Datos personales

Mi foto
Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

martes, 23 de junio de 2020

NUEVAS NOTICIAS SOBRE EL "AFFAIRE" DE LA POLKA "A LA HUACACHINA"

     En el Perú, un país donde la mayoría de la música se transmite de la boca a la oreja,  y los derechos de autor prácticamente letra muerta, tratar de determinar con exactitud quién es el autor de las canciones que son parte del repertorio popular es casi un imposible. 

    Uno de estos casos es el de la polca "A la Huacachina". Sin el objetivo de indagar sobre su autoría, me he topado, con documentos que datan de distintas y distantes fechas y que se ocupan del particular. Los muestro a mis lectores para ilustrar lo difícil que resulta determinar autorías y como memoria e historia no van de la mano. Con respecto a esto último me viene a la mente lo señalado por el historiador francés Pierre Nora:

La memoria es el recuerdo de un pasado vivido o imaginado. Por esa razón, la memoria siempre es portada por grupos de seres vivos que experimentaron los hechos o creen haberlo hecho. La memoria, por naturaleza, es afectiva, emotiva, abierta a todas las transformaciones, inconsciente de sus sucesivas transformaciones, vulnerable a toda manipulación, susceptible de permanecer latente durante largos períodos y de bruscos despertares. La memoria es siempre un fenómeno colectivo, aunque sea psicológicamente vivida como individual. Por el contrario, la historia es una construcción siempre problemática e incompleta de aquello que ha dejado de existir, pero que dejó rastros (Nora:2006).

     Tengo que señalar que algunos de los documentos que muestro han sido ya citados por nuestrro amigo investigador Darío Mejía a quien  puede leerse en:





PRIMER EPISODIO - 1935


      Gracias a amigos que se esfuerzan por preservar la memoria musical peruana, podemos ver esta partitura muy probablemente editada en 1935. En la portada se señala que "A la Huacachina" era parte del repertorio de la Orquesta Legarda - Pérez que actuó en la temporada 1934 - 1935 en el hotel Mossone. 

"A la Huacachina" portada -  colección Carlos Cerquín

      En la primera página de la partitura se lee:"Arreglo de música y letra de Francisco Pérez".

"A la Huacachina" página1 - colección Carlos Cerquín

"A la Huacachina" página 2 - colección Carlos Cerquín

"A la Huacachina" contraportada - colección Carlos Cerquín

SEGUNDO EPISODIO - 1939

    En el número 459 del semanario "La Lira Limeña" de principios de 1939 y en los siguientes números se publicaron artículos que daban cuenta de las diversas reacciones suscitadas ante el supuesto hecho de que en una emisión radial desde la Argentina se había anunciado que Francisco Canaro, famoso director de orquesta, era el autor de "A la Huacachina":


"La Lira Limeña" N° 459

        Reproduzco a continuación ese artículo y los aparecidos en los siguientes números:


"La Lira Limeña" N° 459

En torno al Affaire de la Polkita Criolla "A la Huacachina". El prematuro juicio de un Director Artístico ha empeorado la situación.

     Es tópico de animados y diversos comentarios en nuestros círculos radiales y en el público aficionado, el cariz que ha tomado la cuestión surgida en torno a la paternidad de nuestra vieja polkita criolla que nos recuerda las saludables aguas de la legendaria Huacachina. El asunto como es del dominio público fue generado debido al insólito hecho de haberse anunciado en una de las principales broadcastings argentinas la polkita “A la Huacachina” como producción del maestro (Continuara en el próximo número)

"La Lira Limeña" N° 460

(Continuación) Francisco Canaro. Ante esta situación el señor Roberto A. Cruzalegui, Director Artístico de Radio "Lima" ha dirigido una carta al expresado maestro Canaro manifestándole enfáticamente que el verdadero autor de esa pieza musical fue el malogrado Carlos A. Saco "de felice memoria". Naturalmente que es digno de elogio y al respecto no escatimamos nuestro aplauso, la actitud del señor Cruzalegui de salir en defensa de los derechos de nuestra producción criolla, máxime cuando él ostenta el título de Director Artístico de una de las más populares emisoras nacionales. Pero es el caso que debido a la premura (derivada posiblemente de su hipercelo por nuestra música regional), ha hecho la afirmación enteramente desprovista de fundamento, de que la referida polka es del desaparecido bohemio Carlos A. Saco. Hemos revisado con entusiasmo nuestros archivos, consultado a viejos artistas y contemporáneos del malogrado compositor y en fin hemos realizado prolijas investigaciones acerca de este "affaire», y nos hallamos en condiciones de poder manifestar que se ha atribuido gratuitamente (valga el obsequio) al llorado maestro, nada menos que la paternidad de la polkita de marras. Todo lo que hemos podido sacar en limpio es que el autor es Don Emilio Visosa y según nuestros apuntes la primitiva música no comprendía la parte aquella que a la letra dice"

"Como quieras que te quiera
si me sigues engañando, etc.",

que fue aumentada por el chansonier de la Orquesta "Los Bohemios" Héctor Bello en colaboración del Director de la misma don José Antonio Lora, hace la friolera de ocho años, remontándose el origen de la polka a más o menos quince años [1924]

En las piezas impresas de la música que circulan en nuestras editoriales aparece “A la Huacachina" como un arreglo de don Francisco Pérez en colaboración con el músico chileno Legarda. Interrogado por nosotros Héctor Bello no ha hecho sino corroborar lo que dejamos expuesto. El silencio que guarda por otra parte el Centro Musical "Carlos A. Saco" y las conversaciones que han tenido entre si algunos de sus más prominentes y destacados miembros, dejan entrever ostensiblemente que la discutida polkita no ha sido producción del maestro bajo cuyo símbolo glorioso y representativo de nuestro más puro criollismo, se han agrupado los que fueron sus amigos y que formaron con él esa "bohemia criolla” que plañiera de emoción el inmortal Pinglo en las sentidas estrofas que llenan su producción "A la memoria de Carlos Saco".

De otro lado y por boca de personas completamente idóneas para opinar sobre este asunto, podemos llegar a la conclusión de que la polkita inspirada en una de las lagunas más pintorescas de nuestra querida patria, pertenece al que figuró su  nombre en los cancioneros, y que viene a ser como manifestamos más arriba Emilio Visosa, según se infiere del ejemplar N° 203 de “La Lira Limeña” correspondiente al año 1934, que conservamos en nuestros archivos que desde ahora manifestamos que está a disposición del público interesado.

Es así como queda desvirtuada la afirmación vertida por Cruzalegui de que la polkita discutida fue creada por el malogrado Saco nada menos q' en un viaje que no sabemos que si fue de placer o en vías comerciales que realizara éste a las famosas aguas de Huacachina. Es allí donde según Cruzalegui salen a luz esas alegres estrofas que fatalmente pertenecen a Visosa que según creemos no tuvo para componer su canción más que la inspiración necesaria para crearla. Ahora bien; suponiendo en el peor de los casos que Saco hubiera compuesto esos versos, lo que resulta desde luego de todo punto inverosímil por lo ya manifestado ¿cómo podemos explicarnos la ampliación o adición efectuada por Héctor Bello? ¿Fue entonces que quedó inconclusa la producción de Saco? y esta pieza mutilada ¿puede ser una verdadera producción o simplemente un ensayo o humorada? Ante esta alternativa creemos a pie firme que no hay nada serio ni fundamentado que nos lleve a la convicción de que la polka perteneció a Saco. No basta que para ello se arguya literariamente y se geste un viaje ignorado, con fines inconfesables y tocando para ello el recuerdo del criollo más puro de nuestra tradición, honra y prez de la bohemia nacional, y el precursor de la cruzada emprendida por los criollos auténticos para dignificar nuestra música.

Todos estos trabajos realizados por nosotros exclusivamente con el fin de servir a nuestros lectores y con el objeto de aclarar un asunto en el q' está de por medio una producción musical nacional que hoy triunfa en la metrópoli bonaerense, entendemos que debió haberlo efectuado, por lo menos es elemental suponerlo así, el señor Cruzalegui y creemos que ha habido demasiada precipitación en enfocar el caso que debió ser estudiado con detenimiento y mesura y luego de una concienzuda y meticulosa documentación tal corno debe competir a quien es director de una emisora de tanto prestigio.

Por otra parte personas que nos merecen absoluta certeza y que han escuchado las trasmisiones de la radio "El Mundo" de Buenos Aires nos aseguran que al mencionar la polka "A la Huacachina” el locutor de dicha broadcasting solo lo ha hecho para decir que iba a ser ejecutada por la Orquesta del maestro Canaro, sin atribuirle graciosamente a éste una paternidad que está muy lejos de poseer el autor de "Madreselva", contribuye a reforzar este aserto la opinión vertida por un conocido pianista local, quien nos ha manifestado que es muy posible que la polkita cuestionada fue llevada a Buenos Aires por el cantante argentino Ernesto Fama, al igual que otras piezas nacionales que han constituido verdaderos éxitos en la patria de Sarmiento. Sea de ello lo que fuere, es el caso que es absolutamente prematuro pronunciarse derechamente en un asunto dudoso, y resulta verdaderamente sensible que se formule afirmaciones tan rotundas como las del calibre que comentamos que no están apoyadas en fundamentos sólidos y que se prestan a los más desfavorables comentarios.

Queremos creer que debido a las recargas labores que supone la confección de los programas y otros trabajos inherentes al cargo de Director Artístico, unido a la ingente labor de la preparación de la Revista "Un viaje al Palacio de las Rosas», ha impedido al celoso y diligente Director Artístico de Radio "Lima" estudiar quietamente el caso con la seriedad que él requiere dada su trascendencia y estar involucrada en él la figura del más fecundo compositor Sud Americano: el insigne autor de "No hay que hacerse mala sangre” y "No te aflijas Catalina".

Al comentar este sonado asunto "LA LIRA LIMEÑA" no hace sino contribuir con un granito de arena al esclarecimiento de un hecho sobre el que en la actualidad se tejen los más variados comentarios, inclusive sobre el que ha motivado las presentes líneas y al cerrar esta crónica reafirma una vez más su inquebrantable propósito de velar por los prestigios de nuestro folklore criollo, enmendando rumbos y manifestando sin cortapisa pero con entera libertad, lo que piensa, siente y palpita en el corazón de la masa aficionada musical que ha hecho de ella su tribuna y la celosa atalaya del progreso de nuestra rica musa nacional.

(Mostramos el disco a que se hace alusión en el artículo. Fue grabado en Buenos Aires el 12 de febrero de 1939, según  la "Discografía de Francisco Canaro", on-line)


"A la Huacachina" - : https://tango.info/est/02480002743934


         Se puede escuchar enhttps://www.youtube.com/watch?v=0N0-vYGI7eY


"La Lira Limeña" N° 463

      La "Lira Limeña" en su n° 463 reclamó que los centros musicales existentes no se manifestaran sobre el hecho que la grabación de la orquesta de Canaro se haya realizado sin autorización del autor:

"La labor de los centros musicales, hasta la fecha no se define, pues siendo ellos los llamados a defender y fomentar la música criolla no lo hacen, últimamente tenemos como ejemplo, la impresión de un disco grabado en la Argentina, titulado «A la Huacachina» esta grabación ha sido ejecutada por la orquesta típica Canaro, la misma que la estrenó en «Radio Mundo» de Buenos Aires, siendo esta pieza netamente peruana, hasta la fecha ningún centro musical o el verdadero autor ha declarado que ha habido autorización para grabar el mencionado disco".


"La Lira Limeña" N° 465

        En ese número se publicó un artículo dando a conocer quien era Emilio Visosa:

Mientras que con mi producción otros se benefician yo me encuentro enfermo y en la mayor pobreza

     Así nos relata don Emilio Visosa el legítimo autor de la popular Polkita «A la Huacachinana”.
—¿Cómo es que no se ha presentado Ud. a reclamar sus derechos a pesar del tiempo trascurrido.
—Vean, les diré, en el tiempo que mi polkita fué impresa en música para piano yo me encontraba muy enfermo, estuve a las puertas de la muerte solo, desamparado, pues, mi madre se encontraba en el Norte nuestra tierra natal, esto dio por resultado que al trascurrir el tiempo y ya en estado de convalecencia no me hallara con fuerzas ni dinero para entablar una querella. 
¿…?
        Ya repuesto conseguí trabajo en el Frigorífico Nacional y como ganaba un sueldo regular traté de olvidar este asunto. En el último Carnaval escuché que se trasmitía mi polkita por todas las Radios, poco después conocí la denuncia que hiciera un señor que fue director artístico de la Radio Lima en donde tengo amigos como Catter que canta actualmente con uno de nuestros mejores criollos Romero los que me conocen y saben que es mi producción. Volviendo a lo que les contaba le diré que me causó gran sorpresa al ver que se le atribuía al recordado maestro Carlos Saco mi polkita, los que eramos amigos de Saco hemos conocido su estilo completamente distinto y poco amigo de dejar inconclusas sus producciones cómo lo atestiguan sus bellas composiciones que enriquecen el folklore nacional y mi polkita quedó en los primeros compases pues mi inspiración se fue ….......... su tierra natal era Ica.
                He venido a donde Uds. que son los que se ocupan del verdadero criollismo para que hagan algo por mí, pues mi situación es muy precaria.
                —Por el momento no tenemos nada pensado Sr. Visosa pero someteremos su asunto a nuestro abogado para que lo analice con un criterio jurídico a la vez para que puede Ud. arbitrarse fondos organizaremos una función con el concurso desinterezado de todos los que intervengan.
Me retiro confiado es Uds. y en Dios pues en tantos años de lucha solo he encontrado incomprensión y egoísmo.
Así se despide este muchacho criollo oriundo del Norte a quien la vorágine de la capital lo ha sumado a la lista de los que vienen a Lima en busca de horizontes más amplios se encuentran con la falta de apoyo moral y material.


"La Lira Limeña" N° 459
  Resumiendo:
1) Ante la noticia de que en una emisión radial en Argentina se había anunciado que la polca "A la Huacachina" era composición de Francisco Canaro (aunque según otras personas sólo se dijo que la orquesta de Canaro sólo la había interpretado), Roberto A. Cruzalegui, Director Artístico de Radio "Lima" dirigió una carta a ese compositor manifestándole que el autor era Carlos Saco, lo que motivó la protesta de "La Lira Limeña" 
2) Al parecer al momento de publicarse los artículos de "La Lira Limeña" el disco con la grabación de "A la Huacachina" todavía no había llegado al Perú. Como vemos en la etiqueta, está escrito "(Arreglo de Francisco Pérez)", lo que concuerda con la partitura de 1935.
3) En el número 208 de "La Lira Limeña", correspondiente a 1934 se había publicado la letra de "A la Huacachina" señalandose como autor a  Emilio Visosa, autor de las dos primeras estrofas. Posteriormente el cantante Héctor Bello le incorporó la tercera estrofa. 
4) Según las declaraciones de Emilio Visosa,su polkita "quedó en los primeros compases pues mi inspiración se fue ….......... su tierra natal era Ica. ¿Que quiso decir Visosa con esa afirmación?
5) Visosa afirmó haber compuesto la polca antes de empezar a trabajar en el Frigorífico Nacional.


GRABACIONES     

        Además de la grabación de Canaro, en 1939 y 1940 la Victor Talking MAchine Co. realizó tres grabaciones de "A la Huacachina". En las dos primeras no se menciona autor y en la tercera " aparece como compositor el mexicano Rafael del Valle. Lamentablemente no hemos podido escuchar estos discos y no sabemos si la música es la de "A la Huacachina", objeto de este estudio.




DAHR: https://adp.library.ucsb.edu/


Disco Victor - Colección S. Adrián Apaza




DAHR: https://adp.library.ucsb.edu/






DAHR: https://adp.library.ucsb.edu/

         Por otro lado, Darío Mejía ha reproducido lo señalado por Hernán Restrepo quien en su semblanza del músico chileno Porfirio Díaz escribe:

A la edad de 13 años, fue director de orquesta. Y viajó a Lima como tal al frente del grupo que acompañaba a la compañía de Carlos Valicelli en 1933.
Tres años después ingresaba al elenco de la RCA-Victor chilena. Un vals que había conocido en el Perú fue el que le sirvió de debut, “Anita”, de gran éxito entonces. En su segunda intervención para los discos, Porfirio Díaz hizo el fox “A la Huacachina”, perteneciente también al folklore peruano, acoplándolo a una composición suya: el foxtrot “No me digas”. Esta grabación batió récords de ventas en todo el continente y consagró a la orquesta como una de las favoritas del elenco internacional de la Victor.
   
"A la Huacachina" - Colección Darío Mejía

           Como puede verse como autor figura La Sociedad Huacachina, que fue la que imprimió la partitura en 1935.  



        Darío Mejía agrega una dato: la orquesta del argentino Enrique Rodríguez, con la voz de Roberto Flores,  también grabó dicha canción, en ritmo de pasodoble, el 27 de junio de 1938, señalándola como de autor anónimo. Nosotros hemos ubicado es grabación en una compilación aparecida en la web DISCOGS. En esa compilación aparece en el track n° 4:  "A la Huacachina" written by Francisco Perez".   


Tomado de: 
https://www.discogs.com/Enrique-Rodr%C3%ADguez-El-Chato-Flores-En-El-Recuerdo/release/4607641
    

    En la década de 1940, las rumbas estaban de moda y daban la vuelta al mundo. "A la Huacacchina" fue grabada fue grabado por el Conjunto Marcano de Puerto Rico en un disco del sello Verne en el que aparece como compositor Ángel del Valle: 




       El disco se puede escuchar en este enlace:
https://www.youtube.com/watch?v=4es7A1fV7CI


    "A la Huacahina" se grabó en rollos de pianola. Nuestro amigo y gran peruanista Gerárd Borras me ha proporcionado esta imagen:


Foto: Cortesía Gerárd Borras



TERCER EPISODIO - 1940

        En el número 29 de la revista "Alta Voz", publicado el 27 de enero de 1940. Aparece la nota titulada "Compositores piratas" de la autoría de Aurelio Collantes R. Colantes señala algunas de las canciones de compositores peruanos que fueron "pitareadas" por compositores argentinos y agrega: "y últimamente la conocida polkita criolla "A LA HUACACHINA" que don Pancho Canaro [Francisco Canaro], agregándole un poco más de letra y de orquestación, se apropió ilícitamente". En ese mismo número se publico "A la Huacachina". Tengo que agregar que Darío Mejia ha sido el primero en citar este número de "Alta Voz".



"Alta voz" N° 29 del 27.01.1940

    "Alta voz" volvió a publicar "A la Huacachina" en el N° 32 del 27 de febrero de ese año. En esta oportunidad agregó: "sobre motivos iqueños"

"Alta voz" N° 32 del 17.02.1940

    Por esos años se imprimió una partitura en la Argentina. La música es la misma que aparece en la partitura que mostramos líneas arriba, pero la portada es diferente, Francisco Perez aparece como autor:


"A la Huacachina" Edición Ricordi Argentina - Colección Dante Guzmán
"A la Huacachina" Edición Ricordi Argentina - Colección Dante Guzmán


"A la Huacachina" Edición Ricordi Argentina - Colección Dante Guzmán
    En la colección de Carlos Cerquín Hidalgo hemos podido ubicar otra versión sobre la autora de A la Huacachina y algunos detalles que paso a reseñar.  En el número 1355 de "El Cancionero de Lima" correspondiente a abril de 1941 se publica la letra de A la Huacachina señalándose como autor de la música a Carlos Saco y de la letra a Cucho Fleta, personaje imaginario que escribía letras "con música de" en ese cancionero. Algo muy interesante es que al parecer esta polka fue cantada y bailada en la película argentina "Cita en la Frontera".


"A la Huacachina" "El Cancionero de Lima" nº 1357 , p.6. - Colección Carlos Cerquín.


CUARTO EPISODIO - 1955

   En la página 10 del "Semanario de actualidad" "EXTRA" del 21 de abril de 1955, publicado bajo la dirección de Jorge Donayre apareció el siguiente artículo que lo copiamos íntegro:




SI, YO ESCRIBÍ "A LA HUACACHINA"

DICE PANCHO PÉREZ, UN MODESTO MÚSICO IQUEÑO

Hace doce años [1943] una canción peruana daba triunfalmente la vuelta al Mundo. Fácil, alegre, pegajosa, el one-step de moda: “A la Huacachina", se entonaba en todos los rincones del orbe. Probablemente la mayoría de quienes lo cantaban no tenía siquiera referencias del Perú, del bello y pintoresco departamento de lca, de la laguna medicinal y milagrosa que inspiraran la composición. Pero la melodía animaba todos los corazones, y ponía alegres por igual a un barman japonés, a un compadrito bonaerense o a un enérgico alemán, que la entonaba a ritmo de marcha. "A la Huacachina" nacida en Ica, adquiría carta de ciudadanía mundial, y miles de partituras, y de discos, la llevaban en los imperceptibles pentagramas del éxito por los cinco continentes. De autor desconocido, "A la Huacachina", es una canción elaborada por el pueblo, producto del rico folklore iqueño, a la que la decisión y el entusiasmo de tres músicos dieron partida de nacimiento. Porque fueron un iqueño: Pancho Pérez; un chileno, Lucho Legarda y un limeño, el maestro Molina, quienes recogieron la melodía, afirmaron la letra y la llevaron al pentagrama. Sin embargo es casi seguro que fue el primero, el popular y querido músico de Ica, Pancho, Pérez, quien hizo el arreglo musical de la canción.

En Ica se afirma que "A la Huacachina"` se entonaba hace muchísimos años en toda la región, con diferentes letras según sea el trovador que la interpretaba. Pero siempre como el homenaje de un enamorado que juntito a la Huacachina había conocido a su amor. Hasta se dice que la letra fuera compuesta en 1870 por Flores Chinarro, el recordado folklorista iqueño que escribiera tantas canciones, entre ellas la difundida: "Cuidado con las Jaranas". Entonces "A la Huacachina " era una marinerita, que hacía raya en las fiestas, que se entonaba en las serenatas, que animaba todas las reuniones al pie del tambo y frente a la pampa inmensa y maravillosa. Flotes Chinarro habría sido quien concretó la letra:

"juntito a la Huacachina
una mañana te ví
Y me miraste de mala gana,
y yo me muero de amor por tí.

Hasta que el año 1930 tres músicos que habían formado una orquesta en Ica, entre ellos Francisco Pérez, viejo y querido profesor del Colegio Nacional San Luis Gonzaga, el chileno Lucho Legarda, a quien en la ciudad de las dunas recuerdan con tanto cariño y el maestro Molina, viejo músico limeño, decidieron inmortalizar la canción. Según Francisco Pérez, él hizo la partitura. Por eso es que, uno de los más antiguos manuscritos sobre esta canción que data de 1931, dice simplemente: "Arreglo de música de Francisco Pérez". Pero el modesto maestro, profesor de violín, dice que en realidad, él no ha sido solamente el autor del arreglo. "Fue obra de nosotros tres. NI uno más, uno menos. Tres amigos, que recogimos la melodía popular, para entregarla a los públicos. Por supuesto que nunca íbamos a suponer que el one-step, iba a tener tanta fama. Para mí —dice Pancho Pérez—, "A la Huacachina", es junto con "La Pampa y la Puna", las dos canciones peruanas que más han gustado en el Mundo". Pancho Pérez es iqueño, de aquellos viejos y fuertes caballeros con la madera del huarango. Un hombre que ama sobre todo al Señor de Luren, al paisaje singular de la duna, las palmeras, las paracas, y las verdes turquesas de las lagunas; un recopilador de tradiciones musicales y como buen iqueño, un devoto amante de los buenos puros. Hace muchos años estudió composición musical en Buenos Aires. Se adivinaba en él, al Músico con talento e inspiración. Pero Pancho Pérez, no había nacido las grandes hazañas. Es de una modestia que raya en la humildad. Volvió a su tierra y durante más de veinticinco años ha sido maestro de reconocidos virtuosos, creador de la orquesta de San Luis Gonzaga y el músico por excelencia de lca. Cuando todo el mundo cantaba "A la Huacachina" escrita por su pluma, él no ganaba ni siquiera la paternidad de la canción. Callada silenciosamente ha seguido al frente de los atriles de sus discípulos y corrigiéndolos con la punta del arco de su violín, los defectos de interpretación o la falta de oído.

En los años 1938 a 1939 no solamente en el Perú la canción ganaba popularidad. En Buenos Aires se entonaba con toda fuerza:

«Cómo quieres que te quiera.
Si tu amor no es el primero
Cómo quieres que te ame 
si me andas engañando".

Mientras, la melodía recorría el Mundo. Se dice que las legiones nazis que marchaban al frente, la entonaban con germana marcialidad, y que un viajero peruano turista en Tokio, la oía cantar orientalizada en una nipona versión.

Como todas las canciones del Mundo, que tienen su momento de mayor popularidad, "A la Huacachina” es ahora el recuerdo de una bella canción. Pancho Pérez, el hombre que llevó la dulce marinerita a la consagración del pentagrama, vive sencillamente en Ica, en la calle Ayacucho. Cuando le preguntan si él fue el autor de la canción, es tal su miedo a la fama, la tremenda emoción frente al éxito que, no quiere sentirse solo en tan bella responsabilidad y afirma que "A la Huacachina", la escribió el propio pueblo iqueño y, que él y sus otros dos amigos fueron simplemente los mensajeros de esa canción.    

  Resumiendo:
1) En esa fecha Pérez Anampa manifestó "Fue obra de nosotros tres [Pérez, Legarda y Molina]. NI uno más, uno menos. Tres amigos, que recogimos la melodía popular, para entregarla a los públicos. Se trataría de una recopilación y arreglo mas que de una composición.
2) Se menciona como posible autor de las letras a Francisco Flores Chinarro (En 1861 Flores escribió la comedia Cuidado con ls jaranas). Al respecto hemos encontrado lo siguiente en el libro Francisco Flores Chinarro, vida y obra de César Ángeles Caballero


                                    (Ángeles 1964: 27)

3) Se menciona que existía "una marinerita" dedicada a la Huacachina. Recordemos el tondero "Huacachina" grabado por Montes y Manrique en 1911 (Discos Columbia P-86). Es probable que hayan existido también otras canciones inspiradas en la entonces hermosa laguna, 


QUINTO EPISODIO - 1989

     En 1989  Ricardo Miranda Tarrillo publicó Música Criolla del Perú. En ese libro encontramos otra versión sobre "A la Huacachina":


JUNTITO A LA HUACACHINA

            El caso de la polka "A la Huacachina" puede ubicarse dentro de lo que he denominado "Copia Ingenua" como ocurrió con "Carta al Cielo". A principios de los años cuarentas empezó a sonar con mucha fuerza en las ciudades de la costa peruana, una polkita muy movida, de fácil melodía y versos elementales. Recuerdo haberla escuchado por primera, vez en el Barrio del Frigorífico del Callao, por aquellos días lugar de paseo, a donde concurrían familias de Lima y Callao en busca de potajes a base de pescados y mariscos.
            Durante los años siguientes, "A la Huacachina" quedó incorporada con méritos propios, a la extensa lista de las canciones imperecibles de nuestro acervo criollo. En 1963 mi curiosidad acerca del tema nació al cabo de una conversación informal con el recordado Juanito Criado "El Arquero Cantor". Su versión sobre esta polka era, distinta a la admitida como auténtica en los medios populares, inclusive por la APDAYC donde aparece registrada por Francisco Pérez, violinista iqueño profesor de música, en condición de único autor. Criado me confió lo siguiente:
— El autor de la polquiita no es Pancho Pérez, como todos creen. Fue un camalero del frigorifico del Callao llamado Aurelio Visosa, quién la compuso en 1939...

     El autor de la polkita no es Pancho Pérez, como todos creen. Fue un camalero del frigorífico del Callao llamado Aurelio [sic.] Visosa, quién la compuso en 1939...
—   ¿Cómo se puede probar eso? — fue mi pregunta.
—   En primer lugar porque, si repasas la letra de "A la Huacachina", ninguno de    sus versos habla de la laguna iqueña, como es de suponer...
—   Es argumento insuficiente — repliqué con la intención de escuchar mayores       informes de Juan.
—    La letra se refiere a una huaca que había cerca al Frigorífico, lugar de cita de los enamorados. Presumo que Emilio Visosa tenía algún cariño por allí. Por eso dice: Juntito a la huaca, china, una mañana te ví...
     Puede ser — expresé denotando alguna duda— es una buena explicación, pero...
     Y para que te convenzas del todo —agregó Juan— toma este recorte de "La Lira Limeña". Da cuenta del sepelio de Visosa "Autor de la polka" A la Huacachina" ¿suficiente?

En mi afán de arribar a un punto indiscutible sobre el verdadero autor de la polka, entrevisté poco después a Lucho la Cuba, en su casita de la urbanización San Eugenio. Fui para conocer sus impresiones sobre la vida y obra de Felipe Pinglo Alva. Casualmente surgió el tema referido "A la Huacachina". Le dije que el autor era Pancho Pérez, el iqueño...

—No de ninguna Manera —fue su respuesta instantánea. Fue Emilio Visosa. El era camalero. Había trabajado en el Frigorífico del Callao y pasó al camal del Puente del Ejército que yo administraba en 1939. Cuando terminaba su trabajo, Emilio se sentaba cerca a la puerta del Camal y recuerdo perfectamente como tocaba esa polka, en su rondin "Seductora" esos de marca Honner.

— ¿Usted le preguntó alguna vez por la polka? — Claro. Me dijo que la había compuesto cuando trabajaba en el Frigorífico...Usted sabe, en esos tiempos no se concedía mayor importancia a estos hechos porque los compositores de música criolla significaban poca cosa. Pero no puedo olvidar ese brevísimo diálogo.
Para confirmar los datos acerca de la paternidad de "A la Huacachina", viajé a Ica, en busca de don Pancho Pérez. Lo encontré en su estudio, una habitación modesta donde las partituras estaban desaparramadas sobre una vieja mesa de madera. Su descolorido violín aguardaba sobre un castigado sillón, las pulsaciones del maestro. Era entonces un hombre de setentitantos años.

Al cabo de una breve conversación sobre su vida, su violín, y sus labores de profesor, abordé el tema de la discutida polka:

— Don Pancho ¿cual es la verdadera historia de "A la Huacachina"?
— Le contaré como ocurrió aquello —Don Francisco tomó asiento sobre una vieja mecedora y oscilando suavemente refirió su versión
—Una madrugada de 1940 salíamos de la fiesta de Carnavales en el Hotel Mossone, mi amigo Armando Penagos, Francisco Flores Chimarro y yo. Aurelio era pisqueño y había venido a la fiesta, como hacía todos los años. Al salir al corredor que bordea parte de la laguna, sentí una repentina inspiración musical y entonces empecé a tararear la melodía para fijarla. Me gustó y entonces la repetí una y otra vez.
Cuando llegamos a Ica, la música estaba lista lo mismo que la mayor parte de sus versos escritos por Flores Chimarro [Cinarro]. Lo demás fue cosa fácil...
—Yo tengo otras versiones sobre la paternidad de la polka— dije a don Pancho, interrumpiendo su relato.
—Seguramente le han dicho que el autor es Emilio Vivosa —respondió sin inmutarse— Ya me lo habían contado. No importa. Fíjese: en la APDAYC está registrada a mi nombre y aquí le obsequio una de las primeras partituras de la polka reconocida como mía sin objeciones importantes. Fíjese, la letra la corrigió Lucho Legarda. Yo sé que esto es verdad lo demás me tiene sin cuidado...

¿Quién fue el autor de la famosa polka "A la. Huacachina? ¿Emilio Visosa o Francisco Pérez? ¿Otro caso de "paralelismo creativo" o tal vez de "copia ingenua"? Será difícil desentrañar el' misterio porque son fallecidos todos los protagonistas de esta historia... (Miranda Tarrillo 1989: 174-178).

Resumiendo:
1) Se agregan nuevos elementos a este "affaire": Según Juan Criado "A la Huacachina" no hace referencia a la laguna La Huacachina, sino a una "huaca" situada cerca del frigoríco del Callao. Como hemos visto, en 1939 Visosa afirmó haber compuesto la polca antes de comenzar a trabajar en el frigorífico. Visos nunca habló de una huaca ni porqué se inspiró en la laguna para hacer su polka.
2) Se afirma que en "La lira Limeña" de 1939 se había relatado el sepelio de Emilio Visosa, lo que no fue así.
3) Francisco Peres Anampa afirmó haber compuesto la melodía en 1940. Como hemos visto la primera partitura impresa es de 1935 y él figura como arreglista. 

!Cosas de la memoria!


viernes, 19 de junio de 2020

UNOS MINUTOS CON LA SEÑORA HERMELINDA VIUDA DE PINGLO



"LA LIRA LIMEÑA" N° 465 - Portada

           "LA LIRA LIMEÑA, revista semanal de canciones" dirigida por "Drope A. Von Asca" (Pedro Casanova) publicó en sus números 465, 466, 467 y 468, 469 y 471 un "interview" a Hermelinda Rivera viuda de Pinglo.El autor de la entrevista se ocultó tras el pseudónimo de "Amador". Por ser de sumo interés lo reproducimos para nuestros lectores

"LA LIRA LIMEÑA" N° 465 

Unos minutos con la señora Hermelinda viuda de Pinglo

        Las 5 de la tarde de un domingo invernal y nuestro carro cruza vertiginoso el Puente Balta. De soslayo y corno una evocación surge a nuestra vista el Rímac ya crecido que en la lejanía semeja sutil espejo de plata perdido entre la enhiesta maleza. Taciturnos y displicentemente arrellanados en los asientos pensamos en el objeto de este viaje en esta tarde lánguida que se nos muestra ahora en toda su deprimente visión, al entrar a la barriada de Cantagallo, el lugar de los genuinos criollos de honrosa tradición. Deseamos saber y conocer algo de la vida del desaparecido bohemio, alma máter de nuestra criolla canción, su vida íntima hasta donde fuera posible, las circunstancias que antecedieron a su muerte, el fatal epilogo del ser humano. Tarea de suyo delicada pensamos. Vamos a retrotraer y despertar adormecidos recuerdos de horas lúgubres, a hacer quizás derramar lágrimas de profunda amargura y a evocar con honda, dolorosa, agobiadora tristeza la figura de Felipe Pinglo para quién la muerte fue como la corona que ciñera la gloria en sus sienes para hacerlo inmortal.

Hemos descendido del auto y a grandes pasos ganamos terreno en el mismo corazón de la barriada, A un lado adivinamos el Rímac por el trepidar de sus aguas, al paso que unos arrogantes arbustos nos dan la impresión de hallarnos en una gigantesca huerta. Al otro: una heterogénea fila de casitas en cuyas puertas asoman diversidad de rostros. Hasta nosotros llega el trinar de una vihuela y dos voces varoniles se escuchan en un sentimental vals. Avanzamos rápidamente inquiriendo los números de las casas. De repente se presenta a nuestros ojos la figura de un callejón típicamente limeño. Entramos dejando a la puerta de la majestuosa y nada tranquilizadora figura de un fornido can que nos ha mirado sin mayor apuro y que luego se despereza muellemente.
¿El cuarto que ocupa la señora viuda de Pinglo? preguntarnos a la “portera” que con cierto recelo nos indica uno que está a la entrada.
Con indescriptible emoción nos hemos acercado a la puerta como sobrecogidos de religioso respeto. No percibimos un solo ruido. ¿No habrá nadie? pensamos.
En silencio hemos interrogado a la portera quien nos indica que si “están allí” y luego se hunde entre el laberinto de las destartaladas especies que llenan el perímetro de su alcoba encogiéndose de hombros.
Unos golpes nerviosos, fuertes, demasiado fuertes para turbar la tranquilidad de esa casa, hemos dejado oír. Unos pasos menudos se acercan y al girar la puerta con discreto movimiento deja al descubierto la fisonomía de una señorita de agraciado aspecto en el que la similitud de los rasgos nos indican que se trata de la hija del llorado maestro
¿La Casa de la señora viuda de Pinglo? preguntamos.
Si señor - nos responde -; pero tengan la bondad de pasar y tomar asiento que voy a llamar a mamá.
 Hemos tendido nuestros ojos por la habitación bastante humilde y devoramos inquisitorialmente lo que se ve en ella. De las paredes penden retratos, afiches y cartelones relativos a la memoria de Pinglo. En una mesita que se encuentra al centro de la habitación, hay un retrato del inmortal criollo con la apacible mirada del artista enfermo. Unas cuantas sillas dispersas en la alcoba  (continuación


"LA LIRA LIMEÑA" N° 466

"LA LIRA LIMEÑA" N° 466 - continuación


(Continuación)

nos delatan elocuentemente la humildad de los que en ella habitan.
¡Cuánta pobreza en casa del insigne compositor peruano, patriarca de nuestras canciones meditamos y cuánta ignominia de todos aquellos que han aprovechado de sus obras, hurtando el patrimonio intangible de sus producciones dejado a la viuda y a sus menores hijos. A todos ellos hemos de desenmascarar en las páginas de “La Lira Limeña” con la franqueza que nos caracteriza para que llegando a conocimiento de las autoridades competentes se ponga coto al incalificable abuso que se ha cometido y se sigue cometiendo con los descendientes del noble criollo, apropiándose ilícitamente de sus composiciones para utilizarlas con fines mercantiles …Nos saca de nuestra meditación la presencia de la señora Hermelinda Rivera viuda de Pinglo quien como es natural no oculta su sorpresa ante nuestra visita.
Somos de “LA LIRA LIMEÑA” explicamos. —Queremos entrevistarla para hacer conocer a nuestros lectores algunos aspectos inéditos de la vida de su ilustre esposo.
La honorable viuda del recordado maestro parece algo desconcertada ante nuestros requerimientos; pero rápidamente a la vez que nos ha invitado a tomar asiento, nos manifiesta que está a nuestras órdenes.
Y comienza nuestro interrogatorio, el eterno y monótono interrogatorio periodístico. Sabemos que nuestra acuciosidad atraerá nostalgias dolorosas de pasadas horas; que nuestras interrogaciones descarnadas y brutales serán el despertar de recuerdos para aquellos seres a quienes el tiempo solo ha servido de paliativo y que al entrar con el alma entristecida en los dominios de lo pasado, nuestra imaginación inquieta vivirá con el relato que salga de los labios de la que fue la fiel compañera de su la vida para admirar una vez más la grandeza del hombre que consagró su musa a la canción criolla.
Felipe nació en Lima el 18 de julio de 1899 nos habla la señora Hermelinda del matrimonio de don Felipe Pinglo y de Doña Florinda Alva. Desde pequeño mostró grandes condiciones artísticas que al llegar a la pubertad aflorarían en toda la gama exquisita de su innegable valía. Cursó su Instrucción Media en el Colegio Nacional de Nuestra Señora de Guadalupe distinguiéndose como alumno ejemplar y estudioso estimado sobremanera por sus condiscípulos y maestros. Desde entonces empezó a manifestarse en él la irresistible vocación por las composiciones criollas como complemento de sus aficiones musicales que a los 17 años se manifestaban ostensiblemente en el canto y en el tocar de la guitarra y la flauta,- Nos conocimos en el año 1916 y celebramos nuestro matrimonio en el año 1919 cuando la Gran Guerra habla terminado con toda su horripilante violencia.
¿Puede indicarnos cual fue su primera composición?
“Amelia” un vals nos responde prestamente la Señora viuda de Pinglo, siendo “Hermelinda” otro vals, su obra póstuma, compuesta en mi honor, cuatro días antes de morir.
¿Cuántas composiciones ha dejado hechas?
Cerca de doscientas—nos dice—entre las cuales están incluidas las que ya son sobradamente conocidas, como «La Oración del Labriego» «El Plebeyo» «Mendicidad», etc.- ¡Carmen! dice de pronto—tráeme las composiciones de tu padre que están en el ropero.
Pasan unos instantes de silencio e irrumpe en la habitación la gentil hija del maestro. La contemplamos a nuestro sabor mientras con delicadeza y gracia eminentemente femenina desenvuelve el legajo de papeles que ha traído. Es una morenita de agraciado rostro que frisa en los 15 años. Sus grandes ojos negros tienen el mirar de su noble padre y se sonroja al mirarnos.
 Vean Uds.— nos dice la viuda todas estas son las composiciones de Felipe.
Presas de viva emoción cogemos esos papeles en los que volcó toda su alma el criollo. Desfilan ante nuestros absortos ojos diversas letras. Hay infinidad de versos, ora melifluos y liricos, ora enérgicos, dramáticos y dilapidadores.
En todos ellos se trasunta el signo incontrovertible del artista. Al buen tun tun tomamos uno; se trata de la Polkita “Alejandro Villanueva” inspirada en la personalidad del maestro del foot ball peruano.

(Continuará el en próximo número)


"LA LIRA LIMEÑA" N° 467


(Continuación)

Desconocida para muchos esta polkita de puro sabor criollo, es una apología entusiasta de las virtudes futbolísticas del popular morocho del “Alianza Lima”. Cogemos otra: lleva por título “Senectud” y es un vals compuesto en el mes de Enero de 1936. Luego gozamos de las delicias de saborear «Terroncito de Azúcar» un one-step muy poco conocido. Así sucesivamente desfilan ante nuestra vista otras producciones, todas saturadas del más puro criollismo.

La hija del maestro ha abandonado la pieza y ahora frente a la viuda nos disponemos impertérritos, a continuar nuestro interrogatorio.
¿Díganos ahora en qué fecha falleció su esposo y cómo fueron sus últimos momentos? preguntamos fríamente.
Tengo tan presentes todos estos detalles—nos responde—como si hubiera sucedido ayer. Ocho años antes de su fallecimiento ocurrido el 13 de mayo de 1936, se notaron en él, síntomas de diversas enfermedades que después atormentarían su vida. Con gran resignación sufrió todos sus males  que visiblemente empeoraban con el trascurso del tiempo, lo que hizo necesario su internamiento en un hospital del cual salió ocho días antes de morir. Ya en casa fue un gran consuelo para nosotros tenerlo a toda hora y atenderlo solícitamente como era natural, A este respecto, nos dice luego con énfasis la viuda, no puedo menos que testimoniar elocuentemente el agradecimiento sin límites que guardo para todos sus amigos que siempre estuvieron a su lado alentándolo en todo momento, hasta que llegó el fatal día 13 de mayo en el que a las cinco y treinta de la madrugada falleció en mis brazos rodeado de sus hijos y amigos y en pleno uso de sus facultades mentales... 
Ha llegado el momento cumbre de este sencillo relato; nuestra brutal curiosidad ha siso el punzante  bisturí que ha ahondado la cicatrizante llaga. La señora Hermelinda viuda de Pinglo no puede más, grandes sollozos ahogan su voz….   Hondamente consternados ensayamos algunas frases de consuelo; frases huecas, entrecortadas, incoherentes, sencillamente vulgares con lo que pretendemos mitigar un dolor que se muestra con toda elocuencia.
El panorama de esta tarde triste parece haberse contagiado del ambiente. Mientras que por ahora un silencio eterno para nosotros reina en la habitación, desde nuestra indolente silla contemplamos a través de una ventana discretamente abierta el aspecto mortecino de la tarde que fenece, mientras que bruscamente las sombras de la noche comienzan a manifestarse con lo negruzco de sus tonos. En la habitación inmediata escuchamos sollozar quedamente a Carmencita la hija del artista. Es una escena a la que no hubiéramos querido arribar.
Carmen—dice de repente la viuda—trae a tu hermanito.
Aquí tienen ustedes a mis hijitos nos dice con orgullo la viuda, Carmencita a quien ya conocen y a Felipe Alejandro Pinglo Rivera. Tenemos a nuestra vista al varoncito que cuenta en la actualidad con trece abriles; es un adolescente de mirada altiva y ademanes finos. Nos tiende la mano muy cordial y luego se retira en unión de su hermanita a la pieza inmediata.
La presencia de su hijos ha reconfortado grandemente a la señora Hermelinda que más sosegada ahora nos dice. Mis hijos y las composiciones de Felipe es lo único que me queda. Carmencita estudia en la actualidad Comercio en la Escuela Nocturna del Corcovado y mi hijito sigue su Instrucción Primaria en una Escuela Fiscal.
Si la pregunta no es indiscreta—insinuamos—podría decirnos en que se ocupa Ud.?
Yo vivo de mi trabajo; atiendo a los quehaceres de mi casa y coso algo y ayudo

(Continuará el en próximo número) 
"LA LIRA LIMEÑA" N° 468
 a la vez a Carmencita en la labor de enseñar a los pequeños que vienen a la “escuelita” que tenemos en casa; aquí les enseñamos las primeras letras—nos dice—y Carmencita los quiere y los mima mucho, enseñándolos a deletrear y a persignarse. Los chicos sienten verdadera adoración por ella. No ocultamos una sonrisa ante la sencillez del relato.
¿Y ha sacado Ud. algún provecho de las obras de su esposo? ¿Ha sido protegida en alguna forma?
 ¡Ay!—Nos responde con amargura.—He sido muy explotada. Gentes inescrupulosas aprovechándose de que las composiciones no estaban registradas y valiéndose de procedimientos innobles y tinterillescos se han apropiado de alguna de ellas, llegando en su criminal conducta hasta querer negar la autenticidad de las obras de Felipe Abusaron y continúan abusando de estas circunstancias para hacer impresiones musicales, supuestos «arreglos», representaciones cinematográficas a base de los cantos de mi esposo que sirvieron muchas de las veces de inspirado argumento, teatralizaciones de algunas de sus obras sin ningún derecho y con fines evidentemente lucrativos, sin que a mí se me haya tomado en cuenta para nada y dándome únicamente la irrisoria suma de S/. 40.00 por la música de «El Plebeyo» en tanto que la Empresa que explotó la obra a la que sirvió de argumento la referida música obtuvo muchos miles de soles. Toda esta serie de atropellos se ha realizado ante la indiferencia realmente inexplicable del «Centro Musical Felipe Pinglo» de quien dicho sea de paso no merezco absolutamente nada.
Ha anochecido rápidamente y desde nuestro asiento espectamos un pedazo de cielo, un trozo de espacio encajonado entre los moldes de la entreabierta ventana. Por entre ella asomamos nuestra cabezas; titilan en lo alto algunas estrellas, en tanto que ha hecho una breve pausa la señora Hermelinda en lo más sensacional de su relato…
 Las últimas frases las hemos escuchado como adormecidos v desconcertados ante tanta infamia y sentimos que la indignación se nos sube al rostro.
—Trae un poco de luz Carmencita— ordena la viuda. Carmencita no se hace esperar y aparece con un bonito lamparín que esparce claridades difusas por la habitación en todo lo que puede abarcar sus débiles rayos, dejando en una agradable penumbra el resto de la alcoba.
La indignación que mostramos se traduce en un nervioso movimiento de nuestro cuerpo en la paciente silla y no podemos menos de condenar acremente las vilezas cometidas.
¿Es posible exclamamos—que se haya cometido tales abusos con Ud.?
Con un leve movimiento de cabeza asiente la viuda a nuestra interrogación, y no puede ser de otro modo, en efecto. Recordamos haber visto en algunas editoriales musicales algunas músicas del malogrado maestro, presentadas como “arreglos”; recordamos haber asistido a algunas películas de una conocida Empresa Cinematográfica Nacional que se inspiraban en varias producciones de Felipe Pinglo y nos consta que se ha teatralizado recientemente otra de sus composiciones y sabemos que se encuentra en plena preparación otra teatralización y respecto del “Centro Musical Felipe Pinglo”, recordamos que éste organizó una función a beneficio de la viuda y los hijos del llorado bohemio en el Teatro Segura.
—Pero señora—decimos—¿y el producto de las funciones organizadas por el “Centro Musical Felipe Pinglo” a beneficio de Ud. y de sus hijos que constituyo un éxito enorme tanto artístico como de taquilla, no la alivió siquiera discretamente?

          (Continuará el en próximo número)

"LA LIRA LIMEÑA" N° 469

(Continuación)

¡Ay señor!—nos dice con profundo desconsuelo la viuda—De esa función solo obtuve la satisfacción de poder constatar como estimaban a mi esposo y sólo recuerdo que el Centro Musical me proporcionó únicamente los pasajes para concurrir a la función y después para conducirme a mi domicilio, sin que después haya obtenido yo algún otro beneficio.
Nuestra reacción ante la monstruosidad de este hecho se traduce en una risa forzada por decir lo menos y omitimos calificarlo por ahora a fin de dejar a nuestros lectores libertad para apreciarlo.
Un silencio sepulcral ha sellado las últimas frases de la viuda, turbado únicamente por el tenaz chisporroteo del lamparín y por uno que otro suspiro entrecortado de la Señora Hermelinda Rivera viuda de Pinglo. De repente una voz clara, pastosa, de fino timbre se deja escuchar en aquello de:
“Que fue de tu belleza”
Que fue de tu hermosura, etc.
Estamos seguros que esa voz no puede salir de otra garganta que no sea la de la simpática hija del maestro, a quien íbamos a guardar “el secreto” de poseer una hermosa voz y un gusto que ya quisieran tener muchas y muchos de nuestros criollos que pululan en nuestras emisoras.
Con una sonrisa en la que se infiere una rebosante satisfacción nos manifiesta la viuda que en efecto se trata de su hijita que está interpretando el vals “Porfiria”.—Al finalizar no podemos menos que aplaudir sin reservas y aún a riesgo de que se desnaturalice el cariz de la interviú a la gentil Carmencita.
Mi hijita es una gran aficionada a la música y al canto—nos dice con tono jovial la señora viuda de Pinglo.—Hay que oírla interpretar las piezas de su padre y a propósito—continúa la viuda—nosotros escuchamos continuamente las audiciones que propalan algunas broadcastings y no podemos menos que lamentar profundamente el enconado destrozo que hacen algunos intérpretes, de las músicas de Felipe, particularmente con el vals “Porfiria” que hoy está en boga, el que es cantado en forma enteramente diferente del original, con lo que se le resta naturalmente toda la belleza y armonía que el encierra.
La sombra de amargura, de desconsuelo de letal decepción que se cernía sobre el rostro de la señora Hermelinda viuda de Pinglo, parece haberse despejado.
Como en anterior ocasión hemos advertido que al hablar de sus hijos se columbra en sus ojos una esperanza y sus palabras son más firmes y plenas de lógico optimismo. Y es que ellos lo constituyen todo para ella. Hundida entre las paredes de esta alcoba, desconocida para muchos, indiferente para otros, olvidada para todos, consagra su existencia a la vida de sus vástagos.
La vida con su devenir incesante y monorrítmico como dijera Azorín, pasa por aquella casita de la barriada de Cantagallo a cuyo frente se desliza el Rímac ya crecido, con la inconmensurable variedad de sus aspectos. Muchos inviernos como el que hoy pasamos desataron su inclemencia sobre la honrada casa del genial maestro. Vino luego primavera con sus flores y el estío con sus frutos y la vida siempre la misma en aquella pintoresca casita. La vida siempre la misma, quieta y cotidiana (para repetir a Azorín) deslizándose en esta alcoba en la que frente a la señora Hermelinda Rivera viuda de Pinglo hemos divagado algunos minutos…
Turba nuestra meditación unos golpecitos dados a la puerta. La señora Hermelinda se irgue rápidamente y se dibuja en el marco de la puerta la figura de un chiquitín y de una señora ya entrada en años.
¿Cómo está Ud. señora Hermelinda? Aquí vengo a matricular al pequeño—habla con cierta garrulería la visitante.



"LA LIRA LIMEÑA" N° 471

(Continuación)

N. de la R.— El autor de esta interesante interwiew a la que damos término en este número es un conocido y popular elemento de la Radio que por razones personales nos ha suplicado que no expresemos su nombre. Cumplimos gustosos este encargo y guardamos fielmente el incógnito hasta que la ocasión haga indispensable su revelación. "AMADOR" es el seudónimo con el que en adelante escribirá exclusivamente para "La Lira Limeña" y para la futura revista "Melodías"

El chiquitín se ha desprendido entre tanto de la mano de su acompañante y ahora en brazos de Carmencita que ha acudido a la visita. nos mira con sus ojos glaucos y regordetes un tanto perplejo La viuda ha despedido a la señora que parece ser abuelita del pequeño y ahora Carmencita lo acosa a preguntas mientras que con singular ternura le acaricia el rostro y arregla la desordenada cabellera del parvulito.—¿Conoces las letras?—le pregunta.—Vamos a ver has la señal de la Cruz!
El chiquitín un tanto huraño como es natural a esa edad, mira al suelo y por los pucheros que hace adivinamos un chaparrón de lágrimas y gritos. Comprendiendo esto Carmencita se lo lleva en vilo entre alegres risas y sonoros besos.
Es un nuevo alumno nos dice riéndose la viuda Ya se acostumbrará. Todo está en que tome confianza y cariño Carmencita.
Efectivamente señora—respondemos con un resuello que quiere ser un suspiro de impotente envidia por las caricias espontáneas prodigadas por la simpática hija del maestro. ¡Quien pudiera ser niño, pensamos! ¡Quien pudiera ser niño para que nos trataran con ese mimo y esa extremada bondad con que Carmencita obsequia a los pequeños…
Un viejo reloj de pared en la pieza inmediata ha medido lentamente unas horas; las suficientes para darnos cuenta que debernos ya poner término a la entrevista. Estamos ya en plena noche de típico cariz invernal. Hemos pasado algunos momentos que nos ha parecido toda una vida. A través de las narraciones que nos ha hecho la señora Hermelinda viuda de Pinglo hemos seguido como en una proyección cinematográfica, los sucesos más resaltantes de la vida del genial maestro que en la madrugada del 13 de mayo de 1936 abandonó este Mundo, “inquieto, artero y falaz” que dijera en una de sus magistrales producciones. Nos despedimos con un cariñoso saludo y con la efusión propia de la admiración hacia los descendientes del autor de “Porfiria”. Salimos: el panorama de esta noche nos invita a la meditación. Mientras rápidamente ganamos la salida atravesando el tortuoso callejón que describiéramos anteriormente, surge a nuestra vista pero en una indescifrable visión la vegetación que cubre las márgenes del Rímac. Ahora más cerca distinguimos las siluetas de los gigantescos arbustos que viéramos hace algunos momentos. Sopla un ligero viento que hace estremecer sus ramas en vaivén rítmico y majestuoso. Dicen que por los contornos habita otro criollo que ya destaca en el ambiente: Pedro Espinel que se inspiró en este panorama para componer su polkita “La Campesina”. Es amplia ahora la visión que tenemos de esta noche tan llena de emociones en tanto que atravesamos e irrumpimos en plena barriada de Cantagallo. La luna en lo alto de su carrera nos prodiga la fronda de sus rayos en tanto que en la cima del San Cristóbal, en lo alto, allá casi en lo inaccesible brilla la Cruz del Redentor con sus brazos dirigidos hacia la Tres Veces Coronada Villa. Es imponente el espectáculo que nos ofrece la mística visión del San Cristóbal con su luminosa Cruz que surge de su enhiesto pico y se eleva al infinito con los brazos abiertos para aprisionar en ellos el corazón de la Católica ciudad de los Virreyes, ¡Sublime espectáculo de esta soberana Cruz levantada por la piedad limeña en la cúspide de su más elevado cerro como ostensible prueba de convicción y fe! Ha de brillar ella por los siglos de los siglos y ha de abrigar bajo sus pies que a ellos les están rendidos los miles y miles de almas que todas las noches al encenderse en la inconmensurable altura le rinde el tributo de su acendrada piedad. Estamos ya en pleno Puente de Balta y mientras el ronquito, del motor de nuestro “Ford” nos indica que va a partir pensamos todavía en la casita que hemos dejado hace algunos momentos en donde quedan los descendientes del gran compositor. Rueda el carro y todavía entre el cristal del automóvil divisamos como una constelación, grandiosa, única, universal la Cruz del San Cristóbal con sus amorosos brazos extendidos y aprisionando el corazón de la noble ciudad de los Virreyes.
AMADOR