...—¿Quiénes integraron su Primer conjunto criollo ? Éramos cinco: yo, mi hermano Alejandro, Filomeno Ormeño, Nicolás Wetzel y Carlos Bahamonte. Fué algo estupendo contar con un acompañamiento tan excelente...—¿Fue buena la época de Radio Dusa?—Para mí y Alejandro esta emisora significa el cimiento de nuestra popularidad. A través de las audiciones que cumplimos...en Radio Dusa, me hice conocida en todo el país: por todas partes se hablaba de "La Limeñita", lo que me embargaba de orgullo... ¿Se acuerdan ustedes del primer gran concurso radial de música criolla? Lo organizó Dusa y en él se inscribieron conjuntos tan prestigiosos como los de Salerno y Gamarra, Hermanos Govea, el Trío Nacional integrado por Catter, Alcázar y Oviedo, los hermanos Carreño, Lucho de La Cuba, Ernesto Echecopar y Luis Aramburú y Estela Alba. Después de reñida competencia, ganamos el primer premio, consistente en un lindo par de guitarras, ¡Lástima que, poco tiempo después, nos las robaran, aprovechando los ladrones un descuido! ¿Quiénes serían?...Esta incógnita preocupa hasta ahora a "La Limeñita": no puede olvidar el mérito de esas violas ganadas a punto de esfuerzo y de cariño por el cancionero costeño. ¡Qué no daría Rosa Ascoy por recuperarlas...!—¿Después de Radio Dusa?—!Ah...!! Pasamos a Radio Nacional y, ¿saben? el señor Mac Nultty nos obsequió dos guitarras, que son las que nos sirven en la actualidad. ¡Suerte la nuestra...Il—¿Qué tiempo actuaron en Radio Nacional?—Tres años pero que conste que soló fuimos contratados por tres meses. Nuestro trabajo debió satisfacer para que el compromiso se renovara a tan largo plazo.—¿Por qué dejaron Radio Nacional? —Debido a un viejo anhelo mío: no sé por qué, pero desde muy chica tuve deseos de conocer Chile. Era como si soñara con el cielo...!! Pues bien, una vez que conseguí un nombre artístico, me sentí con fuerzas suficientes como para hacer conocer nuestra canción popular en el extranjero. Precipitadamente arreglamos el viaje sin pensar en otra cosa que no fuera el triunfo. ¡Teníamos la seguridad de gustar en Chile!—¿Y fue así?—Así fue... Recorrimos muchos teatros de Santiago y del norte de Chile, siempre con éxito. Desgraciadamente, por llevarnos de los malos consejos de Benigno Martínez de La Torre fuimos alguna vez a parar a sitios poco apropiados. Menos mal que, al fin y al cabo, esto no desfiguró nuestra jira, que fue, realmente, de buena voluntad, sin más miras que lucir fuera de nuestra patria el valor de su folclore musical. Un año y ocho meses permanecimos en Chile dejando gratos recuerdos: César Oviedo compuso un valse muy sentimental, sobre el terremoto de Chillán, al que tituló "24 de Enero": valse que se popularizó en el país hermano, al igual que "Anita", de Pablo Casas ¡Cómo se cantaba "Anita”!
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