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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.
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miércoles, 21 de agosto de 2019

LA LLEGADA DEL FONÓGRAFO AL PERÚ


LA LLEGADA DEL FONÓGRAFO AL PERÚ

Luis Salazar Mejía



(Imagen tomada de "El Comercio")

             Un artículo escrito por Luis Alvarado y publicado en la web Infoartes del Ministerio de Cultura[1], es el inspirador del presente artículo que busca dar precisiones sobre la llegada al Perú del fonógrafo y su impacto.

            Inventado por Thomas Alva Edison en 1877, el fonógrafo, aparato capaz de grabar sonidos y reproducirlos, funcionaba por medio de un pequeño aparato (“transductor acústico-mecánico”) que vibraba al llegar las ondas sonoras, las que a su vez movían una especie de aguja o estilete que repujaba unas ranuras sobre un cilindro de cera sólida. Para escuchar la grabación simplemente se retrocedía y el sistema reproducía las ranuras que quedaron en el cilindro. Su finalidad inicial era facilitar los dictados en las oficinas[2]. 

(Fonógrafo Edison - Imagen Internet)

          Lo difícil era hacer copias de los cilindros grabados y por lo tanto los músicos y cantantes tenían que interpretar varias veces la misma canción para que quedaran diversos ejemplares grabados. El fonógrafo se puso de moda en el mundo entero y llegó al Perú en 1892. Veamos…

            En el artículo de Alvarado al que hago alusión, se cita el poema  “El fonógrafo” del poeta peruano Carlos Germán Amézaga. En la página 60 del libro Poesías completas, publicado en 1948, se lee:
(Impreso en el primer fonógrafo llegado 
a Lima el 23 de marzo de 1892).
 (Imagen cortesía de Luis Alvarado)  
                 
¡Un poema impreso en un fonógrafo! No parece verosímil. Así que comencé a buscar documentación sobre el tema, y la encontré. En el número 255 de la revista “El Perú ilustrado”, del 26 de marzo de 1892, en la sección “Crónica se publicó lo siguiente:
Hemos tenido ocasión de oír un fonógrafo, aparato verdaderamente maravilloso, y del cual cualquier descripción es pálida ante la realidad.
 Un discurso pronunciado en el parlamento , una marcha militar tocada en la calle, una orquesta completa tocando una aria que canta un tenor, la ejecución brillante de una sinfonía a toda orquesta, todo, en fin, lo que merece oírse, está guardado en el fonógrafo, con la misma propiedad con que queda en una fotografía un retrato.
La audición de cada una de estas cosas es tan perfecta, tan distinta, tan sensible que cerrando los ojos se trasporta uno al lugar en que se efectuó y parece verse que se agita, que se mueve, que tiene vida múltiple el fono que va reproduciendo el sonido exacto, matemático de la aria, del discurso, de la marcha militar.
Una reproducción más perfecta, parece imposible, aunque al paso que camina el siglo de Edison, en materia de descubrimientos sujetos a la electricidad gobernada por el hombre a voluntad, queda todavía la idea de alcanzar más, aunque lo que se tiene delante se estima como el non plus del adelantamiento.
La impresión que nos ha causado el fonógrafo que hemos tenido el placer de oír, ha sido grata, maravillosa, sorprendente.
Es preciso oírlo, para formarse una idea de lo que es el fonógrafo, para darse cuenta de que en un aparato pequeño, adherido a tres o cuatro pilas eléctricas y a un fono, todo ello colocado sobre una mesa, y obrando por sí casi, pueda proporcionar a través de enormes distancias y de no pequeño espacio de tiempo, el placer de oír a Adelina Patti, a Nicolini, a cualquiera celebridad del mundo, sin moverse uno de su propio domicilio.
El fonógrafo del que hablamos se exhibe en los altos del Hotel Americano[3]. El valor de la entrada para gozar de tan maravilloso invento, es de un sol. Los niños sólo pagan cincuenta centavos.

Millard, Andre  (2005
America on Record: A History of Recorded Sound 
   
          Víctor Manuel Velásquez, en su libro Lima a fines del siglo XIX, publicado en el 2008, nos da a conocer algunas notas sobre el particular aparecidas en el diario "El Comercio": 
El vasto salón situado en los altos del Hotel Americano, situado en la calle de Espaderos 14, dio cabida, con tal motivo, a mas de 80 personas, entre las que se encontraban, en su mayor parte, hombres de ciencia e inteligentes aficionados de la música y el canto los cuales pudieron oír clara y distintamente las voces de los afamados cantantes y escogidos trozos musicales de los más conocidos maestros. La primera sesión terminó poco antes de las diez habiendo comenzado a las 8 y cuarto". ("El Comercio" 22 de marzo de 1892).
   Como se lee en el artículo mostrado, desde su llegada a Lima, el fonógrafo fue una atracción y se pagaba por “gozar” de sus maravillas. 

    En el mes de abril de 1892 el fonógrafo, propiedad de Bacigalupi y  Taylor, se exhibió en el Hotel de la Estación de la Villa de Chorrillos y luego en el Hotel Americano. Velásquez nos da a conocer que: 
En estas presentaciones el fonógrafo repitió, tanto de día como de noche, partes de zarzuelas, fragmentos de discursos, cancioncitas sueltas y hasta el canto de algunas aves, que el aparato había tomado del actor Mr. Willio con tanta perfección. (Velásquez 2008:92).
   La nota aparecida en "El Comercio" del día 8 de abril de 1892, al referirse al fonógrafo, señala: 
"El salón del 'Hotel Americano' donde diariamente se exhibe ese aparato, estuvo anoche bien concurrido. Al finalizar la primera tanda, Mr. Willio representó un 'Dúo de gatos en los techos de Lima', el cual fue repetido con toda claridad por el fonógrafo" (Ibid.:92)
    Como puede leerse, en las funciones de exhibición, se grababa en los cilindros y lo grabado era reproducido "con toda claridad" por el fonógrafo para asombro y beneplácito del publico oyente.
 
     Este mismo aparato que tanta admiración había causado, se exhibió en la tarde del domingo 17 de abril en el Palacio de la Exposición" por el sistema de tandas. 

    En julio de 1893 el fonógrafo se exhibía en el Salón Estraburgo, cobrándose por tanda de cinco piezas cincuenta centavos.
Dicho aparato tenía las voces de los conocidos artistas Paz, Serrano, la Cifuentes y del literato tacneño cuyo seudónimo era Juan Pagador. Las presentaciones continuaron en el Salón Estrasburgo. El diario "El Comercio" del 3 de octubre hacía alusión al discurso por fonógrafo que manejaba el señor Gazzo, y que había llamado la atención el discurso del ardoroso joven que desde Tacna colaboraba con "El Comercio". (Velásquez 2008:93).
Por un anuncio aparecido el 24 de agosto de 1893 en “El Comercio”, el fonógrafo, sabemos que el Estraburgo  cobraba por “tandas” que costaban 40 centavos y para hacer más rentable el negocio se llevaba el aparato a las casas. En el anuncio se lee “se cobra precios convencionales para llevar el aparato a casas particulares”.

            En 1894 el fonógrafo era atracción en lugares públicos. En “El Comercio” de 1° de febrero de 1894 se encuentra el siguiente aviso:




           En la edición de ese mismo diario, correspondiente al día 3 de ese mes se anuncia la venta de Fonógrafos Edison por la firma F. L. Crosby:

"El Comercio" 3 de marzo 1894


          Durante los meses del verano de 1895 el fonógrafo fue parte de las atracciones del pabellón gótico del Parque de la Exposición en Lima, según avisos publicados en  “El Comercio". La exhibición era gratuita.


"El Comercio" 9 de marzo de 1895


        En el Almanaque del Comercio de 1901, se encuentra un anuncio que nos hace ver que Juan Godoy era agente comisionista de loa fonógrafos Edison, tenía un buen surtido de fonógrafos y vendía tambien los accesorios y "cilindros impresionados por notables artistas de los principales laboratorios del mundo".

Almanaque del Comercio - 1901



        En la primera década del siglo XX los cilindros no eran únicamente grabados con música. Su uso se hizo extensivo a grabar también clases de idiomas por correspondencia. Una prueba de esto es el aviso aparecido en el Nº 2 de la revista  "Perú-to-day" correspondiente a abril de 1909.

"el fonógrafo elimina la necesidad de un maestro particular"

    
      El fonógrafo en un mercado limeño
Foto: Cortesía de Gérard Borras

     Los cilindros se podían borrar y se podía volver a "impresionar" en ellos. Lamentablemente no se ha podido rescatar, hasta el momento, ni un sólo cilindro grabado en el Perú (salvo los grabado por Brünning en Chiclayo). Pero la vida nos da sorpresas, y esperamos que eso suceda...

[1] Alvarado Luis (2014) Diversidad y electricidad: la música peruana en el siglo XX. Disponible en:

[3] “En 1843 La Bola de oro tenía uno de los mejores comedores, junto a la fonda de Coppola –que databa de 1821, en la calle La Merced, luego convertido en el Hotel Americano, trasladado a la calle de Espaderos– famosa por sus churrascos” (Armas Asín, 2019. Ed. Electrónica). 




miércoles, 26 de octubre de 2016

Muerte y resurección del criollismo

“DIJO BIEN el que dijo que la gracia y originalidad de nuestros cantos populares ha muerto”:
1866-1870 muerte y resurrección del criollismo.

                La Conga, una de las tradiciones de Ricardo Palma, hace referencia a un texto poco conocido de Abelardo Gamarra “el tunante”: EL PIANITO AMBULANTE[1] quién en ese artículo describe los cambios que se dieron el en cancionero popular peruano entre los años 1866 y 1870, cambios que significaron la desaparición de “tonadas y aires de la tierra”  debido a que se pusieron en boga polcas, habaneras, y valses.

Debo llamar la atención sobre la falta de estudios sobre la música popular durante los primeros  años de nuestra vida republicana. Las décadas de 1820 y 1830, fueron de una gran inestabilidad política y económica: La campaña libertadora fue seguida por un período de luchas entre los caudillos militares. Hasta mediados de la década de 1840 era frecuente ver
“el espectáculo de republicanos del Perú, maniatados por las calles, maltratados y vejados por sus mismos paisanos armados, y sepultados en los cuarteles destinados a morir en los campos de batalla, sin saber porque causa, arrancándoles de los labios vivas, a nombres de hombres desconocidos por ellos”[2]
                Con la llegada al poder de Ramón Castilla y los ingresos obtenidos con la venta del guano de las islas, se inició un período al que Basadre denominó “la  prosperidad falaz”. Como señalé en un artículo anterior, el estado usó parte de los ingresos por el guano para fomentar el proyecto modernizador de las élites liberales. El estado se convirtió en promotor del romanticismo en el Perú (Denegri 2004:34). La bonanza económica hizo que el país se convirtiera en un atractivo para grandes solistas y compañías de ópera quienes comenzaron a brindar conciertos y temporadas de gran éxito. Una parte de los sectores populares asistía a estos espectáculos, la “cazuela” prácticamente estaba reservada para ellos y las músicas encontraron eco y se popularizaron reemplazando a algunas de las existentes. Esos cambios, ya notorios a fines de la década de 1860 (en una sola década, el presupuesto estatal se multiplicó de cinco millones en 1850 a 21millones de pesos para el año fiscal de 1861), fueron los que describieron Palma y Gamarra, por eso pongo a disposición de los lectores el texto completo de Gamarra para su respectivo estudio y análisis.


[1] Este texto fue publicado en En la ciudad de pelagatos, Lima PEISA,  1973,  que es una complicación de algunos “artículos de costumbres” que escribiera Gamarra a lo largo de más de treinta años.
[2] Carta del vicario de Huaylas José María Robles Arnao, al prefecto del departamento de Ancachs “El Comercio” 3 de marzo de 1845



EL PIANITO AMBULANTE

ABELARDO GAMARRA


"Ea pues vamos a  ver
quién se lleva la bandera
si los dueños de la casa
o los que vienen de afuera”

Así cantaba nuestro pueblo ahora años, cuando tenía aquella gracia y originalidad que imprimía su sello en todo. Hoy puede cantar:

"Se quebró la jarra de oro
y ya no tiene remedio
…………………………………"

Allá por el año 1866 aún no había en Lima para diversión de muchachos otra música que los tutilimundi, y el 67 o 68 apareció el primer pianito ambulante y con él acabaron los buenos rasgueos de guitarra y finalizó el cajón, pues hoy el golpe del padre Chueca no se usa ya sino en tambarrias de ínfima clase.
Las señoritas de medio pelo y las del coco, tienen sus alegrías a golpe de manizuela.
- 176-

El pianito ambulante denota cierta aristocracia entre gente del pueblo.

“Una, dos,  tres y cuatro,
cinco y un cero
así se llevan la plata
los extranjeros".

Con esa musiquilla, también se ha dado al traste con la guara y el zapateo, porque sus marineras sin fuga o sus fugas sin primeras, no se prestan para un vale cuatro,
Andan por consiguiente dados al vals los macuitos y las de arroz quebrado, y es cosa de verlos voltejear al son de los descompasados vals de los pianitos ambulantes, la mayor parte de los que no son otra cosa que matracas con teclado,
Le digo a U. que se va acabando la gracia en esta tierra; y como antiguamente Lima daba el tono a los demás puntos de la República, va desapareciendo la multitud de tonadillas de otros tiempos o permanecen en un estacionarismo decadente.
Piura no sale de su tradicional "San Miguel"; ni Chiclayo de su mozamala:

"De Lambayeque a Chiclayo
corre el caballo Zapata;
quinientos soles en plata
sin excepción ...  de caballo".

Un poco más acá, se han estacionado en la otra tonadilla:

177

"Si quieres comer iguana
yo te la saldré a buscar
a las orillas del río
se salen a … rebuscar”.


Algo más acasito, andan firmes en su

"Cualquiera cuando a cualquiera
siguiera cuando delira;
pero Ud. ña Casimira,
ni siquiera... ni siquiera".

En Trujillo han hecho plantón en "La Manonga Bustamante".
Lo que es en Loreto probablemente andarán cantando todavía:

“Don Bracamonte
tiene una lora y
la mantiene
con mazamorra".

No me parece que en Amazonas anden mejor parados, allí supongo que cantarán todavía:

"Al Ecuador me voy madre
y échame…  tu bendición 
¡ay! si, ¡ay!
no que me voy al Ecuador".

En Pelagatos cantan aún:

"Cuando los gentiles hombres
formaron torres de vidrio
cuando mi madre nació
mi abuela no había nacido".

- 178 -

"El hombre que anda de noche
sabe lo bueno y lo malo:
sabe dónde canta el perro
sabe dónde canta el gallo".

Cerca de Huaraz cantan:

"Por el mundo ando rodando
no hay mujer que me aborrezca,
hasta las chicas me dicen
te he de querer… cuando crezca”.

En Huánuco no salen todavía de:

“Amor de forastero
no dura nada:
ensilla su caballo
se va mañana”.


En el interior talonean con:

"Arbolito de manzana
verdichay
cuya rama plante yo
chunquitay
otro te estará gozando
verdichay
y el que te plantó ya no".

Cerca de San Pedro, cantan:

"Malaya el amor,  malaya
y el amor malaya seya,
si el amor ha de ser causa
que yo perdido me vaya".

- 179-

En todo lo que se llama costa abajo, de donde han salido tan picarescas mozamalas y tonderos de rechupetes, hoy no salen del viejo:

"¡Ayyy! para que quiero la vida
iayyy! si contigo no la gozo,
¡ayyy! si contigo la gozara
¡ayyy! yo me llamaría dichoso".

“Arrímate cobarde
junto a esa niña,
hazle una guiñadita
con la rodilla",

"Eres enamorado
pero cobarde,
corazón de mosquito
métete a fraile".

"Me baño de mañanita
en el mar y en la corriente,
 para ver si se me quita
este amor tan… permanente”.

“Corazón de avellana
pecho de almendra,
limón azucarado
quien te comiera”.


"Toma este puñalito
y ábreme el pecho,
y verás tu retrato
si  está bien hecho”.

No salen de esas tonadillas viejísimas y de los versos llenos de malicia que compusieron los que tuvieron sal en otro tiempo.

 - 180-

Nada digo del sur, porque si hemos de comenzar por el desventurado Tarapacá, me supongo que allí todas serán leseras y ñoos empalagosos
Más acá corren parejas con el norte y me temo que en Puno anden cantando todavía:

“Anda vete, anda vete
barbero loco,
que mi madre no quiere
ni yo tampoco”

El centro canta con Lima:

“Palmero sube a la palma
y dile a la palmerita,
que se asome a su ventana
que mi amor … la solicita”

Son los versos que hace años viven porque ningunos otros han venido a sustituirlos pues los que se han compuesto después no han sido sino unas verdaderas simplezas o descomunales deshonestidades.

- 181-

Con el pianito ambulante desapareció la popular guitarra, el charango de rompe y rasga y el arpa deliciosa.
Agréguese a esto que nos importaron las zarzuelas y las operetas bufas, que el pueblo invadió la cazuela y con este melón se llenó el cerrón: nuestras morenitas de linda voz, nuestros cantores populares se encariñaron con la Mascota y el Bocacho y el Cocacho y Mignon y la FiI de madama no sé cuántos, y dándoselas de primadonas las unas y los otros de tenores, aprendieron los libretos y en cada callejón tenemos artistas que cantan el credo.
Ítem más, se les antojó poner en son de marinera todos los dúos, solos y serenatas de las obras que hemos indicado y ha resultado más de un adefesio soberano.
Culpa toda del pianito ambulante: de ese instrumento chillón, bullanguero, desacompasado, sin armonía en que cada tecla parece saltar sobre la cuerda, con un sonsonete infernal, algo así como un teclado metido dentro de una petaca.
En el Callao, esa tierra del pueblo alegre y de chispa, tierra de las más lindas mozamalas y de los tonderos y marineras capaces de resucitar los pianitos ambulantes, y es peste la que allí hay de ellos: todo se vuelve manizuelas.
A esa decadencia corresponden las observaciones que otro aficionado a estudiar costumbres ha hecho en una de nuestras repúblicas hermanas, diciendo con sobrada justicia ni más ni menos que lo que nosotros dijéramos.

Nápoles tiene sus dulces y cadenciosas man-182-dolinatas. Andalucía sus picarescas o sentimentales malagueñas, peteneras y boleros; los pueblos vasco-navarros sus verzolaris; Galicia sus primitivas muñerías; los pueblos del centro de la Italia sus idilios patrióticos y sus amantes cantos de despedida, al partir para la guerra. Nosotros hemos llegado a tal corrupción filarmónica popular, que hemos quedado reducidos a las tremendas e inaguantables cumbiangas, cantadas con voz nasal, en un mongongueo tan fastidioso y monótono como un día de lluvia, esbozados sobre una melopea capaz de crispar los nervios más bien templados.
Hacemos la caricatura de la música bastardeando nuestros propios sentimientos y nuestras propias costumbres. Se han perdido para siempre aquellos antiguos aires nacionales, todos esos cantos que hacían una especie de repertorio nacional, han pasado a la categoría de las cosas archivadas en los museos, cubiertas del polvo fino que el tiempo va acumulando sobre ellas, como se van acumulando las capas de tierra que constituyen las formaciones geológicas.
Aunque la poesía y la música de otra época no eran delicadas ni sentimentales, demostraban por lo menos cierta cultura, cierta galantería del hombre hacia la mujer, quedaba aunque superficialmente, la nota de la pureza de costumbres de nuestro país.
Allá por los años de 1868 o 70 comenzó para nosotros la importación inmensa de aires cubanos, las habaneras se repetían con una profusión tremenda, con sus palabras indíge-183-nas, sus cadenciosas melopeas, sus ritmos originales y picarescos, ardientes explosiones de amor rimados sin ton ni son, caprichosas confecciones de corazones quemados por unos ojos siempre negros y siempre arrebatadores.
Desaparecieron entonces por completo los aires criollos para dar paso a esos aires importados cortados por la misma tijera.
En medio de aquella inundación de cantos españoles, se oía, sin embargo, de vez en cuando, surgir algún aire criollo.
Pero se había declarado el descenso de nuestro gusto nacional y poético popular. Ya no se cantaba delicadamente a la mujer, ni a su belleza ni a su amor.
El canto del tocador de guitarra en las trastiendas e improvisador de versos cojos, mancos y tuertos, con consonantes traídos de los cabellos, luchando en cruda porfía por meterse en los límites de las cesuras, empezó a prevalecer de una manera tan caprichosa que no quedó siquiera el recuerdo de los antiguos cantares populares.
No se vaya a suponer que tengo la rara idea de implantar aquí una cátedra de moral popular, ni que quiero meterme a Redentor, porque no se me ocurre que me crucifiquen, pero quiero sí, hacer notar que en vez de mas educando, perdemos diariamente el ciento por ciento de aquella cultura moral que nos dieron nuestros buenos padres.
Si hubiéramos de medir la educación popular por los cantos y la música del pueblo, estaríamos más abajo que los demás países.

- 184 -

Son cosas de la civilización!... dice el escritor a que me refiero; pero yo agregaría que también son cosas aquí de la pobreza, porque cuando el estómago anda mal no está para gracias ni para nada, de allí que, después de la "Ferrolana" del tiempo de Echenique, de la "Conga" del de Balta, hayamos quedado estacionarios.

El último de los presidentes que ha tenido su cantarcillo pasable fue Montero:
"La ropa de S. E.
no  se lava con jabón se lava
se lava con concha de ámbar
que penetra…  al corazón".

Hoy,  estamos en plena prosa: nuestras desgracias nos han dejado como nuevos.

"Pudiera ser que algún día
con las mudanzas  del tiempo" .
...........................

No queda más recurso que
El pianito ambulante
y golpe a la manizuela
que una cosa es con guitarra
y otra cosa es con vihuela.

"Los amores de Juana
me tienen loco
yo me muero por ella
y ella… tampoco".

-185-

No sigo porque me precipito, y Uds. saben que al que toca y al que canta, se le seca ... la garganta.

Con que:

Tanto que escribo rasgos
 y nada tomo
como  si mis pulmones
fueran de plomo.

Tomaré, pues, descanso y sigan Uds. cantando lo que gusten; aunque no me despediré de mi lectora sin recordar el verso que se canta en mi tierra, y va con ella:

Tienes una boquita
tan colorada
que se parece al dentro
de una granada.

Tienes unos ojitos
tan embusteros
que aunque nada me dicen
me están diciendo.

Tienes ¿pero qué tienes?
No tienes nada
porque lo que tú tienes
lo tengo en mi alma.


Y andar.