MÚSICA Y MÚSICOS EN LIMA
1830 – 1890
Pongo a disposición de
los interesados en profundizar sus conocimientos sobre la historia de la música
peruana, un artículo aparecido en “Perú Artístico”, quincenario literario
dirigido por Abelardo Gamarra, el 15 de octubre de 1893. El artículo titulado “Don
José L. Cadenas” es una biografía de este poco conocido músico peruano y brinda
abundantes datos sobre la vida musical en la Lima de la segunda década del
siglo XIX.
"El Perú artístico " - BNP |
Don José I.
Cadenas.
Don José I. Cadenas nació el 8 de Julio
del año de 1826, hijo legitimo de don José M. Cadenas y de doña Petronila Carlín
y Arias. Su vocación era para la ciencia, pero ciertos contratiempos de fortuna
hicieron que permaneciera poco tiempo en las Aulas, que así se titulaban los colegios en los que se daba
instrucción media. A los alumnos más adelantados se les daba el nombre de Monitores
y su mérito consistía en ganar un gran puntero de alambre o de plata, el cual
se lucía vestido de cintas rojas y blancas, llevando en el mango una argolla de
acero, en la que se colocaban medios y reales del Rey o de la Patria. Cadenas obtuvo
con frecuencia esta distinción. A la edad de 15 años el joven Cadenas comenzó a
manifestar inclinación a la música y principió su aprendizaje bajo la dirección
del reputado maestro nacional Manuel Zúñiga, gran ejecutor en flauta, guitarra,
monocordio clavecín, que se ejecutaban como el piano.
El piano era poco conocido en Lima. El
maestro Zúñiga también era reputado como compositor. En esa misma época existía
en Lima otro maestro nacional hijo del italiano Barberi, quien se distinguía
como notable maestro de capilla, igualmente como compositor.
Cadenas estudió dos años bajo su dirección
las 7 claves en solfeo y todas las escalas; mas habiendo fallecido Barberi por
los años 1845 pasó a la Academia del Convento de San Agustín, que hacía años
estaba fundada y cuya dirección entonces corría a cargo de fray Cipriano, lego
profeso y nacido en el Perú, el que se distinguía como compositor de música
religiosa. De los que aprendieron en San Agustín existen Cadenas y José Ramírez,
uno de los primeros violinistas nacionales de nuestro teatro y decano en el
mismo.
Al mismo tiempo estudiaba el joven Cadenas
con el notabilísimo maestro don José Lártiga, chinchano, cuyo maestro contaría
por entonces 28 años. Este profesor ilustrado y célebre compositor de estilo
lirico y clásico, se distinguió por sus bellas producciones y sobre todo en música
religiosa, pues, actualmente se canta en toda la República el trisagio de la
Virgen y grandes vísperas y misas escritas por él. A los 20 años principió a
ejercer Cadenas su profesión, alentado por su maestro Lártiga. Por esa época, existían
asimismo profesores de otro género entre los que resaltaban Bonifacio Yaque (sic), Tena gran melodista, Ericour,
reputado organista de la Catedral, Pedro Zavala que se distinguía por sus composiciones,
de las que en el Convento de la Buena Muerte, en el archivo de música, deben existir
todas, entre ellas muchas inéditas, pues, era maestro de capilla de la iglesia
del mismo nombre, la que gastaba fuertes sumas de dinero para estrenar en cada fiesta
de San Camilo, eligiendo, un repertorio nuevo.
Por esa época descollaba también el gran
maestro nacional Manuel Ballón, el mismo que en 1835 escribió y dedicó a
Salaverry la brillante marcha militar titulada Ataque de Uchumayo. En Bañón resalta un hecho notable: sus
composiciones llegaron hasta Rossini, con el que tuvo frecuente comunicación.
También merecen ocupar un lugar preferente
en nuestro parnaso musical los reputados maestros nacionales Miguel Távara,
quien hizo sus estudios en el Conservatorio de París, y que hoy es el decano de
los maestros nacionales y extranjeros, así como los finados Carrillo, notable clarinete;
Burgos, eximio flautista, y Rosas buen ejecutante de piano y compositor.
Entre otros no deben olvidarse tampoco a
los maestros Ignacio Bravo y Panizo, así como los hermanos Carballo, y como
cantante de gran voz de tiple el malogrado Salazar.
Del año de 1846 al 50 llegaron a esta capital
los maestros Antonio Neuman, Herz, y Sivori, notable discípulo de Paganini. El
primero brilló como director de la ópera italiana. El maestro Neuman ejecutaba
en el piano y dirigía con él. Enrique Herz, alemán, fue un gran compositor y
concertista, autor de los pianos que son conocidos hasta hoy como de los
mejores y que llevan su nombre. Su reputación la adquirió en toda Europa, y hoy
mismo su nombre se ha inmortalizado entre los artistas de nota. El célebre
Sivori, gran concertista en el violín, era de ejecución admirable.
Por aquel entonces el cultivo de la música
en Lima estaba mucho más adelantado que ahora, contribuyendo no poco a su
desarrollo la presencia de tan notables artistas y los conciertos vocales é instrumentales
que con frecuencia se verificaban.
Cadenas ya gozaba del tratamiento de joven
maestro, adquiriendo su reputación en el salón del Gabinete Óptico, situado en
la calle de Bodegones adonde acudía
nuestra sociedad todas las noches de rigurosa etiqueta. En esos mismos
elegantes y espaciosos salones daban todos estos artistas menos el maestro
Neuman, que era de la Opera, sus conciertos antes de exhibirse en el teatro. La
entrada a dichos conciertos se pagaba en oro en cuartos de onza.
Cadenas entonces principió a adquirir
posesión en la ejecución del piano, escribiendo composiciones sobre temas de óperas
líricas italianas. Esto le valió el aprecio del maestro Herz, quién lo
alentaba, dándole lecciones y consejos en el arte y obsequiándole de su puño y
letra algunas variaciones de las que él tocaba. El cariño que tomo a Cadenas,
era puede decirse paternal, pues quiso llevárselo hasta Europa, pero contratiempos
fortuitos e inesperados lo impidieron.
Después de esto se dedicó bajo la
dirección del notabilísimo y recordado maestro Antonio Neuman al estudio de las
óperas líricas italianas.
Cuando el maestro Neuman seguía en viaje
con las compañías. Cadenas quedaba como agente de éste en Lima.
En esos intermedios fue el primero Cadenas
que dio el 28 de julio de 1830 un festival por bandas militares y orquesta
escribiendo una marcha titulada Victoria
que fue muy aplaudida.
De 1850 a 1860 llegaron a esta capital
excelentes compañías de óperas líricas italianas entre cuyos artistas se distinguían
la Sconchia, Basuri, Buli, Paoli, Viscaschantte. Filatoff, Rossiguelli y otros.
En esa hermosa temporada llegaron también compañías
dramáticas y de zarzuela como las de Ologlin, Cortéz, y Flores.
Nunca se ha despertado más afición al teatro
y al drama que entonces.
La bohemia literaria y poética la componían
Nicolás Corpancho, José Toribio Mansilla, Segura, dramaturgo nacional, los hermanos
Mariano é Isidro Pérez, Carlos Augusto
Salaverry, Arnaldo Márquez, Luis B. Cisneros, Ricardo Palma, Juan Vicente Camacho,
Julio Arboleda, Juan Héros, Adolfo García, La-Riva, Manuel M. B del Mazo,
Asisclo Villarán, Trinidad Fernández, Casós y Juan Francisco Pazos.
A dicha bohemia se agregaban algunos
artistas pintores como Lazo, Masías, Montero, Merino, siguiendo a entre los
aficionados a la música, Souza Ferreyra, Pasapera, Raborg, Bieytes, Cadelago,
Paz, padre de Ernesto, artista hoy de zarzuela, Pereyra jefe después de
Suavos y otros. Cadenas aunque no era literato ni poeta, formaba como músico en
las filas de esa juventud literaria. Las primeras butacas del teatro eran
ocupadas preferentemente por todos esos jóvenes aficionados al cultivo del
Arte.
Por entonces, brillaban también por su
gran talento, afición y dotes artísticas algunos jóvenes distinguidos de las
colonias extranjeras en esta capital, cosechando aplausos en los salones y los conciertos
los hermanos Reinaldo y Claudio Rebagliatti, Francisco de Paula Francia,
Beriola, y en las orquestas de teatros los jóvenes nacionales José Santos
Ramírez, Timoteo La-Rosa, el primero como excelente violinista y el segundo
sobresaliente en el pistón. De esa misma escuela salió también el gran
clarinete Quezada y Lorenzo Castillo, que en la viola y violín, ha hecho
progresos. Entre los jóvenes de aquella época ocupa un lugar honroso por su
buena escuela, dotes musicales y otras cualidades artísticas Eduardo Neuman
hijo del gran director de orquesta Antonio Neuman, que dejó gratos recuerdos en
esta capital.
A la fecha, todos los caballeros mencionados,
son maestros en su mayor parte de reputación y debido a ellos ha progresado en
música nuestra sociedad.
En 1862 el joven Cadenas ya había
adquirido en parte prestigio de maestro: ora como fundador del Colegio Peruano
Francés, donde el primer año de examen escribió algunas composiciones para
canto, con buen éxito; ora como profesor con nombramiento del Gobierno, en la
Escuela Normal, Colegio de Guadalupe y San Carlos antes que fuera Universidad.
Siendo Rector el Sr. Dr. José Gálvez durante su periodo y con motivo de los
sucesos que amenazaban con una invasión extranjera la autonomía nacional de
Méjico, puso en música el himno patriótico "libertad, luz divina"
etc. escrito por el esclarecido vate José Toribio Mansilla, y publicado en los
periódicos de esta capital. Como dicho acontecimiento tuviera un éxito
victorioso para esa República y Juárez fuera el héroe de ella, se dio a luz el
himno que hemos mencionado, el cual no solo se ha cantado en el Perú sino en
Méjico y hasta en algunos puntos Sud-Americanos. En Lima se estreno el 15 de
Julio del año de 1862, en el Teatro Principal, en una función dada por la Sociedad
Defensores de la Independencia Americana, que se fundó con motivo de los
sucesos de Méjico, y a la que Cadenas dedico su himno. La noche que se cantó tomaron parte en la función los notables artistas de la compañía de Rosiguelli.
Con motivo de las buenas noticias que se recibieron en esta capital respecto a
Méjico el 28 de julio de ese mismo año se celebró el aniversario de nuestra independencia
con una solemnidad nunca vista. El himno se canto por todos los alumnos de las
escuelas y colegios de Lima inclusive los carolinos, fernandinos, escuelas
naval, militar, Guadalupe y Normal y más de 400 caballeros que formaban la
sociedad Defensores de la Independencia:
2,000 voces saludaron la aurora del 28 de julio, con los himnos de Alcedo y
Cadenas, dirigidos por el último.
En el teatro las señoritas y caballeros
hicieron los coros.
Cadenas
mereció una corona de laurel, por su himno, y Víctor Hugo le escribió una carta
de felicitación.
El Congreso, Municipalidad y Corporaciones
oficiales alentaron a los autores suscribiéndose todos ellos a los ejemplares
del Himno Cadenas Mansilla, siendo Presidente de la Cámara de Diputados el Dr.
Carpio.
Lima ha tenido sus épocas de historia
musical. La de Sivori, el célebre violinista, discípulo de Paganini, la de Paul
Julien, White, Sarasate, también celebridades en el mismo arte de Paganini.
Después la de Balabasic, eximio flautista,
la de Hernández, notable saxofonista, la de Filiu, el gran guitarrista La Cova.
El sin rival maestro pianista Gottshalk con quien el profesor Cadenas se
perfecciono en el estudio del pedal. Después han venido otras notabilidades no inferiores
a los nombrados. Cadenas, con tan buena escuela ha sabido aprovechar y formar
numerosos discípulos, ya en los colegios particulares, ya en otros gratuitos, como
colaboradores, siendo Rector el Dr. Cesáreo Chacaltana, ya en el Club Alemán,
en nuestra sociedad y finalmente en la Sociedad de Preceptores donde nueve años
consecutivos, sin faltar un solo minuto, se ha dedicado, a la enseñanza de los jóvenes
pobres en dicha institución.
Cadenas mereció una medalla de oro como
fundador de la primera Sociedad Filarmónica que se fundó en Lima compuesta de caballeros,
señoritas de nuestra sociedad y de algunos maestros de música.
El año 1887 recibió otra de oro en el
Ateneo por la Sociedad de Preceptores, y últimamente en las fiestas patrias, recibió
una medalla de plata y fue coronado en la Sociedad de Preceptores.
Estos premios han sido por sus desvelos,
contracción y desinterés en la enseñanza de música en instituciones gratuitas.
Don Manuel Pardo y otros Gobiernos le han
dispensado cariño personal; pero jamás ha solicitado de ningún puesto que se
relacionaran con su profesión.
Para el centenario de Santa Rosa escribió
una composición religiosa titulada "Un responsorio, Rosa en el monte
Livano" y tiene actualmente un tratado de armonía y mucho inédito.
Para el centenario de Colon redactó un proyecto
para la instalación de un Conservatorio de Música, dedicado a la Municipalidad
y bien aceptado por todos, sin embargo dicha institución ni las gracias le ha
dado, por fortuna Cadenas es despreocupado, y mira con indiferencia todo aquello
que no está conforme con su carácter de hombre recto, servicial y bien intencionado.
El año 1890 escribió para la velada, que
la Universidad Mayor de San Marcos dio con motivo de los restos de los mártires
que fallecieron en la última guerra, una apoteosis sobre el Himno Nacional. Ha
escrito algo de música religiosa entre la que figuran un trisagio y una misa
arreglada por él para una fiesta de Santa Cecilia, patrona de la Sociedad Filarmónica
en la que tomaron parte los aficionados de Lima.
Ha puesto en música composiciones poéticas
de los señores Carlos Augusto Salaverry, Abelardo M. Gamarra, el Chico
Terencio, Juan B. Fuentes, y algunas del inmortal Julio Arboleda.
Entre los maestros que hemos citado, de
los que existen en la actualidad y antes de terminar, de los nacionales agregaremos
al reputado y brillante ejecutor en piano señor Benjamín Castañeda, en violín
al señor Aguilar, como director de bandas a Eugenio Ramírez, como sobresaliente
ejecutor en acompañamientos; Pedro Fernández, en sus composiciones de baile
puede decirse que es el Strauss peruano, también merecen mención especial en
guitarra el maestro Filiu como decano, y en bandurrias, guitarras el notable
ejecutante Sr. Brenner, que además es un buen concertador en los expresados
instrumentos. Tal es el molesto profesor, que bien merece engalanar con su
retrato este periódico, en que deseamos tributar homenaje a los que son como
Cadenas artistas de corazón y ciudadanos ejemplares.