Tres décadas más
tarde, en agosto de 1940, en la revista “Turismo” se publicó el artículo “Fisonomía lírica y musical de la “chica” o “serranita” del escritor
trujillano Abrahan Arias Larreta. “la serranita” aparece como la fuga de la
marinera de la sierra de La Libertad, a la que éste escritor llamó “marichola”.
Dado el interés de este artículo lo trascribo por completo.
FOLKLORE NOR PERUANO
FISONOMÍA LÍRICA
Y MUSICAL DE LA “CHICA” O “SERRANITA”
FALTA la "chica", maestro...—es la frase con
que alguna voz se alza invariablemente tras canto y baile de la segunda
MARICHOLA, en las jaranas de la Sierra norteña. Las guitarras, entonces, dejan
el ancho cauce rítmico del seis por ocho y hacen desembocar su charrangueo al
vivo compás del dos por cuatro, para que el dúo de las voces cantoras trencen
la canción de un baile, que, si bien empaña su transparente melodía con la
húmeda y materna resonancia de la tristeza indígena, luce en su letra neta
inspiración mestiza, y en su ejecución coreográfica es una pequeña Marichola.
Esta es la "chica" o "serranita", en su función de remate y
complemento obligado de todo bailar de maricholas, cuya fisonomía ensayo
definir en seguida.
MÚSICA
Como ya lo afirmé, la música de la "chica"
es, para mí, en raíz y en resonancia, la misma música del huayno aligerada de
melancolía. Oyendo ambas y deteniéndose en su comparación melódica, nos gana la
evidencia de que la tristeza indígena primitiva del huayno, tras su conjugación
en la escala, que ha ido afirmando y manipula ya el mestizaje de la Sierra
norteña, ha quedado subsistiendo en la "chica" o
"serranita" como el trasfondo de la melodía; trasfondo cuyo aliento
de tristeza lavada, es fácil advertir agobiando la música del nuevo baile
mestizo. Pero, al mismo tiempo, ya es de notar como la nueva melodía adquiere
una personalidad diferenciada de su antecesor, al que supera, por otro lado, en
la riqueza de su inspiración como en la variedad y belleza de sus creaciones.
Así es como en nuestro folklore la música de la "chica" o
"serranas" es la única que puede enfrentarse a la del huayno, con una
fisonomía de perfiles definidos, ya que el cachasparis y la chusquita son
simples huaynos a los que el medio geográfico y humano de la región, a veces
de la localidad, ha impuesto matices ligeros e incapaces de darles diferencia y
contraste.
COREOGRAFIA
La ejecución de este baile es otro fundamento para
afirmar su personalidad cabal. Al igual que en la MARICHOLA —su hermana
mayor—los bailarines rompen la danza cruzándose para cumplir una vuelta
alrededor de su pareja, tras lo que ejecutan, siempre por la derecha y en su
propio sitio, una media vuelta de pasos cortos para enfrentarse y proseguir el
baile. Toda la primera parte, de la "chica" es bailada sin que las
parejas cambien su terreno respectivo, hasta el arribo de la fuga en que se
cruzan de nuevo y ganando el espacio en que actuó la pareja, ejecutan media
vuelta, como en la iniciación de la danza para colocarse frente a frente y
rematar el baile con un zapateo puntitaconeado. Es demás advertir que el paso
está ritmado por el compás del dos por cuatro, y que el pañuelo se manipula
cogido de las dos puntas, estilo huayno. De éste se diferencia,
fundamentalmente, en que no se baila con zapateado de principio a fin, pues el
zapateo sólo entra en la fuga—como en la Marichola.—Además, es otra característica
diferencial, en la "chica" no se cambia de terreno repentinamente;
sólo hay el cambio que lleva, como un puente, de la primera parte a la fuga. Es
de notar, también, que la "chica" carece completamente de figuras.
LA LETRA
Como producto folklórico, la letra de "las
chicas" o "serranitas" es popular y anónima, al igual que su
música. El amor y el paisaje—como en todo nuestro folklore serrano — presiden
la inspiración. El hombre en trance de pasión — afortunado o adverso — identificando
su emoción a todo el ámbito geográfico y sacando a relucir la nervazón de su
vínculo cósmico a la tierra materna.
El motivo de la ausencia — con todo su cortejo de añoranzas,
partidas y nostalgias — exhibe las creaciones más sazonadas. He aquí un
cuarteto escogido:
(…)
"Me voy" alquilando el brazo v el alma:
el brazo a la mina, el alma a las penas..."
Tan emotivo como el que sigue:
“...Ayer con tu amor, ahora con tu adiós;
mañana, cholita, con mi soledad..."
SERRANITA
Aunque cuestes lo que cuestes
Por arrancar una rosa
me resbalé y me caí
y me rodé.
que la arranqué, que la gocé
Pero me queda el consuelo
y la boté.
Cueste una flor lo que cueste,
de amarla yo, vendrá a lucir
en este ojal; aunque como una mujer,
gozada ya, la seque al fin el desamor.
Fuga
Y esto te digo cantando
para que te acuerdes llorando.
Huaray que sí, huaray que no,
me estás queriendo y dices que no.
La suerte sí, la suerte no.
Entre mis brazos tu suerte está.
Cholita sí, cholita no,
abre las alas que ya me voy.
Hay canciones donde un romance se sintetiza en forma
admirable, siendo un típico ejemplo el de la "chica", cuya letra y música
ilustran este ensayo "Aunque cuestes lo que cuestes". En la otra
"chica" que se publica es fácil advertir otra modalidad: la de la
ironía, que lanza su buida saeta para ajusticiar el desamor de alguna china.
("Traicionera").
No faltan rudas quejas al destino y encubiertas
protestas a la suerte, como la que surge en estos cuatro pies de verso de una
despedida:
(…)
"Que tierra, que tierra me amparará.
El pobre no tiene patria, patria ni libertad..."
La poesía popular ha cuajado también en creaciones cuya calidad lírica
es indiscutible No otro concepto puede surgir frente a la muestra siguiente:
..."Para todos hay mañana,
sólo para mí no hay cuando.
Todo yugo tiene un cuándo,
menos el de tus desdenes..."
Para finalizar este muestrario de los fragmentos más
característicos, vayan estos tres cuartetos de una "chica", ejemplo
magnífico de la inimitable poesía popular:
Al río de la Huaychaca
me voy a mandar echar.
Hasta que su agua me diga
así nos paga el amor.
Un corazón de madera
me voy a mandar hacer,
para que no sufra ni sienta
ni sepa lo que es querer.
Hasta la guitarra siente,
siendo un madero como es
Ay! siendo de carne y hueso
quieres que no sienta yo.
SERRANITA
TRAICIONERA
Paso el río, paso el puente,
siempre te encuentro lavando,
sin duda estarás lavando
las manchas... que te han dejado.
Ojalá también pudieras
lavarte lo mismo el alma,
y lavarte la conciencia
como te lavas aquello.
Traicionera, traicionera,
ponte la mano en el pecho,
y contesta si no es cierto
que la traición te remuerde.
FUGA
Se apagó, se apagó, se apagó,
se apagó mi pobre ilusión,
al rigor, al rigor, al rigor,
al rigor de tu corazón.
Pero ya, pero ya, pero ya,
pero ya se puso otro amor,
a lavar, a lavar, a lavar
a manchaza de tu traición.
Hay, como estas, cientos de muestras admirables en la riquísima
cantera folklórica cuya existencia y perfiles alcanzo a esbozar, ligeramente,
esta vez. Mi único propósito ha sido revelarla y ponerla al alcance público.
Pronto vendrá el ensayo orgánico, cuyos últimos capítulos trabajo, para brindar
a la bibliografía peruana una completa visión literaria y musical de las
"Maricholas" y "Chicas" o "Serranitas", cabal
fruto mestizo y madura expresión folklórica serrana del Perú-Norte.
ABRAHAM ARIAS-LARRETA.
La captación melódica de las "chicas" que se publican fue
hecha por Felipe Arias-Larreta.
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"Aunque cueste lo que cuestes"
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"Chola traicionera" |