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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.
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lunes, 14 de noviembre de 2022

"EL CARRETA" JORGE PÉREZ: HIJO DE UN ILUSTRE MÚSICO HUARACINO

 

    El 14 de noviembre de 2021 se cumplió el centenario el nacimiento de "El carreta" Jorge Pérez. Algunas notas periodísticas nos recordaron esa fecha, entre ellas un buen artículo de Darío Mejía. En la presente nota me permito hacer algunos aportes a su biografía y su obra.

    "De tal palo, tal astilla", dice el famoso dicho. En esta oportunidad lo he invertido para hablar de el famoso "carreta" Jorge Pérez y su padre Silvio Pérez, de quien habría heredado su vena artística

     En la noche del 14 de noviembre en 1921, en Huaraz, en una bonita casita situada en el número 7 de la calle Huancavelica de esa ciudad, nació Jorge Nicolás Pérez López, inmortalizado años más tarde como “El carreta” Jorge Pérez. Según consta en su partida de nacimiento sus padres fueron Silvio M. Pérez, quien al momento de declarar el nacimiento afirmó ser empleado, y Rosa López.  Silvio Pérez fue guitarrista de fama en Huaraz. Junto a Nicolás “Shansa” Gonzáles y el destacado músico aijino Jacinto Palacios, formaron el Trío Huaraz, que participó en el Concurso de Música y Danzas de Amancaes, en junio de 1929, haciéndose acreedores a una medalla de plata, diploma de honor y a un premio pecuniario de Lp.6.00.00. (libras peruanas).

Trío Huaraz, con el alcade del Rímac Juan Ríos.
De izquierda a derecha:
Nicolás Gonzáles, Jacinto Palacios y Silvio Pérez
Foto: Colección José Palacios Polo

     A continuación comparto algunos datos que sobre "El carreta" Jorge Pérez fueron dado a conocer en el dominical del diario “La Crónica” del 6 de setiembre de 1959 por el periodista Niko Cisneros. Como he señalado con motivo del centenario del nacimiento de “El carreta”, el investigador Darío Mejía escribió una nota en la que se menciona dicho artículo (puede leerse en el facebook de Darío):

Cuando "El Carreta" tenía seis meses de nacido, sus padres se mudaron al distrito del Rímac, en Lima. Pero a los 10 años de edad, debido a problemas de salud de su madre, retornaron a vivir en Huaraz, siendo en esta ciudad donde le agarra cariño al canto y la guitarra.

A los 17 años de edad, en 1939, Jorge Pérez decide viajar solo a Lima, instalándose en el Rímac, donde tuvo que ejercer varios oficios para subsistir, trabajando en una imprenta, fábrica de medallas, sastrería y otros hasta que logró entrar a trabajar en el Banco de Crédito del Perú, en la sección Cuentas Corrientes de la oficina principal.

En 1950 viajó a Chile de vacaciones llevando su guitarra como acompañante y como el bancario peruano fue muy ben atendido por sus colegas chilenos, correspondiendo a ello, Jorge Pérez, se ponía a cantar canciones peruanas teniendo gran acogida. Al regresar al Perú funda en Radio Lima "La Hora del Bancario", inspirado en un programa chileno, siendo allí que en una de sus audiciones conoce a Luis Garland, también empleado bancario, con quien forma el dúo "Los Troveros Bancarios". El dúo decidió presentarse a un concurso en Radio América (llevado a cabo en 1952, según lo señalado por el periodista Jorge Donayre), pero como "Los Troveros Criollos", logrando el primer puesto y un contrato que iniciaría una carrera de mucho éxito para "Los Troveros Criollos".

    En el libro Canción Criolla: Antología de la música peruana V. I de Lorenzo Villanueva y Jorge Donayre, también aparecen consignados esos datos, con la adición de que, cuando llegaron a Lima, sus padres radicaron en la calle Tumbes en el Rímac y que "El carreta" estudió en el Colegio Quimper.

    Como se ha señalado, Los Troveros Criollos se iniciaron en Radio América en junio de 1952 para luego pasar a Radio El Sol y de ahí con "un fabuloso contrato" pasaron a Radio La Crónica.

    Estuvieron entre los primeros artistas en grabar discos en Sono Radio, disquera que se creó en 1952. Grabaron varios "carbones de 78 rpm" y el segundo LP que se grabó en esa disquera:  Selecciones de música criolla L.P.-02 (en la época era un disco en el que se grababan cuatro canciones por lado).      

Foto: Discogs




Foto: Discogs

    En 1953 ya estaban a la venta esas grabaciones. Eran trece "carbones de 78 rpm" y el L.P. antes mencionado. Su exito fue grande y fueron considerados "el conjunto revelación de 1952".

"La Crónica" 14 de junio de 1953

  En 1953 la aparición de su segundo LP Mario Cavagnaro y Los Troveros Criollos (LP-13) no hizo mas que acrecentar su fama.

Foto: Discogs

Foto: Discogs

    "Yo la quería patita", "Carretas aquí es el tono", "No te sobres Carolina", ''Cántame ese vals patita", "Ay Raquel", "Cutato por qué te baten", "Fantasma da mi suegra" y muchas composiciones más lograron récords de venta.

    En mayo de 1955 se filmó lo que es quizás el primer video clip de música peruana con el vals "Yo la quería patita", film rescatado por ARCHI (Archivo Peruano de Imagen y Sonido). (hacer clik para poder verlo).

      El semanrio EXTRA dió a conocer una nueva faceta de "El carreta": su incursión como disc-jockey en Radio Lima donde creó y condujo su espacio llamado "Una amable cita con el Trovero".

"Extra" N° 55 - 5 de enero de 1956

     El primer capítulo de la historia de los Troveros Criollos termina en junio de 1956, cuando el dúo se separa y Luis Garland se queda con el nombre del conjunto. Jorge Pérez decide continuar  y a mediados de julio de  ese año debutacomo solista.

    EN 1957, continuando su carrera como solista grabó, siempre en Sono Radio, un disco que salió al mercado como Jorge Pérez y su conjunto. Carretas aquí es el tono (LP 77). 

FOTO: Nemovalse


FOTO: Nemovalse

    En junio de 1957  Jorge Pérez anunció su viaje a Chile:

"La Crónica" 15 de julio de 1957

    En junio de 1958 se anunció que Radio Nacional trasmitiría un radio teatro sobre la vida de Felipe Pinglo Alva. El encargado de representar al bardo criollo fue Jorge Pérez.

"La Crónica" 18 de junio de 1958

    El 19 de julio de ese año en "La Crónica" se anunció que Jorge Pérez viajaría a Chile con Rafael Matallana como segunda voz y Jorge Malborg como primera guitarra. Sin embargo el viaje se postergó, el 2 de agosto se volvió a anunciar el viaje.

    En octubre de 1958 se realizó la inauguración del mausoleo de Felipe Pinglo Alva. Como parte de las ceremonias, el día domingo 19 de ese mes, se realizó un mano a mano entre Jorge Pérez  y Lucho Garland. 

"Última Hora" 18 de octubre de 1958

    En marzo de 1964 se anunció la reconciliación de Los Troveros Criollos, producto de las gestiones de Genaro Delgado Parker para que actúen en Canal 13 TV. Para su reaparición grabaron un nuevo LP.

"La Crónica" 13 de marzo de 1964

Foto: Discogs

     Incursionó también en la Televisión peruana donde tuvo un programa en Panamericana TV, al medio día y a partir de 1967 y durante la década de 1970 lo recordamos como uno de los animadores "Danzas y Canciones del Perú".

    "El Carreta"Jorge Pérez  falleció el 14 de marzo de 2018, en Lima. Lamentablemente en Huaraz,  su tierra natal no existe un monumento, que perennice su memoria. Desde aquí iniciamos una campaña para que al menos una calle de la ciudad lleve su nombre 

martes, 19 de enero de 2021

LA ESTUDIANTINA LIMA Y LAS ESTUDIANTINAS PERUANAS DE LA DÉCADA DE 1880.

 

Estudiantina Lima - Detalle de la partitura "El Amazonas" de Beriola - BNP

   En este artículo no me voy a ocupar sobre el origen de las estudiantinas. Mucha tinta se ha vertido antes y muchos bytes de almacenamiento guardan en memoria las investigaciones y opiniones de los que se han ocupado de ello. Acá "vamos al grano": Me ocuparé de las primeras estudiantinas que se organizaron en el Perú, de lo que sobre ellas he podido encontrar en las fuentes hemerográficas. 


  La referencia más antigua a una estudiantina que he encontrado es de 1879, antes del estallido de la guerra con Chile. No puedo decir que haya sido ni la primera ni la única Estudiantina. Posteriores investigaciones quizás echen más luces al asunto. 

   En la edición del día 26 de febrero de 1879 del diario "El Nacional" se da cuenta de la formación de esa estudiantina con ocasión de las fiestas carnavalescas de ese año en Lima:

"El Nacional" 26 de febrero de 1879

    No he vuelto a encontrar referencias a estudiantinas sino hasta agosto de 1884, que es la fecha de la llegada de la Estudiantina Española Fígaro a Lima. Ese tema lo he tratado en un artículo que puede ser leído en este enlace:
      
     Resulta incontestable afirmar que la llegada de la "Fígaro" fue un gran suceso e incentivó la formación de estudiantinas, incluso algunos compositores publicaron sus obras hechas en homenaje a la "Figaro" En la foto se muestra "Recuerdos de la Estudiantina Fïgaro" de Francisco de Paula Francia.

Recuerdos de la Estudiantina. F. P. Francia

    Algunas piezas interpretadas por la Estudiantina Española Figaro, fueron transcritas en versiones para piano como es el caso de "La Gavota" de Lugi Arditi que era parte del repertorio de esa estudiantina. Se publicó en Lima una partitura firmada por M. Englander.

"La Gavota"
Colección Dante Guzmán

   Fue en 1885 o comienzos de 1886 que probablemente se formaron las primeras estudiantinas cuyo nombre ha quedado registrado en los periódicos de la época. En 1886 realizaron sus primeras presentaciones. En el "El Comercio del 14 Abril 1886 encontramos esta nota:     
Estudiantina peruana—El Sr. Víctor Manuel de los Ríos, Director de la estudiantina, nos ha remitido un programa del concierto que aquella prepara en el Politeama para la noche del viernes 16, acompañándolo de una esquela por la que se nos pide que hagamos conocer al público que la Estudiantina Peruana es distinta de la Chalaca, aunque organizada por los fundadores de ésta que se han separado de los demás miembros a ella pertenecientes. También se nos pide que hagamos constar q' esa Estudiantina Peruana dió el concierto del teatro de Variedades el 1° del presente y el de la bomba chalaca en la noche del 3.
"El Comercio" 14 de febrero de 1886
   
      El programa presentado por la Estudiantina peruana fue el siguiente:
Primera parteCanción Nacional, Alzedo; Marta, Flotow; Hamburgo, De la Estudiantina Fígaro. 
Segunda parte—Bellísima Peruana. Guitarras, (Mazurca); Bandurria, Valse composición del Director. 
Tercera parte—Himno del Riego; Barut, (Bolero); Un Beso, De la Estudiantina Fígaro. El señor Ríos, Director de la Estudiantina, tocará escojidas y variadas piezas de bandurria.
   En "El Comercio" del 17 de ese mes se comenta la actuación de la Estudiantina cuyos integrantes, a excepción del Sr. Ratto que tocaba el violoncello, eran peruanos. La presentación tenía como objetivo reunir fondos para hacer traer de Europa instrumentos musicales de calidad. La decoración (anfiteatro) era semejante a la de la "Fígaro":
.... Un anfiteatro semejante al que usaba la Estudiantina Española Fígaro, y vestidos exactamente como los miembros de ésta. El director señor Víctor de los Ríos, toca unas veces el violín y otras la única bandurria que entra en el concierto. Los demás son D. Federico Borjas, D. Abel Luna, D. Enrique León, D. Dionisio Matienzo, D. Carlos Makie, D. Gmo. Lapsley, D. Luis Valle y D. Romualdo Soto, tocaban guitarra ("El Comercio" 17 de abril de 1886). 
     Sabemos en consecuencia que en esa fecha existían la Estudiantina Peruana y la Estudiantina Chalaca. Que los fundadores de la primera fueron los de la segunda y que por una causa que no conocemos se separaron y fundaron la Estudiantina Peruana. Sobre Víctor Manuel de los Ríos, el director, Rodolfo Barbacci en su "Apuntes para un Diccionario Biográfico Musical peruano" escribió lo siguiente
DE LOS RIOS, VICTOR MANUEL: Director de la Estudiantina peruana que comenzó a actuar en abril de 1886 en el Teatro Politeama. Ríos tocaba bien la bandurria y discretamente el violín. Los demás músicos eran Juan Ratto (V. Callo) y los guitarristas: Federico Borjar, Abel Luna, Enrique León, Dionisio Matienzo, Carlos Mackie, Guillermo Lapsley, Luis Valle y Romualdo Soto. Vestían y se disponían como los de la célebre estudiantina española "Fígaro" que trataban de imitar por el gran éxito que había tenido ésta, pero al comienzo tenían malos instrumentos y no gustaron mucho. Contemporáneamente había en Lima otras Estudiantinas similares. (Barbacci 1949:447).
    Otra estudiantina de esa época fue la Estudiantina Euterpe dirigida por el guitarristas chalaco Fabio Francisco Brenner. El lunes 26 de abril de 1886 participó  en teatro Olimpo en la función de beneficio de la Compañía de Bomberos Roma. En el programa publicado por "El Comercio" encontramos:
Se representará "La Marsellesa", y en el primer intermedio tendrá lugar el concierto, en el orden siguiente: 
1°—Paso doble "Euterpe", por la estudiantina del mismo nombre. 
2°—Gavota ''Chavela", id. id. 
3° —Originales de Francisco F. Brenner, id. id. 
4°—Solo de guitarra, ejecutado por el director de la Estudiantina señor F. F. Brenner. 
"Santa María", plegaria de J. Faura, por el señor Morel 
Aria coreada de la zarzuela "Las astas del toro" por el señor José A. Alvarez y coro, 
Paso doble a dos bandas y orquesta, composición del maestro L. Carbonell, dedicada al General Cáceres, titulada “La toma de Marcavalle". 
5°—Brindis de "Robinson" por el señor Eduardo García. 
6°—Polka ''La Cosmopolita" a gran orquesta, dedicada a la compañía de este nombre en la noche de su beneficio, música del maestro Luis Carbonell, la que se venderá impresa en la boletería del teatro. 
En el segundo intermedio la siempre aplaudida pareja Expert Vadillo, ejecutará el pase "La sal de Andalucía" Inútil nos parece, conocido el objeto a que están destinados los productos de la función, recomendarla al público. Debemos esperar que el teatro estará de bote en bote.  
    En "El Comercio" del 2 de julio se anunció la formación de otra estudiantina: una estudiantina femenina dirigida por los señores Beriola y Francia y su presentación en un concierto benéfico el día 11 de ese mes en el Palacio de la Exposición:
La capital está en vísperas de recibir una gran sorpresa. Va a realizarse un acontecimiento cuya originalidad se deberá exclusivamente a Lima. 
Una vez más dará el bello sexo de esta florida tierra, una muestra del sentimiento que la ha distinguido siempre: la caridad. 
Doce señoritas de lo más selecto de nuestra sociedad han formado una Estudiantina bajo la dirección de los señores Beriola y Francia, con el propósito de dar un concierto a beneficio de los pobres, el domingo 11 de julio en el Palacio dela Exposición. 
Para realizar esta noble idea ha sido preciso traer instrumentos de España e Italia, estudiar y dedicarse días enteros a ensayos. 
Pero estos esfuerzos no han sido inútiles; todos los obstáculos están salvados con un éxito verdaderamente admirable. 
¿Y cómo no había de ser así, cuando para aliviar el infortunio del desvalido se pone juego la benevolencia, la contracción, la constancia de la mujer, y sobre todo el talento artístico que caracteriza a la peruana y la hace legítima acreedora al título de representante de lo bello y lo sublime? 
Con el concurso de tan privilegiados elementos no era difícil alcanzar un resultado halagador. 
He podido apreciarlo ya en un ensayo general que se realizó el domingo en casa del señor Francia. 
Compónese la Estudiantina de seis guitarras, seis mandolinas, dos violoncelos y un violín. 
En las mandolinas ejecutan las señoritas María Ortiz de Villate, Clementina y Laura Francia, María Espinosa, María Hortensia Tola y Juana Gildemesiter. 
En las guitarras las señoritas Virginia Ortiz de Villate, Rosina Francia, Justa Masías, Dolores Carpio Rivero, María Isabel Masferrer y María Llosa. 
La mayoría de estas señoritas son discípulas del señor Beriola. 
Los violoncelos están a cargo del señores profesores Panizzoni y Beriola (Director) y el violín el señor Luis Masferrer. 
La señorita María Carolina Menchaca, que había tomado parte en los ensayos, -no asistirá al concierto a causa del lamentable suceso de la hacienda de Pampas, - en que fueron maltratados algunos miembros de su familia; pero sería de desear, que en mención a las últimas noticias, que aseguran el restablecimiento del señor Figari y su esposa, esa señorita se reincorporase a la Estudiantina. 
La música es toda nueva y escogida con exquisito gusto. El señor Beriola ha compuesto expresamente para esta ocasión una preciosa marcha (paso doble) y el señor Francia dedica también a las damitas ejecutantes una bellísima composición titulada la "Napolitana". 
La parte bocal [sic.] del concierto la desempeñarán las señoritas Teresa Ferreira, Amalia de Vivero, Sara Masías, María Isabel Masferrer, Dolores Carpio, Zoila Ezeta,y los señores Molfino, Masferrer y Cordiglia y Lavalle. 
Se ha encomendado el expendio de billetes de las localidades a los señores Niemeyer e Inghirami, almacén de música calle de Mercaderes, Peter Bacigalupi calle de Espaderos y almacén de música del señor Pighi en esa misma calle. 
Sera sensible que por el reducido número de localidades no pueda concurrir todo Lima tanto más lamentable es cuanto que no es fácil que se presente, con frecuencia, la ocasión de que se reúna cierto número de señoritas para dar un concierto en público, aun cuando el fin sea altamente filantrópico. 
Antes de terminar séanos permitido hacer una indicación que creemos del caso. 
Teniendo por base el personal que da este concierto y aquel con cuyo concurso se efectuó el de Sta. Rosa, se puede reorganizar en Lima la antigua Sociedad Filarmónica. El momento es propicio; la buena voluntad de los directores de este concierto y de otros profesores que se plegarían con ese propósito, y ante todo, el genio musical que se perpetúa en el carácter de las hijas del Rímac, son elementos quo no deben dejarse escapar si se quiere tratar del renacimiento del gusto artístico que ha germinado siempre en nuestra sociedad.
"El Comercio" 2 de julio de 1886 (detalle)
    
    En el libro Del olvido a la Memoria: Mujeres Peruanas, 1860-1930: Historia gráfica publicado por Movimiento Manuela Ramos en 2003,  se muestra una imagen de la Estudiantina Lima, se le nombra "Estudiantina limeña" y equivocadamente se indica que la fecha de su formación fue el 8 de agosto de 1866.

Del olvido a la Memoria: Mujeres Peruanas, 1860-1930: Historia gráfica (2003:124)

   Prosigo con las actividades de la Estudiantina Lima. El  concierto que debía realizarse el 11 de julio tuvo que postergarse hasta el 8 de agosto de ese año debido al duelo ocurrido en la familia Francia. En "El Comercio" se anunció el concierto en éstos términos:
Estudiantina "Lima".- El domingo 8 del presente, en la Exposición, hará su deseado debut la indicada estudiantina formada por señoritas aficionadas y dirigida, como se sabe, por afamados maestros. 
Se advierte que no se envía boletos a domicilio y que pueden obtenerse en la casa de Pighi, Espaderos, 214, o en la de Dockendorff, Bodegones.

"El Comercio" 3 de agosto de 1886

    El sábado 7 volvió a anunciarse el concierto de la Estudiantina. El anuncio decía que se esperaba que el día del concierto, los jardines de la Exposición estén concurridísimos "pues comenzando el concierto de la Estudiantina a las 5 de la tarde los asistentes podrán disfrutar de los acordes de una buena banda de músicos que se situará en el kiosko de las palmeras". Ese mismo día se publicó esta nota en la que se dan a conocer a los integrante de la Estudiantina:
Exposición. El gran concierto vocal e instrumental dirigido y organizado por el señor don Francisco Francia, se efectuara mañana 8 de Agosto a las 2 p.m. en punto. 
En ese día se exhibirá la Estudiantina Lima, que dirige al señor Salvador Beriola y que forman las señoritas Carpio Rivero Dolores. Espinosa María. Francia Clementina, Francia Rosina, Francia Laura, Gildemeister Juana, Gildemeister Angélica, Llosa María, Masías Justa, Masferrer Isabel, Menchaca María, Tola María Hortensia, Villate Virginia, Villate María y los señores Masferrer Luis, Panizoni J. y S. Beriola. 
El canto y piano estara a cargo de las señoritas Carpio Rivero Dores, Ezeta Zoila, Francia Clementina, Masías Justa, Masías Sara, Masferrer Isabel, Paz Soldan María y Elvira. Tola María Hortensia, Villate Virginia, Vivero Amalia y los señores Carreño Osvaldo, Caballero Pablo, Cordigia y Lavalle Félix, Masferrer Luis, Molfino F. Ruddork. 
El programa en el siguiente: 
Primera Parte 
1° —A. El Amazonas, paso doble dedicado a las señoritas de la Estudiantina—Berriola 
—B. Felicitazioni, valse-Migliaccio 
—C. Olé, olé jota—Lara. 
Ejecutadas por la Estudiantina. 
2° La mia bandiera, romanza por el señor Molfino —Rotoli 
3°Amore, Dúo por las señoritas Dolores Carpio e I. Masferrer— Rotoli. 
4° Arabesca, fantasía para piano por la señorita María Paz Soldan-Brisson 
5° A una estrella, romanza por la Sta, S. Masias-Malinotti. 
6° La Separazione, cuarteto por las señoritas Z. Ezeta, A. Vivero y los señores F. Cordiglia y Lavalle y Pablo Caballero--Pinsuti 
7° Boccacio, dúo para dos mandolinas por las señoritas M. Villate y Clementina Francia acompañadas al piano por la señorita Virginia Villate—Beriola 
Intermedio de 15 minutos 
Segunda Parle 
1° Gran marcha a dos pianos y a ocho manos ejecutadas por las señoritas Virginia Villate, M. Hortensia Tola, María y Elvira Paz Soldan—Dell'Argine. 
2° Ruy Blas, dúo por la señorita Amalia Vivero y el señor Molfino—Marchetti. 
3° Napoii, romanza por la señorita Carpio Rivero—Palloni 
4° Souvenir de Rusie, fantasía, para dos pianos ejecutada por las señoritas J. Masías y C. Francia—Ravina 
5° Bailo in Maschera, barcarola por F. Cordiglia y Lavalle—Verdi 
6° Precauzioni cuarteto bufo por las señoritas Masías, Carpio, Rivero, Masferrer y el señor Masferrer, con acompañamiento de piano y cuarteto por los señores Carreño, Cordiglia, Lavalle, Ruddock y Berriola—Petrella. 
7°—A. Recuerdos de mi tierra, fantasía dedicada a las señoritas, Carmen B. de Arenas y Virginia C. de Albarracin, patrocinadoras del concierto—Francia. 
B. La bellísima peruana, danza—Astol 
C. La caza, polka característica—Beriola: 
Ejecutadas por la Estudiantina. 
Los pianos de concierto de la fábrica de Blüthner, han sido bondadosamente proporcionados por el señor don Guillermo Brandes, único agente en el Perú. 
Los boletos se venden en los almacenes de los señores Carlos Pighi y P. Bacigalupi, calle de Espaderos.
"El Comercio" 7 de agosto de 1886 (detalle)

    El Concierto fue exaltado por "El Comercio". Reproduzco el extenso artículo por considerarlo de suma importancia.
El gran concierto de la " Estudiantina Lima" en el Palacio de la Exposición. 
Lima acaba de presenciar, asombrada y conmovida, uno de aquellos espectáculos extraordinarios, que así enaltecen la cultura de un pueblo, como honran a la sociedad en cuyo seno se realizan. 
Una nobilísima aspiración, un sentimiento sublime de caridad cristiana—el auxilio de numerosas familias que hoy gimen en terrible miseria—inspiró la idea de una fiesta que, por la santidad de su objeto y el mérito y la originalidad de su ejecución, despertara la curiosidad general y excitara la inagotable generosidad de nuestro pueblo. 
Veinticinco señoritas, hijas de las mas distinguidas familias de la capital, se agruparon en torno del felicísimo maestro don Salvador Beriola, y bajo su inteligente dirección constituyeron la "Estudiantina Lima", dedicándose al estudio de los mismos instrumentos que tanta fama dieron a la "Estudiantina Española Fígaro." 
Ayer se verificó la aparición primera de aquel hermoso grupo de ángeles de caridad, que venciendo la natural y encantadora timidez, venían a enjugar las lagrimas del infortunio, revelando al público un verdadero prodigio: la improvisación de artistas consumadas, que en el breve espacio de tres meses, han sorprendido al genio musical el secreto de sus triunfos y de sus grandes sensaciones. 
El salón de conciertos del Palacio, no podía contener el extraordinario concurso de cuanto mas distinguido y aristocrático encierra la sociedad de Lima. La belleza y la elegancia se dieron temprana cita en aquel magnifico salón, y en número tan crecido, que mas que en la ciudad de los Reyes, parecía hallarse el auditorio en alguna magnífica fiesta de una capital europea.—Muchos jóvenes cedieron con exquisita galantería sus asientos a señoras y niñas, y fueron a agruparse militarmente a las puertas, convirtiéndolas en respetables baterías, que no cesaron de hacer fuego sobre las filas de la legión femenina. Otros giraban y se revolvían por los pasadizos laterales, deslumbrados y atraídos por tanta hermosura, como mariposas en torno de flores y de llamas. 
Una estrepitosa salva de aplausos saludó la anhelada aparición de la Estudiantina, que se colocó en el estrado, en el mismo orden en que allí se había presentado la Estudiantina “Fígaro." Vestían con suma elegancia, y graciosamente cubiertas con sus blancas mantillas españolas. 
La primera parte del concierte se inició con la ejecución del paso doble "El Amazonas", obra del señor Berriola, dedicada a sus discípulas. Acompañaban a las preciosas improvisadas andaluzas, el director de la Estudiantina y el señor Osvaldo Carreño, como primer violín. 
El éxito de esta pieza fue soberbio; era la revelación de una destreza y de un gusto admirables en todo el esplendor del arte; y es imposible expresar la sorpresa y la emoción del auditorio, que solo pudieron traducirse en sonrisas, en lagrimas y en aplausos atronadores. 
La Estudiantina, ceñida ya la alba frente con los primeros laureles de la victoria, ejecutó, en seguida y con mayor aliento, el lindo valse de Migliaccio, titulado "Felicitazioni". El desempeño fue correctísimo: no se podía esperar tanta armonía y tanta dulzura de instrumentos tan pobres como las guitarras y las mandolinas. 
Terminó esta introducción con el toque de la entusiasta y alegre Jota "Olé, Olé", del maestro Lara, en cuya ejecución puso mas gracia la Estudiantina limeña que toda la sal de las célebres majas de Andalucía. 
Los aplausos se repitieron con mayor estruendo: la "Estudiantina Lima" nada tenía que envidiar a la española. Los espectadores estaban hondamente conmovidos, la caridad triunfaba con manos angelicales, y nuestra sociedad, llena de admiración y de legítimo orgullo, tributó al talento y a la nobleza de sus hijas predilectas, la ovación merecida. 
Retiradas las sillas del estrado, se colocaron dos magníficos pianos; y presentóse el Señor Molfino, quien cantó "La mía bandiera” con expresión y buen gusto, mereciendo en premio marcadas muestras de la aprobación del selecto auditorio. 
El dúo "Amore," fue cantado enseguida por las señoritas Dolores Carpio e Isabel Masferrer. La extensa y argentina voz de la señorita Carpio, armonizó admirablemente con la voz pura, fresca y afinada de la señorita Masferrer. Las dos simpáticas y elegantes niñas, fueron vivamente aplaudidas. 
La señorita María Paz Soldan tocó después en el piano la "Arabesca", fantasía de Brisson probando la competencia de una verdadera profesora. Ejecución, claridad y sentimiento, fueron las cualidades que mas hizo brillaren el desempeño de tan hermosa como difícil pieza. Hubo momentos en que el piano parecía eliminarse del estrado y en que pasaban directamente del alma de la tocadora al corazón de su Auditorio, deliciosos raudales de armonía. El efecto fue espléndido: y el público aplaudió con entusiasmo. 
La distinguida y simpática Sara Marías, cantó enseguida la romanza "A una Stella". Su voz posee una gran extensión y es tan brillante en las notas altas, como expresiva poderosa en las notas bajas: la transición de unas a otras es arrebatadora. Así lo probó un nutridísimo aplauso general. 
En pos de la señorita Paz Soldan, subieron al estrado las hermosísimas y elegantes señoritas Amalia Vivero y Zoila Ezeta, y los señores: Cordiglia y Lavalle, y Pablo Caballero. El cuarteto de Pinsuti "La separazione", fue campo de lucimiento y de triunfo para los ejecutantes. Las dulcísimas voces de ambas señoritas, unidas a la sonora y expresiva entonación de los citados señores, realzo el mérito de aquella delicada y hermosa composición. 
Terminó la primera parte del concierto con el delicioso dúo de Boccaccio para dos mandolinas, arreglado por el señor Berriola, y ejecutado por las distinguidas señoritas María Villate y Clementina Francia, acompañadas al piano por la señorita Virginia Villate. La ejecución fue sorprendente: no hay palabras para expresar la habilidad, la delicadeza y el exquisito gusto con que aquellas tres gracias del arte musical, encantaron al auditorio, que las aplaudió calurosamente. 
Después de un intermedio de quince minutos, comenzó la segunda parte con una "Gran Marcha" a dos pianos y a ocho manos por las interesantes señoritas Virginia Villate, M. Hortensia Tola 
María y Virginia Paz Soldán. La original y hermosa producción de Dell’Argeline fue magistralmente interpretada y las indicadas señoritas merecieron las más expresivas alabanzas. 
El dúo de Ruy Blas por la señorita Amalia Rivero y el señor Molfino así como la romanza “Napoli” por la señorita Carpio Rivero fueron también ruidosa y justamente aplaudidos. 
La fantasía para dos pianos "Souvenir de Russie" soberbiamente ejecutada por las señoritas Justa Masias y Clemen Francia, produjo gran sensación, revelando el talento musical y la excelente escuela clásica de ambas señoritas. 
El señor Cordiglia y Lavalle cantó perfectamente la barcarola del "Ballo in maschera." El público expresó su entusiasmo con tan ruidoso aplauso que no dejó percibir la rota final de aquella lindísima canción. 
El cuarteto bufo “precauzioni” … (cortado)… lindísimas piezas: "Recuerdos de mi tierra” composición del maestro Francia, que se hizo especialmente simpática por su colorido nacional; la “Bellísima Peruana,” preciosa danza de Astol; y “La Caza,” polka de Berriola, originalísima y llena de gracia y de poesía. 
Si en la primera parte del concierto el mérito de la Estudiantina hizo del público una gran legión de entusiastas admiradores, en esta última lo convirtió en legión de adoradores fanáticos. En "La Caza" ocurrió una transformación chistosa: la Estudiantina se volvió una parvada de canarios, de ruiseñores; y de tórtolas, La imitación era tan perfecta, que algunos creyeron de buena fe divisar a las canoras avecillas, sobre las guitarras y las mandolinas. En el momento del disparo, al ver volar herido a un pobre ruiseñor, comprendimos que no era la mísera avecilla, la única que aleteaba en la agonía: el disparo de la Estudiantina, había hecho un estrego inmenso en el auditorio: muchísimos jóvenes se revolvían en sus asientos heridos en pleno corazón! 
El concierto había ya terminado y quedaba cumplido fielmente el programa; pero el público no se cansaba de aplaudir y no se saciaba en el deleite de escuchar a la Estudiantina. Un nuevo y galante esfuerzo de las nobles y graciosas niñas, premió con creces su entusiasta anhelo. Una enloquecedora marinera ejecutada con infinita gracia, acarició alma e hizo cosquillas a las juveniles plantas de muy gallardos mancebos. 
Las manos estaban ya hinchadas y no cesaban de palmotear; estamos seguros de que nadie ha conservado los guantes que llevó al concierto. 
El lenguaje es deficiente para expresar la gratitud de la sociedad, a que se han hecho acreedoras las nobles y generosas niñas que forman la Estudiantina. 
Al retirarse el público de la Exposición, volvíanse los rostros al Palacio con aire triste, como si sintieran profunda pena de que aquella magnífica fiesta hubiera concluido tan pronto. En cambio muchas elegantes parejas sonreían de felicidad: indudablemente Cupido, a quien no se había pasado tarjeta de invitación, se deslizó furtivamente en el salón del concierto. 
El público pide y suplica que se repita el concierto dentro de breves días: solo dos mil personas has gozado de las maravillas de la Estudiantina: hay diez mil más que anhelan igual gloria. Nuestras señoritas son demasiado amables y buenas para no desairar súplica tan ferviente. 
Perdónesenos la prisa con que ha sido escrita esta revista, que tan pálido reflejo da del mérito de la Estudiantina. Volveremos por nuestro honor de Cronistas en la del próximo concierto.

"El Comercio" 9 de agosto de 1886 (detalle)

    La partitura del paso doble "El Amazonas", que Beriola había dedicado a las señoritas integrantes de la Estudiantina Lima y que fue interpretado por ellas en el concierto de La Exposición fue publicada por su autor.

"El Amazonas" Salvador Beriola - BNP

    La estudiantina Fígaro anunció su regreso a Lima en Octubre de ese año, según se puede leer es este aviso de "El Comercio"

"El Comercio" 2 de octubre de 1886

    Como lo anunciado la "Fígaro" llegó el 5 de agosto. "El Comercio" dió a conocer el nombre del representante de la empresa y el de los integrantes y ejecutantes de bandurrias, guitarras, violín y violoncelo.

"El Comercio" 5 de octubre de 1886

    En 1887 se creó otra estudiantina más, una nota publicada en "EL Comercio" el 6 de mayo de 1887 hacía conocer la organización de ella: "Estudiantina — Organizada definitivamente por una docena de jóvenes tunantes de la música, darán muy en breve un concierto en la función que en su beneficio prepara una sociedad humanitaria". 

    El 21 de ese mes se anunció en el Politeama una función a beneficio de de la compañía salvadora “Cosmopolita” poniéndose en escena la popular opereta “Bocaccio”. "Para el mejor éxito de la función la Estudiantina Limeña, ha prestado su concurso y tocará y cantará escogidas piezas con acompañamiento de violines, guitarras, bandurrias y castañuelas", comentó "El Comercio". Lo que no queda claro es si esta "Estudiantina limeña" es o nó la misma o nó que la "Estudiantina Lima".

    La Estudiantina limeña ofreció un concierto, la víspera de año nuevo, en el local de la legación alemana en Lima. Como muestra de agradecimiento los integrantes fueron invitados a Acho "El Comercio" informó en éstos términos:
Estudiantina Limeña—El señor Ministro alemán, en prueba de gratitud y aprecio a los miembro» que componen la Estudiantina limeña, por el concierto que la víspera del año nuevo le dieron en el local de su legación, fueron Invitados a una galería de la plaza de Acho, donde además de gozar del espectáculo taurino, se les sima un espléndido y opíparo lunch anteayer. 
La manifestación de aprecio dada por el señor Ministro alemán es una prueba más de simpatías de que goza esa institución.

  El 28 de abril, la Estudiantina Limeña participó en el beneficio de la compañía de bomberos "Cosmopolita". "El Comercio" lo anunció en éstos términos:
Teatro Olimpo—A beneficio de la compañía salvadora “Cosmopolita” se ha organizado para el sábado 28 del presente una función en la que por deferencia a la compañía beneficiada “La Estudiantina Limeña”, ejecutará algunas de las escogidas piezas de su repertorio. 
El programa de dicha función es el siguiente: 
Primera parte- 1° Sinfonía por la orquesta; 2° se pondrá en escena la zarzuela en dos actos letra del poeta español don Luis Oloña música del maestro D. T. Asenjo Barbieri titulada “Entre mi mujer y el negro”. Segunda parte- 1° La Estudiantina Limeña ofrecerá al público nuevas y variadas piezas; 2° la popular canción española «La Juanita», cantada por la señora Segura; 3° el aplaudido baile de costumbres andaluzas “La Granadina” por la eximia pareja Expert-Vadillo. 
Tercera parte —Concluirá la función con la chistosa zarzuela en un acto “Ya somos tres” en la que tomarán parte las señoras Quesada, Solano y Arraras, y los señores Atilano y Jarquez. ("El Comercio" 24 de abril de 1888).

    El domingo 8 de julio de 1888 la Estudiantina Chalaca ofreció un concierto en el Palacio de la Exposición. Ejecutaron entre otras piezas LA REINA DE LA FIESTA "bonita mazurca arreglada para dos mandolinas y piano o piano sólo por el conocido y reputado profesor M. Bazán y Guevara y dedicada a ella" ("El Comercio" 10 de julio de 1888).

     Por su parte la Estudiantina Limeña, según "El Comercio" del 17 de octubrede 1888, preparaba una función en la que se ejecutará las oberturas de Guillermo Tell y Zampa. 

   


jueves, 14 de enero de 2021

EL CHOCOLATE: UN BAILE OLVIDADO

 

"El Comercio" 13 de enero de 1845

      Entre los bailes y danzas que existieron en nuestro territorio a inicios del siglo XIX son la mozamala y la zamacueca los que más llamaron la atención de los que han escrito sobre la música de esos tiempos. Sin embargo no fueron los únicos que existieron, basta revisar algunos de los textos más conocidos para para comprobar esto. Sin embargo en la literatura escasean las referencias a un baile o danza que convivió con la zamacueca y subsistió hasta la mitad de ese siglo "El Chocolate".

    En el anuncio aparecido en "El Comercio" del 13 de enero de 1945 lo vemos nombrado como un "antiguo baile del país de harpa y guitarra, conocido como "EL CHOCOLATE". He tratado de revisar diversos textos para echar luces sobre el asunto.

     El dato más antiguo que he encontrado sobre "El Chocolate" lo he ubicado en el libro Journal written on board of H.M.S. “Cambridge” from January 1824 to May 1827 escrito por el capellán del mismo Hugh S. Salvin y publicado en 1829. Una parte de este libro,  traducida al español fué publicada en el Tomo XXVII de la COLECCIÓN DOCUMENTAL DE LA INDEPENDENCIA DEL PERÚ - Volumen 4º, que lamentablemente no tengo a la vista. Cito la versión de 1829:
9 de abril [1825]. - Esta mañana, el señor Houston dio un relato completo y particular de las fiestas que presenció entre la nobleza de Chorillos la última noche de Cuaresma, o más bien la mañana del domingo de Pascua. En el momento en que el reloj tocó a las doce, a la medianoche, se sirvió una suntuosa cena en la casa donde se daba el entretenimiento principal y, al finalizar, comenzó el baile.Fue presentado un baile especial, de dos personas, llamado "danza del chocolate" y  las actuantes eran jóvenes de las mejores familias. Un bailarín profesional, se coloca frente a la  joven dama, pero el resto de la descripción no es adecuado ni para ser narrado en un diario privado. El baile fue muy aplaudido pero fue la prueba más convincente de la ausencia de decoro femenino de las clases superiores en Lima. (Salvin, 1829:89).
 

    Otro viajero que escribió sobre "El Chocolate" es William S. Ruschenberger, médico norteamericano al servicio de la marina, viajó por nuestros mares entre los años 1831 y 1834 y publicó en 1835 su libro Three years in The Pacific. Según Carlos Vega este es el viajero que vió la Zamacueca en fecha más antigua. Ruschenberger escribió:

Hay otras dos danzas de un carácter similar [a la zamacueca], llamadas El Chocolate y El Zapateo, que sólo difieren en la canción que las acompaña. Aunque lascivos y vulgares a los ojos de los europeos, estos bailes se realizan (con alguna modificación sin embargo) en los bailes públicos y tertulias. Las costumbres y la vulgaridad son convencionales en todos los países, y las de uno no deben ser establecidas como criterios de las de otro: un francés se coge los dientes con su tenedor y se limpia los labios sobre la mesa, lo que entre nosotros se considera una falta a las buenas costumbres. No debemos, por tanto, condenar ninguna costumbre, por repugnante que sea, a menos que la consideremos intrínsecamente inmoral, cualquiera que sea nuestra opinión sobre el buen gusto en estas cuestiones (Ruschenberg 1835, Vol 2:166).
    En 1843 en Madrid el oficial del ejército español Ramón Soler publicó su novela histórica Adela y Matilde o los últimos cinco años de la dominación española den el Perú. En ella se menciona al "Chocolate": 
"uno de los nombres con que se distinguen las diversas danzas del país», señalando además que «estas composiciones se parecen mucho, todas consisten en describir ochos, entradas y salidas escobillando, y concluir con círculos zapateando, ya que siga el caballero a la dama, ya que él la preceda [...] es el pañuelo el que juega con la gracia y coquetería propia y exclusiva de estas graciosas criollas" (Soler 1843: 127, 295 citado en la entrada correspondiente de Wikipedia). 
     Finalmente muestro la ilustración que se encuentra entre las páginas 328 y 329 del libro de Gabriel Lafond Lurcy Voyages autor du monde et naufrages célébres publicado en París en 1844.

PEROU
Dance indigéne á Lima

         Seguiremos indagando sobre "El Chocolate".

   

    

 


jueves, 24 de septiembre de 2020

LA ZAMACUECA EN EL PERÚ según Carlos Vega




BAILES TRADICIONALES ARGENTINOS

CARLOS VEGA
86
LA ZAMACUECA EN EL PERÚ. El pueblo peruano recreó su gran danza a fuerza de entrañas. Estaba maduro y predispuesto. Tensa la ansiedad, alargando manos invisibles, distinguió y reconoció los elementos alógenos precursores, los aprehendió y la infundió su más profundo aliento. Hizo una danza tremenda, una danza sin igual en el mundo moderno. Una danza en que dos bailan por todos; en que la muchedumbre de espectadores vocifera su danzar invisible; en que la pareja, núcleo de fuego, pareja lo de menos, y el clamor general, liberador, lo esencial y recóndito. Eso hizo. Y arrojó sobre la masa hirviente una música triste y desolada, el otro polo, lo indispensable para conmover la totalidad del ser. Este es el aporte original del Perú, la gran intuición inadvertida. Enorme contraste, en apariencia, solución antiacadémica; porque la danza que a todos place y duele, que todos palmotean, corean y zapatean. es algo más que la danza del hombre, es la danza en que el vivir se moviliza por sus designios y pues atesora fines que rebasan la dimensión humana, es irremediablemente triste.

      La Zamacueca fue acosada desde que apareció hasta sus postreros días de vigencia social plena. Y ha ocurrido muchas veces que quienes con más énfasis la negaron eran los que con más deleite la habrían bailado a ocultas: que las negaciones no fuereis esencial cuestión de coreografía sino de lo que le asociaron. Temían que la danza difundiera su secreto; querían bailes anodinos para esconderse. En su libro Lima et ses environs (París, 1897) nos dice Camille Pradiere Fodérer:

"La madre, las hermanas, los hermanos y los que han sido convidados a esta fiesta monstruosa, se entregan a danzas lascivas y hacer oír obscenas canciones, haga que el exceso de bebida los reduce a silencio. Las danzas ejecutadas en estas circunstancias son la Chilena, y, preferentemente, la Zamacueca. La orquesta se compone de uno o dos tocadores de bigüela ("especie de guitarra" //87/—aclara el autor al pie—), y de la voz nasal de los danzantes Se acompañan los pasa de estos última batiendo palmas, o bien golpeando con el puño sobre un cajón al cual se le han desclavado la, tablas para comunicarle más sonoridad. El indio, como el negro se destaca en la percusión del cajón, en marcar el compás y en entusiasmar a los bailarines."
      Como ve el lector, tenemos aquí juntas, en una misma reunión o, por lo menos, hacia fechas aproximadas, la Chilena y la Zamacueca. Cuando la Zamacueca volvió de Chile al Perú con el nombre de Zamacueca chilena o, simplemente, con el de Chilena, se encontró con la vieja mamá. En la fiesta del caso ocurrió lo mismo con las danzas que con los danzantes: alternaron la madre con las hijas. Más adelante veremos otras pruebas de la convivencia de ambos bailes lo cual demuestra que la hija pródiga regresó modificada. Añade Pradier:
"La música va siempre acompañada por la voz de las mujeres, y después de cada estrofa los parientes y los invitados repiten en coro el refrán. Este es el momento en que los movimientos de los bailarines se tornan más rápidos y lascivos” 
"Detalle extraño y que dejará subsistir más de una duda era el espíritu de los lectores piadosos, poco dispuestos a creer en el escándalo, es que el cura de la parroquia, que acaba de pronunciar las plegarias de práctica, no retrocede ante la tentación de esas danzas nacionales más de lo que resiste a la atracción del aguardiente. Así, no es raro, una vez que su piadoso ministerio ha terminado, verlo echar a su sirviente con la cruz y el vaso del agua bendita, arremangarse decididamente la sotana y, después de haber invitado a una de las indias presentes a abandonarse con él a las emociones de una Zamacueca desordenada, ejecutar con frenesí lúbrico movimientos de torso, tan poco pastorales como es posible, a la vista de su rebaño."
      Ya vimos otros curas danzantes; ya veremos más. Eran los curas gauchos. No creo que la Iglesia hubiese aprobado ayer ni apruebe hoy semejante comportamiento; pero en aquella época, en aquel medio y, sobre todo, frente a la irresistible danza que llegó a lo más hondo del alma y enloqueció a casi todo el continente, tales cuadros no deben causar demasiada extrañeza. Fodere Pradier añade todavía //88// un párrafo en que vuelve a nombrar la Chilena, siempre refiriéndose a las fiestas populares:
"Añadid a esto una orquesta apropiada a las circunstancias, que ejecuta chilenas y yaravíes fuertemente apoyada por los cobres y la caja, y que excita aún más al pueblo ensordeciéndolo." (En las palabras chilenas y yaravíes, una llamada al pie aclara: "Danzas y aires del país.")
   En pos de otros autores, anota Prince56 en su Lima antigua (Serie 2ª. Lima, 1890):
"Antes de la Pachamanca, la gente llamada del pueblo, acostumbra bailar la popular Zamacueca, baile nacional de mucho movimiento, en el cual despliegan ellos todas sus dotes artísticas, volviéndose melcocha n semejándose a la culebra. La música, de la orquesta, es siempre acompañada de voces .de varios negros, y al fin de cada verso forman coro todos los que quieran o sepan cantar; esos finales se llaman Fugas y durante ellos son más vivos, y, podemos decirlo, mis lascivos los movimientos." "La zamacueca conservando siempre su índole y el genio de su música, ha sufrido varias denominaciones, como por ejemplo: Manilla, Ecuador, Zanguaraña, Chilena, y últimamente Marinera." "En otros tiempos de bonanza, han habido en Amancaes aficionados tan fanáticos e idólatras de la zamacueca, que, de puros cantores, han obsequiado hasta media onza de oro a una de esas bailarinas, por su buena ejecución."
    La Zamacueca fue siempre un gran espectáculo; un espectáculo que el público recibió con renovado entusiasmo. Como tal, ascendió a la escena todas las veces que la ocasión fué propicia. Los grandes actores la ofrecieron en sus funciones de beneficio y los mejores profesionales o aficionados la ejecutaron con cualquier motivo, o sin él. Yo mismo la vi bailar en un teatro menor de Lima en el año 1937.

   Figuró en las carteleras, según la época, con un nombre cualquiera de los suyos y aun con dos distintos en la misma temporada.

   Para el 9 de agosto de 1883 se anuncia16 que la pareja de baile Ortega-Iglesias ejecutará en el Salón del Comercio el "baile de la Marinera, muy apreciada"... Y dos días antes se promete "el aplaudido baile "la Cueca" por la //89// pareja José Ortega y la Srta. Iglesias”. Muy interesante resulta observar que, en la crónica del día siguiente, el diario comenta la ejecución de la tal Cueca pero dándole el nombre de Marinera: "La pareja de baile Ortega estuvo como siempre muy bien y dejó contentos a todos los aficionados y a los que no lo son a la popular marinera."

     El 21 de febrero de 1883 las carteleras16 indican que en la zarzuela "Por amor al prójimo o mueran los negreros" se bailarán Tangos y danzas cubanas y, además "El popular baile "La Zamacueca" por la pareja Sánchez-Ortega”.  Una semana antes, en el Teatro Principal, "La Samacueca" se bailará, pero con S inicial. Y el 21 de enero de 1883, en el Teatro del Callao,... "Paul bailará la aplaudida "Marinera" con la gracia que le es propia."

      En el año 1881, justamente el día 30 de setiembre, se comunica que la función teatral ...“Terminará con la conocida danza titulada "La Samacueca", que es un variado del "Can-can" francés, pero que tiene todo el fuego de nuestros costeños países". Ya lo sabe el lector: el administrador del teatro es aficionado a las investigaciones coreológicas, y se considera en la obligación de dar al público limeño informaciones sobre el origen de la Zamacueca.

       Ha llegado el momento de examinar con detención las circunstancias en que la vieja Zamacueca, ya chilenizada y popular en el Perú con el nombre de Chilena, pierde esto denominación foránea y empieza a llamarse Marinera.

El día 5 de abril de 1879 Chile declaró la guerra al Perú: y esta República se encontró de pronto con que su danza nacional se llamaba Chilena. Entonces ocurrió: un joven escritor peruano resolvió cambiarle el nombre: y aunque estas cosas no se pueden hacer con éxito, resultó que sí.

Abelardo Gamarra26, más conocido por su seudónimo "El Tunante", nació en Huamachuco, departamento de Libertad, Perú, en 1857. Sus padres, ricos vecinos del lugar, miraron por sus estudios, Y el joven terminó los cursos de Letras y Jurisprudencia. Pero era escritor. "Gamarra —dice //90// Luis Alberto Sánchez— dirigió durante toda su existencia, insobornable e incapaz de cualquier claudicación, una hoja pintoresca y dignísima, La integridad, en la que hay mucho que encontrar para el folklore peruano y para escribir la historia de nuestro arte criollo"...

Escribió un drama, comedias, zarzuelas, cuadros de costumbres, semblanzas de tipos locales, apuntaciones históricas, crónicas de la vida literaria en Lima entre artículos de muy vario contenido, y, curiosa labor anónima, textos para Marineras, Tonderos, Yaravíes, etc. En 1899 acumuló en jugoso y desordenado libro de casi novecientas páginas, gran parte de sus escritos, breves o largos, incluso obras teatrales. Vivió hasta 1924.

Tenía Gamarra veintidós años cuando estalló el conflicto con Chile. Y allá por los meses de agosto o setiembre de 1879, el joven periodista decidió rebautizar la danza nacional. Las circunstancias requerían el cambio; el sentimiento, popular lo favoreció; tuvo éxito. Veinte años después recibió de cierta compositora limeña una Marinera original titulada Rasgos de pluma —como la serie principal de sus artículos— y Gamarra la incluyó en su libro, acompañada de una nota en que recuerda su ocurrencia juvenil.

Como el libro, que también se llama Rasgos de pluma, es hoy rarísima pieza bibliográfica, vamos a reproducir casi totalmente la nota que nos ocupa. Se titula El baile nacional, y dice así:
"No vamos a escribir un escucho acerca del baile nacional: el presente artículo es una simple anotación, que acompaña a la pieza musical que ofrecemos a los lectores de ata obra. "El baile popular de nuestro tiempo se conoce con diferentes nombres: se le llama tondero, moza mala, resbalosa, baile de tierra, zajuriana y hasta el año 79 era más generalizado llamarlo chilena: fuimos nosotros los que una vez declarada la guerra entre el Perú y Chile, creímos impropio mantener en boca del pueblo y en sus momentos de expansión semejante título: y sin acuerdo de ningún concejo de Ministros, y después de medicar en et presente título, resolvimos sustituir el nombre de chilena por el de marinera; tanto porque en aquel entonces la marina peruana llamaba la atención del mundo entero, y el pueblo se hallaba vivamente preocupado // 91// por las heroicidades del "Huáscar": cuanto por que el balance, movimiento de popa. etc. etc., de una nave gallarda, dice mucho con el contoneo y lisura .de quien sabe bailar como se debe el baile nacional. 
"Marinera le pusimos y marinera se quedó: por supuesto que por esntonces y para que la semilla fructificara, lanzamos no pocas letras picarescas a las que ponían música esos maestros ingógnitos que no se sabe de dónde viven, pero que nos sorprenden con sus músicas deliciosas. 
      Ven, china, ven 
      Ven y veras 
      Y veras a los chilenos 
      Que nos quieren gobernar 
“Al son de ese canto sucumbió la chilena y se levantó gallarda, como la bandera del “Huáscar” la marinera para llegar a ser arriada probablemente con mucha dificultad”. 
"El pueblo le ha tomado cariño y lo que el pueblo quiere, lo consagra con su bendición inmortal”. 
"El músico popular, el escritor limeño, el limeño más limeño de Lima que hemos conocido, ha sido José Alvarado a quien dedicaremos estudio, separado en el transcurso de la presente publicación. El compuso una linda camión callejera y sobre ese tema, una de las más preciosas limeñas, eximia pianista, la señorita R. A. nos ha querido regalar con la elegante marinera que ofrecemos en esta colección como una de las mejores de su clase." 
"Cántela U. y báilela, por ahora, que ya van saliendo los tonderos y demás resbalosas de la familia musical del Perú."
      Esto escribió Abelardo Gamarra. "El Tunante" en 1899. Sólo hemos suprimido la segunda estrofa de la Marinera con que rompió el fuego.

Aclaremos. El músico popular José Alvarado compuso una canción callejera y sobre su tema musical la pianista limeña hizo una Marinera. La letra es de Gamarra. Se ha dicho varias veces que esta fue la Marinera inicial o, mejor dicho, la primera chilena que recibió el nuevo nombre. No lo creo.

Gamarra escribió lo que hemos transcripto en 1899 veinte años después del cambio y habla de la música que publica como de un obsequio que le llegó cuando prepa//92//raba el libro. Este obsequio motiva la página y el recuerdo del cambio. El texto no contiene alusiones a la guerra; es una cancioncilla romántica, de asunto amoroso.

      Se publicó en Italia, después, una colección de piezas en que grandes titulares señalan a Gamarra como autor de los textos". Todos ellos fueron musicados por compositores identificados, y no por "maestros incógnitos que no se sabe dónde viven". La autora de la Marinera, R. A. en el libro, es Rosita A. en la colección. La versión del libro se titulaba Rasgos de pluma - Marinera; la de la colección que es idéntica, se encabeza con el rótulo de la especie, Marinera, y a modo de subtitulo dice "(La Decana), bautizada por el pueblo con el nombre de La Concha de perla". Aun cuando esta colección apareció en vida de Gamarra, sostengo que hay confusión.  La primera Marinera, que acaso fue la que decía “Ven, china, ven” a cuyo son "sucumbió la chilena", se habría perdido, como las subsiguientes.

      Pocas veces volvió a llamarse Chilena la danza nacional del Perú,  pero al lado del nuevo rótulo subsistieron atún tiempo el antiguo nombre peruano de Zamacueca y el de Cueca. Después, y hasta hoy, Marinera  se llama la danza peruana.

    Es evidente, además, que el conflicto armado dio nueva vida a la danza nacional en ambos países. En los salones, en las tertulias y entre la clase modesta de la ciudad, la Zamacueca reaparecía al final de la fiesta. El repertorio europeo había desalojado por completo a todos los antiguos bailecitos del país. El Carnaval de 1879 cayó en los días 23, 24 y 25 de febrero, y hubo danza, naturalmente, con detalles que se conservan en los periódicos de esos días: "La estudiantina Parisiense, con cuerpo de coros y orquesta, tocarán los bailes Cuadrilla francesa, Valses, Polkas, Danzas habaneras, Galop; después de las 4 de la mañana se bailarán, bajo la dirección del maestro Vadillo: Zamacuecas." Vadillo, que dirigió una compañía coreográfica viajera, se había radicado en Lima, al parecer, y montaba espectáculos de danza.

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     Fin de fiesta será también por estos tiempos en el teatro: ..."terminará el espectáculo con la Zamacueca." —dice El Comercio de Lima el 12 de febrero de 1878—; y en el Teatro Odeón, tres años antes, el 12 de noviembre de 1874, hallaremos la siguiente cartelera: "Baile de la aplaudida "Zamacueca chilena" por la Srta. Ortiz y Dueles y el Sr. Ramírez."

Charles Wiener90, arqueólogo y etnógrafo francés, anduvo en misión oficial un par de años por Perú y Bolivia, entre julio de 1875 y agosto de 1877. La primera parte de su libro contiene itinerarios e impresiones generales referentes a los lugares que visitó. Escribe, con respecto a Lima, entre otras cosas:
"También el limeño se divierte en su ciudad. Los toros, los maromeros, los cantores italianos y los cómicos franceses, ocupan y preocupan a los habitantes. Se danza desde el vals hasta la chilena, el baile de tierra y la zamacueca”…
       Sabe el  lector que el "baile de tierra" no es un baile  sino el género de los bailes  picarescos. Ya hablaremos de esto. Más, adelante, al comentar un baile indígena de la sierra, añade aludiendo a la poca gracia de los danzantes: "¡Ah! qué lejos estamos de la cueca, de la chilena, o del baile de tierra que tan graciosamente danza la criolla!”. En efecto, vio y celebró los bailes criollos tanto en la costa como en la sierra; notó las diferencias locales y nos dejó una descripción:
"En el Cuzco se baila, y, mientras ejecutan las danzas del país, los hombres y las mujeres pertenecientes a la buena sociedad son de una elegancia perfecta. Estas danzas, llamadas como en la costa, ya cueca, chilena, o baile o bailecito de tierra, toman en esta ciudad carácter muy distinto que en los salones de Lima. Tienen como la vida en general, enteramente guardado el carácter arcaico de la época en que emigraron de esas regiones con los españoles, a fin del siglo XVI. He aquí en qué consisten esos pasos a tres tiempos. El bailarín se coloca frente a la bailarina, y uno y otro agitan su pañuelo o cualquier pequeño chal, después hacen los "avant-deux", el bailarín da vueltas alrededor de su compañera que lo evita describiendo graciosas curva Estas curvas se cierran // 94// cada vez más, hasta que al fin el bailarín enlaza el talle de su compañera agitando triunfalmente su bandera. No hay generalmente más que un par de danzantes por vez. La monótona música de las cuecas se ejecuta en alguna guitarra o en alguna vieja espineta de la que existen muchos ejemplares auténticos en la ciudad. Los otros miembros de la sociedad asisten a este baile de dos acompañando con su canto la orquesta primitiva y tomando por texto los nombres de los bailarines indefinidamente repetidos. Después de los primeros diez v seis compases, el público se entusiasma, marca el compás golpeando las manos, suerte de aplauso cadencioso; se felicita a los bailarines por su gracia, por su animación y mientras esa vuelven a las líneas, una nueva pareja avanza, y al continúa. Se bosquejan después de un rato los pasos de valses, polcas y mazurcas, recuerdos muy lejanos de las danzas que nosotros llamamos así. He visto ejecutar una danza que se llamaba cuadrilla, pero no he podido comprender sus figuras".
        Esto es, en buena parte, la nacionalización de las danzas. Durante los años siguientes al de su retorno al Perú, la Zamacueca chilenizada recibirá ocasionalmente, como hemos visto, su nombre completo: "Zamacueca chilena". Demasiado largo. Muy pronto quedó reducido a "chilena". Y esta reducción  origina tal nombre: Así lo vemos en un aviso" de enero 3 de 1873: "Teatro Principal. Gran baile popular de máscaras, para la noche del 5 de Enero de 1873. Dos bandas de música tocarán alternativamente los bailes siguientes: polkas, mazurkas, vals, schottischs, habanera, chilena. El baile comenzará a las 11 y media y concluirá a las 5 de la mañana."

                Como se ve, "chilena" solamente, que no Zamacueca chilena. Antes, la Zamacueca fue siempre la Zamacueca peruana; no era preciso aclaración alguna. Pero desde que  entró en danza una Zamacueca chilena, la distinción pareció necesaria. Así se explica la cartelera del 15 de noviembre de 1873: "Gran baile de costumbres americanas: "Una fiesta en Amancaes"... en la cual se ejecutará "La Zamacueca peruana" por la pareja Expert-Vadillo". Los otros bailes americanos de la tal fiesta eran el Zapateo cubano, El Palomo mejicano y un Cucoyé final.

         Sin embargo, antes de que llegara la variante de Chile, //95// alguna vez las compañías extranjeras anunciaron la "Zamacueca peruana", probablemente por enfatizar el homenaje a las preferencias locales.

       André Bresson9, a quien hemos visto en Chile y en Bolivia, padeció o disfrutó siete años de exploraciones. Viajes y estadas en "l'Amerique Australe", y en 1886, ya en París, dió cuenta de sus andanzas en grueso libro. Estuvo en Lima corriente el año 1872 y allí vió las danzas nacionales en los dominios del pueblo. Seguramente no tomó precisa nota de los detalles, razón por la cual decidió refrescar la memoria y salvar la omisión consultando las bellas páginas que escribió antes Max Radiguet, otro francés con quien nos encontraremos páginas adelante. Como en casos análogos que ya hemos examinado, su testimonio vale por  lo que añade.
               
        Bresson, en pos de su compatriota, dice que la coreografía nacional no tiene más adeptos en los salones peruanos, de donde la han desterrado las exageraciones impúdicas del pueblo. Después nos ofrece su descripción:
"La bailarina tiene en su mano derecha un pañuelo desplegado al cual imprime un movimiento giratorio alrededor de cabeza, haciendo, al parecer, un llamado al compañero. Este, las manos en las caderas. o bien agitando también su pañuelo, se acerca con confianza; pero entonces la coqueta bailarina comienza una serie de piruetas con las cuales evita las miradas de su compañero, que busca en vano tenerla de frente. Entonces, simulando indiferencia, él se pone a bailar con ardor por su propia cuenta; la dama vuelve a su encuentro inmediatamente zapateando de una manen obstinada y provocadora, después retrocede y vuelve de nuevo a reconquistar su prestigio mediante un gran despliegue de gestos graciosos."
"El caballero, encadenado de nuevo imita las flexibles evoluciones de su compañera y baila con movimientos cada vez más vivos e irregulares." 
"A medida que la acción arrecia gradualmente, la danza toma un carácter extremadamente vehemente, los deslizamientos y las piruetas dejan lugar a los gestos apasionados." 
"Los bailarines, la mirada del uno clavada en los ojos del otro, parecen como electrizados: sin embargo, la mujer, por un último sentimiento de pudor, ensaya aún firme resistencia, pero //96// está completamente fascinada. Entonces, vencida, pasmada, desgreñada, jadeante, cae en los brazos de su vencedor en medio de los bravos frenéticos de los asistentes, embriagada por esta pantomima, por el alboroto y por las muchas copas."
       Esto escribió; y añade: "Es inútil, creo, repetir de nuevo, que ninguna dama de sociedad ejecuta esta danza, y que son generalmente las cholitas o las abundantes zambas, las apasionadas de la resbalosa y de la zamacueca."        

En este alboroto de los asistentes figuran las pintorescas frases con que alientan a los danzantes. Como faltan las peruanas en nuestra antología del clamor, acudiremos al culto y entusiasta  folklorista Fernando Romero[1], del Perú, .que ha publicado algunas en Pauta (1, 2, Buenos Aires, junio de 1939):

—¡Ahora es cuando!
—Éntrale, china
—(Qué buena china!
—Olamos!
—¡Qué bueno!
—¡Entrá!
—¡Ahora!
—¿Cuándo?
—¡Vamos a ver!

Me detengo con delectación en el clamor por muchas cosas. Una es que revela la comprensión del complejo discurso mímico a tal extremo que, no ya el “!Entra!” indicador de la objetiva arremetida, sino, por ejemplo, el abstracto "!Ofrécele!", es entendido cuando se hace y reclamado cuando falta. ¡Qué bello tema pan un ensayo! Me estoy acordando de un muchacho que clamoreaba la tremenda Zamacueca alcoholizada que vi en Surcos, cerca de Lima, hace quince años.... ¡Qué cosa!

 En el curso de este capítulo tendremos que consultar varias veces al famoso tradicionalista peruano Ricardo  Palma46. Este escritor fue, ante todo, un literato; especialmente, un relator de tradiciones. De modo que es indispensable considerar en general la validez posible de sus datos y agudizar la crítica en cada caso particular antes de utilizarlos como documentos históricos.

         Ricardo Palma nació en Lima en 1833. Hacia los 34 años de edad se sintió atraído por el género a que debe su renombre y, sobre la base de viejos escritos o testimonios de ancianos, escribió la parte primera y principal de sus tradiciones peruanas entre los años 1868 y 1872. Pero él mismo declaró que había en sus relatos "algo de mentira y tal cual dosis de verdad"; que recurrió "a las galas de la fantasía: que "mis que al hecho mismo, debía el escritor dar importancia a la forma", etc. Bastaría con esto para rechazar todo lo suyo pero es el caso que el mismo autor, por otra parte, insiste en destacar que sus relatos se fundan en investigaciones históricas. En cuanto a las verdaderas tradiciones, a las orales, suele Palma reclamar entero crédito, y hasta pide en un caso que se consulte a los viejitos "que presenciaron los verídicos sucesos que relatados dejo, y al testimonio de ellos —dice— apelo para que me desmientan, si en un ápice me aparto de la realidad histórica." En fin, la validez de sus relatos depende de las circunstancias.

       El párrafo que sigue, aun cuando aparece en una dudosa tradición, contiene una simple impresión personal de su medio y momento. Podríamos atribuirle la fecha de 1872 más o menos:
"La zamacueca o mozamala es un bailecito de mi tierra y que, nacido en Lima, no ha podido aclimatarse en otros pueblos. Para bailarlo bien es indispensable una limeña con mucha sal y mucho rejo. Según la pareja que lo baila, puede tocar en los extremos: o fantásticamente espiritual o desvergonzadamente sensual: habla al alma o a los sentidos. Todo depende de la almea."
      La afirmación de que la Zamacueca "no ha Podido aclimatarse en otros pueblos" es sorprendente. Palma estuvo en Chile cerca de tres años, entre 1860 y 1863. Y cuenta Angélica Palma, su hija, en ágil libro que dedica a la //98 // vida de su padre, que una dama chilena solía decirle "en términos muy chilenos": Habís estado de, remolienda, perro poeta." Es inadmisible que Palma haya andado de remolienda en Chile sin ver La Zamacueca.

Termina la tradición con la graciosa anécdota del arzobispo: 
"Refieren que un arzobispo vio de una manera casual bailar la mozamala, y volviéndose al familiar que lo acompañaba, preguntó: 
—¿Cómo se llama este bailecito? 
—La zamacueca ilustrísimo Señor. 
—Mal puesto el nombre. Esto debe llamarse la resurrección de la carne.
        La viajera norteamericana Madeleine Vinton Dahlgren88, a quien antes vimos en Chile, se nos presenta ahora en Lima  el día de Santa Rosa de 1867, mirando y anotando:
“Al atardecer la plaza se llena de quiscos, en torno y en las cuales el pueblo se divierte. La danza nativa Zamceceuca, pronunciada "Zam the quaker", probablemente no distinta de la vieja danza llamada "zambra", es libremente consentida allí y debe ser muy popular, porque en todas partes vimos rasguear de guitarras y alegres gritos del populacho. Nunca vimos esta danza, pero nos dijeron que no es agradable ni modesta. Hay una modificación culta de ella, ocasionalmente ejecutada con cierta música especial adaptada a sus evoluciones, en los círculos distinguidos, la cual naturalmente difiere del rústico abandono del original."
      Muy bien. No la ha visto y no sabe escribir su nombre, pero sugiere un origen. Seamos amables. Han ocurrido y ocurrirán cosas peores.

       Hemos visto que, hasta 1879, el nombre de Chilena aplicado a la Zamacueca, aparece con cierta frecuencia en los documentos. En el periódico El liberal18 de Lima, edición de setiembre 11 de 1867, hallamos la más antigua mención de este nombre (la más antigua de nuestro fichero). Su total ausencia en escritos anteriores nos está indicando que es éste el momento en que la Zamacueca retorna de Chile e impone su apellido local. Y como debieron pasar algunos años antes de que el nuevo rótulo se generalizase podemos admitir que la Zamacueca, con el nombre de Chi//99//lena, volvió al Perú en el lustro 1860-1865. Dice El liberal:

"Esta semana es de jaleo y rompe y raja para los mozos cocharquinos. Desde el sábado comenzó la cosa con noche buena y fuegos de artificio... Se pueden contar las jaranas por el número de tenduchas o chiribitiles que hay en Cocharcas. El mozo Cano y el niño Gato están en su elemento. Cuando pasábamos por una de esas cloacas, pespunteaba y cantaba uno de ellos esta chilena, siempre con los versos del día, se entiende:
 "No te caigas de la cuerda
Agarra bien la balanza,
Mucha vista a la tijera
Marianito, espada y lanza.
[Siguen siete cuartetas, y:]
Anda, don, dondorá
Con miedo está."

         Alusiones a personajes conocidos que no podernos identificar. Como las de la Argentina y Chile, interesa el pareado final.

         Debemos a Manuel A. Fuentes algunas referencias a la Zamacueca y un valioso recuerdo sobre los maestros de danzar. Fuentes dirigió El Mercurio en 1827-1828, y un ligero semanario político, El Murciélago, nombre que recibió de apodo el propio director. Publicó varios libros sobre cuestiones de derecho, estadística, etc., y era fino caballero y hombre de vasta cultura. Desagradado por las fantásticas descripciones que algunos viajeros habían publicado sobre las cosas de su país, dió a la imprenta su libro Lima23, en francés, cuyo prólogo suscribe en París en julio de 1866. 
        Oigámoslo, en cuanto nos interesa:
"Los días de gran afluencia, que son comúnmente los domingos y los lunes, se encuentran en los ranchos arpistas y guitarristas"... 
"se improvisan allí baila donde no se conocen la polka o la mazurka, sino la zamacueca. La zamacueca ha sido una danza nacional eminentemente popular; hoy que el galop, la polka y el valse vertiginoso han exilado de los salones aristocráticos el minué, el lundú y la cachucha, danzas favoritas de nuestros padres, la zamacueca se encuentra también condenada a no aparecer sino rara-mente en las reuniones Intimas de familia; pero en desquite, reina //100// siempre soberana en las reuniones de obreros, en las casas de mujeres de vida alegre y bajo los ranchos de Amancaes. Puesto que nos ha sido dado hablar, aunque de una manera accidental de nuestras antiguas danzas"...
                Si Fuentes incluye a la Zamacueca entre las danzas antiguas y escribe en 1866, debemos entender que dicho baile fue abandonado en los salones unos tres lustros antes. Añade el autor más adelante:
"La danza exclusiva de Amancaes es, como hemos dicho, la Zamacueca. La orquesta se compone de un arpa y de una guitarra; se añade a esos instrumentos una especie de tambor, compuesto comúnmente de cajón al cual se le desclavan las tablas para hacerlo más sonoro. Se toca este instrumento golpeando arriba con las manos o con dos mazos de madera. Es difícil darse una idea de la destreza y el oído que posee el negro para golpear cl cajón, marcar el compás y animar a los bailarines. Como el cajón es el alma de la orquesta se ha dado a la zamacueca el nombre de polka de cajón." 
"La música e acompaña siempre con !a voz de dos o tres negros; y al fin de cada copla, los bailarines que quieren o saben cantar, repiten el refrán en curso. Esos finales se llaman fugas: mientras se cantan, los movimientos de los danzantes son más rápidos y más lascivos. La zamacueca, aun conservando su carácter coreográfico y musical, ha sufrido algunas modificaciones y recibido diferentes nombres; ha llevado sucesivamente los de maisito, ecuador, etc.; hoy se llama zanguaraña. Los poetas que componen canciones para la zamacueca apenas se destacan; la mayor parte son de los guitarristas mismos, en quienes el aguardiente enciende el fuego sagrado de la poesía."
                Antes del libro que hemos comentado, en 1860, Manuel A. Fuentes22 entonces abogado de los Tribunales, dio a las prensas una Guía / histórico-descriptiva / administrativa, judicial y de domicilio / de Lima. Tiene este libro en la página 265 un breve capítulo rotulado Bailes nacionales y en él una sintética visión de las danzas y sus antecedentes:
"El severo y ceremonioso minué, el mesurado vals de tres tiempos, el acompasado londú y la expresiva cachucha dejaron, hace años, los salones para cederlos a la voluptuosa polka, a la estrepitosa galopa y al tempestuoso vals de dos tiempos. La zamacueca ha tenido también que abandonar los salones de alto tono, para impe//103//rar, con siempre igual fuerza, en la casa del obrero y de la mujer de vida alegre." 
"Antes, el baile de mayor etiqueta, sin exceptuar los oficiales, terminaba con la zamacueca que desde las once de la noche en adelante no permitía ninguna clase de bailes serios. En el día se polkea y se galopa toda la noche, y la polka de cajón, disfrazada bajo los nombres de Ecuador, zanguaraña y otros diferentes, ha quedado reducida, como lo hemos dicho, a no lucir sus lascivas bellezas sino entre los sectarios de Baco, o entre la gente de buen humor."

Reproducción publicada en 1866, por Manuel A. Fuentes

                Si se lee con detenimiento este segundo escrito y se lo compara con el primero, puede uno llegar a la extraña conclusión de que la Zamacueca se llamó también "polca de cajón”. Aquel incógnito "Omar" que publicó en Buenos Aires y en 1885 un artículo sobre la Zamacueca, decía (en párrafo no trascripto por mí en su capítulo) que en la fiesta de Amancaes...."el público baila a sus anchas las danzas nacionales y especialmente la zamacueca conocida con los nombres de polka de cajón, maicito, ecuador y zanguaraña"...

                En el año 1859 apareció en Lima un prospecto titulado La zamacueca Política36. Era una crítica a la conducta de los hombres públicos de su momento, pensada y escrita con la parcialidad característica del género.

"Efectivamente —dice al panfletista—, en este país, no de fandango sino de zamacueca, el tonto que no zamacuaquea, necesariamente muere triste, para que su cadáver sea enterrado sin mortaja y de limosina."

"Ora pues, que el país es de pura zamacueca, es cosa que no tenemos necesidad de esforzarnos en probar, puesto que está a la vista de todos. ¿Quién no baila en Lima la zamacueca?"

         Añade el autor que bailan los libertos día y noche y que son zamacueca los diversos grupos de funcionarios o profesionales (militares, empleados, jueces, abogados, frailes, etc.). En fin, que la marcha de los gobiernos y de la política le recuerda..."ese baile nacional tan popular y tan sui generis, baile igualmente caprichoso y falto de decoro //104// y dignidad"... Esto, precisamente, es lo que el autor quería demostrar. Algún valor tiene, sin duda, la opinión de un limeño en cuanto nos interesa: la gran boga de la Zamacueca entre el pueblo y el carácter poco respetable que habla adquirido. Pero es más útil para nosotros este párrafo en que baraja nombres:
"Añadiremos en conclusión y para hacer tangibles todos los puntos de contacto que existen entre estas dos cosas que al parecer distan una de otra inmensamente que el pueblo disfraza constantemente su baile favorito llamándole Toro mata, maicito, mozamala, zanguaraña, etc. pero en el fondo siempre es la antigua zamacueca, del mismo modo que nuestros políticos”.
         En 1861 apareció en París el libro Voyage dans l'Amérique du Sud: Pérou et Bolivie  de Ernest Grandidier39, que anduvo por el continente años antes. También vió el autor el baile peruano, pero algunos de sus párrafos demuestran que leyó y aprovechó ideas de Max Radiguet. Escribe Grandidier:
“La samacueca o sambacueca, danza nacional, de aires libres y poses lascivas, está hoy día relegada en la clase baja: La contradanza ha hecho su irrupción en el Perú y ha destronado en parte a la zamacueca. 
Para estudiar las costumbres he tenido la curiosidad de asistir a varias fiestas de negros, con la intención de ver bailar la samacueca. Yo me contentaré de describir la composición de la orquesta, sin hablar de las poses de los danzantes pocas, en relación con la castidad de nuestras costumbres y el respeto de las conveniencias. La música, al son de la que el cholo o el negro ejecuta las figuras de su danza predilecta, es monótona y un poco lúgubre, lo que se puede juzgar por la siguiente enumeración: la viguela o guitarra es el instrumento indispensable, las negras cantan en coro, con sus voces estridentes y roncas, los versos de circunstancia y palmean, mientras que una chola bate en cadencia una tableta poco espesa que da sonidos más o menos armoniosos. 
La chicha y el aguardiente incitan a los danzantes, renuevan su energía y su verbo dándole nuevas inspiraciones.”
"La zamacueca" A. A. Bonnaffé

107
La reproducción literal de estas opiniones tiene por objeto proporcionar al lector nuestros propios elementos de juicio, bien que por momentos y secundariamente, incurramos en labor antológica.

De mediados del siglo son las impresiones que publicó F. D'Abadie14 en su libro A travers l'Amérique (2ª. ed. París, 1859). Coincide con los que lo precedieron, a veces hasta en las palabras:
"La danza gota de gran favor en Lima; sólo que el vals, la cuadrilla y la polca han destronado allí a las danza; nacionales. Las limeñas ya no quieren bailar sitio a la europea, y apenas se ejecuta todavía era los salones de tanto en tanto, una zamacueca.” 
“La zamacueca es un baile de dos muy original que permite a los bailarines hábiles mostrar su expresividad. Empiezan con movimientos de extrema languidez, esa que se agita un pañuelo que pasa de una mano a la otra y cuyas evoluciones significativamente unidas a húmedas miradas, alienan a los compañeros que representan dos enamorados. El aire de la zamacueca, al principio lento y vago, se acentúa poco a poco y anima a los danzantes que ejecutan fogosamente una pantomima delineada por la pasión. La zamacueca es más o menos indecorosa según los actores.”
Pero es muy original suya esta curiosa observación: ..."y el ruido de los besos se mezcla con los sonidos de la vihüela, que anuncia zamacuecas descabelladas."

Llegó a Lima en 1856, cumpliendo largo itinerario, la excelente compañía coreográfica que dirigían y animaban sus primeros bailarines Celestine Thierry y Oscar Bernardelli, esposa y marido, y El Comercio16 anunció para los días setiembre 6 y julio 31 los actos que la compañía dedicó al gusto local. El primero: "Teatro... la Srta. Thierry bailará uno de nuestros graciosos bailes populares: "La Zamacueca". Como no recuerdo bien... ignoro si esta “señorita" era una hija o un error de imprenta o de copia. Lo que fuere, es probable que al son de la música popular haya bailado sola y con pasos de punta. El segundo: “Teatro… "La Zamacueca Peruana" bailada por la pareja Thierry- Bernardelli.” Estos son los esposos; y la danza habrá sido rosa más parecida a la versión popular, pero no exenta de //108// fantasías académicas. Suposiciones mías; pero ha de recordarse que en su temporada de Buenos Aires, ella bailó la Polca en punta, y que tales trastrueques o innovaciones son típicos del género teatral.

Si es probable que nuestra danza se haya bailado de punta en el teatro, no hay dudas de que padeció en la escena, ya al promediar el siglo, algunas de las modificaciones impuestas por el gusto. Las carteleras del 20 de julio de 1851 anuncian un "Baile de la Zamacueca abolerada." Y meses antes, el 3 de diciembre de 1850, tenemos otra novedad: "Baile de la "Gran Zamacueca fantástica" en la que el Sr. Majin Casanova ha intercalado algunas figuras nuevas, sometiéndose en todo a la cadencia característica de este gracioso baile que bien puede decirse sin mentir es exclusivamente peruano." (V. La Revista33, No 73, Lima, 1850).

Seguramente hubo tomas de una o de las dos manos frente a frente o espalda con espalda, —supuesto, como creo, que Casanova haya bailado con la hermana— y otras suertes capaces de justificar el carácter de "fantástica" con que se anuncia. Y en cuanto a la exclusividad peruana, se ignoraba en el teatro que la Zamacueca había arraigado en varios países, y que Chile estaba elaborando la variante que retornó al Perú con tanto ímpetu como a la ida.

Antes de la Zamacueca "fantástica", Casanova había hecho otra de esas cosas que hoy llaman "estilizaciones". En efecto, El Comercio del 20 de Noviembre de 1850 dice que "para complacer a muchas personas, el Sr. Casanova ha hecho una nueva composición de la graciosa danza peruana, dándole una forma muy elegante, y al mismo tiempo adecuada para el palco escénico, la cual dedica al bello sexo de Lima. Su título es "La Gran Zamacueca teatral"; ejecutada por los hermanos Casanova.”

Estas exhumaciones teatrales estimulaban añoranza entre la gente de las clases ilustradas La Zamacueca tuvo en los salones de Lima, como en los de Chile, precaria boga, y al promediar el siglo se sentía que algo entrañable se //111// había perdido. La carta de Lastarria34 a Sarmiento, que se publicó por vez primera en El Comercio de Valparaíso el 6 de enero de 1851, interpreta el momento:
"La alta sociedad de Lima no es ya limeña: hombres y mujeres han adoptado los usos y trajes de la culta Europa. Los cholos tienen sus zambras bulliciosas en que las cuerdas de la guitarra y el jaleo monótono pero ardiente de todos los circunstantes, animan a la pareja que corre y se cruza siguiendo los balancés de la zamba-landó; el fuerte almizcle se confunde allí con el olor de los negros y de los candiles, y todos estos vapores dan al cuarto una atmósfera tan densa como la de la ciudad. En los salones elegantes del Presidente de la república, del General La Fuente, del Sr. Amero y de otros altos personajes alternan la polka, el valse y la cuadrilla; se oyen las melodías de Bellini y de Donizetti y se aspira ámbar y flores”. 

"Una señora de 2ª rango bailando la Samba cueca" - Pancho Fierro?

Mis reservas con respecto al rótulo de Zambalandó, y prosigamos.

Paul Marcoy40 publicó en 1872-1873 sus notas de largos viajes que hizo entre 1818 y 1851 desde el Atlántico hasta el Pacífico por la América del sur. Varias veces y en diversos ambientes y lugares tropezó Marcoy con la Zamacueca. En una tertulia familiar a que asistió en Lauramarca, bailaron largamente el vals los viajeros y las niñas criollas. Luego —dice— les pareció a todos demasiado estirado el Vals para satisfacer el deseo de movimiento de que estaban poseídos, y lo sustituyeron por las danzas del país. Y añade que "desde el maicito hasta la Moza mala: desde la zamba-cueca hasta el Pajarito todo el repertorio local fue pasado en revista"...

         En la región del Titicaca, al sur del Perú, otra vez estuvo Marcoy de tertulia: y entonces observó que cuando el humor de los invitados lo consiente, las "damas pueden hacer un poco de música y hasta intentar entre ellas una sambacueca sin contrariar las leyes del decoro o la conveniencia." Por las casas de baile, en cambio, muy distinto era el cuadro. Vio en Acopia a "varios jóvenes de la localidad, arremangados, los sombreros abollados, en tren de danzar las samacuecas, prohibidas a la hora en que los reverendos //112// padres duermen la siesta"... Finalmente relata un cuadro que se le presentó en Arequipa. Bajo los efectos de la bebida traidora —escribe— que fermenta bien pronto en sus cerebros, todos los convidados se levantan. Las guitarras hacen oír un rasgueo triunfante. Las mujeres desarrugan los volados ajados de sus vestidos, los hombres despliegan sus pañuelos, la zamacueca llama a los danzantes.

        He aquí una "tradición" de Ricardo Palma'" que debemos acoger con cautela. No es una tradición sino un episodio que habría ocurrido en "los tiempos de mi mocedad". Entendamos que hacia 1850.
"La misa de aguinaldo, en buen romance, no es del todo cantada ni del todo rezada.- "Una orquesta criolla, con cantores y cantoras de la hebra, hacía oír todos los aires populares en boga... ''Lo religioso o sagrado no excluía a lo mundanal o profano." "En las misas de aguinaldo de mi tiempo la jarana era completa. Había hasta baile. Un grupo de pallas bailaba el maicillo, cantando al Niño Dios versos como estos: —Arre borriquito — vamos a Belén-" etc. "Al final de la misa tocaba la orquesta el himno patrio o la marcha bélica de Uchumayo, o un vals, o rompía con una estrepitosa zamacueca u otro bailecito de la laya."
Dicho lo cual y algo más a título de antecedente, el tradicionista aborda el episodio: "A la moda estaba por entonces, entre la gente alegre de mi tierra, una zamacueca llamada el se vende, nombre motivado por el estribillo de la letra cantable. La primera vez que junto con el ite misa est hizo la orquesta oír el se vende, necesitó el clérigo de Dios y ayuda para dominarse y vencer la tentación." Abrevio el relato de Palma: el cura llamó al director de la orquesta y le prohibió que tocara la zamacueca: el público expresó su desagrado, y un buen día la orquesta atacó, de nuevo la pecaminosa danza; el cura perdió el tino y se puso a escobillar...

     Dejemos de lado el escobilleo. El episodio parece, más que extraño, simplemente absurdo. Sin embargo, casi todo es completamente verosímil. Paul Treutler cuenta que en //113// el año 1859, mientras todos se encontraban de rodillas y rezando en una iglesia de Talcahuano. "un organillo tocaba una polka y algunas de nuestras conocidas canciones callejeras!" En el año 1937 yo mismo oí una orquesta que tocaba huainos a la salida de misa en el atrio de la Iglesia San Sebastián, cerca del Cuzco, y el coro de monjas de un convento me impresionó hondamente con su repertorio de doloridos yaravíes. En cuanto a la sensibilidad  de algunos sacerdotes criollos a los influjos de la zamacueca ya hemos visto relatos de viajeros suficientemente expresivos.  Y veremos más.

      Al mismo Manuel Atanasio Fuentes debemos la crónica de un baile de máscaras que se realizó en el teatro Principal. Dice Así:
"El pueblo soberano pidió la segunda noche zanguaraña o zamacueca; la orquesta tocó una cosa que ni el diablo adivinara lo que era: pero las parejas se pusieron en facha y las mozas malas con los mozos no buenos, bailaron con tal donaire, gracia y desenvoltura, cual si se encontraran en una taberna de Malambo. Se hizo prevenir al Director de la orquestar que no repitiera tal zamacueca pero el pueblo soberano, capitaneado por un Señor Teniente Coronel, cuya carrera es toda una zanguaraña, pidió otro... otro... y zanguaraña se tocó y bailó... y la orden de la autoridad se eludió por los gritos del jefe. ¡Lo que valen un par de charreteras!
Hemos atravesado la línea divisoria del medio siglo. Ahora nos internaremos, tiempo atrás, por la primera mitad, hasta que hallemos a la gran danza recién nacida.

       Por estas fechas, y a pesar de los salones, la Zamacueca está en la plenitud de su gloria. Se baila en las tres Américas. El teatro la presenta en todas las formas posibles. El 28 de julio de 1849 se anuncia que ascenderá al escenario el "Baile de las Boleras de la Zamacueca", y el 26 de abril del mismo año "Las preciosas boleras de la Zamacueca" llaman a los espectadores desde las carteleras. Antes, el 10 de mayo de 1847 un aviso nos invitará a presenciar el "Baile de la Zamacueca limeña por las Srtas. Fedriani"; suponemos que una de ellas habrá vestido el traje masculino —detalle común—. Eran artistas de una compañía //114// dramática en viaje y agasajaban al público de Lima con el espectáculo de la danza local.

A esta altura tendremos el gusto de ver en la escena en plena danza a dos figuras excepcionales. Una es la del gran actor argentino Juan Aurelio Casacuberta, también experto en bailes de salón, que había llegado de Chile y que hallaría sensible muerte, a su regreso a Santiago, inmediatamente después de representar un intenso drama; la otra es la señora Pinilla. Y hablo de figuras excepcionales, en plural, porque se me ocurre que la compañera de Casacuberta debió ser una de las tres legendarias petorquinas, locura de Chile, su patria, de donde venía la compañía. El aviso14, fechado el 7 de octubre de 1845, dice con rutinario  laconismo: "Juan Casacuberta bailará acompañado de la Sra. Pinilla, por primera vez en Lima las lindas boleras nuevas nominadas de la "Zamacueca".

En el capítulo de Chile nos entretuvimos con el marino francés Max Radiguet, que viajó por el Pacífico desde 1841 hasta 1845. Este brillante escritor se detuvo en Lima en 1844 y publicó después en su libro citado bellas descripciones y observaciones sobre las costumbres del Perú57. Leamos, primero, su visión panorámica de la danza de los salones limeños:
"En Cuanto a la coreografía, no arroja sino furtivas lumbres: la zamacueca, la resbalosa, la zapatea, y otras danzas nacionales llenas de carácter, apenas encuentran hoy intérpretes en los salones. Eso se debe sin duda a las triviales exageraciones que las bajas clases les han hecho sufrir."

     Y aquí explica Radiguet la razón de tales reservas: 

"Las jóvenes bailarinas, viendo aparecer en los labios de los hombres una sonrisa equivoca, han acabado por intuir que se atribuía a su inocente pantomima un sentirlo sospechoso, y desde entonces han debido renunciar a esas ocasiones de exhibir en público tesoros verdaderamente incomparables de gracia y de flexibilidad. El historiador-viajero Stevenson observa, hace ya veinte años, con satisfacción regocijante, que nuestra monótona cuadrilla, que él llama "la agradable contradanza", comenzaba a destronar en el Perú a las danzas nacionales: el proceso está ya casi cumplido. Aparte la contradanza española, especie de vals de pausado movimiento con un gran número de figuras, los bailes del gran mundo limeño no difieren sensiblemente de los nuestros, y si se quieren //117// recoger en este género algunos atisbos de color es necesario buscarlos sobre todo entre las clases populares”.

     Pero las limeñas aman la Zamacueca. Si un piano o una guitarra lanzan a la calle rumores de baile desde una casa de la clase media y los paseantes se acercan por curiosidad y espían por las rendijas, suelen ver, entonces —dicho con las palabras de Radiguet —una muchacha que, replegados los brazos bajo su chal, según la costumbre, se balancea delante de un caballero, por completo entregada a las delicias de la zapatea o de la zamacueca, mientras los abuelos sentados en torno de la sala cantan en coro palabras burlescas sin abandonar la grave inmóvil postura de las estatuas egipcias”.           

      En otra oportunidad el viajero francés asistió a una tertulia familiar y allí  “las muchachas tendidas  en una hamaca que alcanzaba en diagonal los extremos de la habitación, cantaron romances acompañándose con una guitarra y la velada terminó con zamacuecas que a mi pedido, ejecutaron con una desenvoltura muy peruana."

Deseoso de apurar las novedades del "color local", Max Radiguet asistió a la fiesta de Amancaes. Escojo estos párrafos:
"Hacia la fiesta de San Juan, las montañas áridas que rodear Lima se cubren de un rica cosecha de flores de un amarillo de oro, como si tus tesoros de la tierra surgiesen a la superficie. Esta flor a la que se da el nomine de Amancaes, ha dado su nombre a la fiesta. La turba se traslada para recogerla hacia un punto de la montaña en que de ordinario crece en gran abundancia. Para llegar hay que atravesar una llanura cubierta de tiendas y de ranchos, de los que se escapa, mezclado al concierto burbujeante de las pailas y las cacerolas, el son de las guitarras y de los tambores. Cholos, zambos y negros se detienen en la llanura. Ahí dan pábulo a sus robustos apetitos y se entregan a las coreografías más extravagantes. Los negros, sobre todo, desnaturalizan las danzas graciosas y apasionadas del Perú, introduciendo en ellas las posturas grotescas y los impulsos desordenados de sus bambulas africanas." 
    Cuenta el viajero cómo va después la turba a las colinas a recoger las flores y cómo, a la caída del sol, montan todos a caballo —las mujeres a horcajadas—. Y añade: "Hay que ver entonces a zambas y cholitas, ebrias de zamacueca y de aguardiente de Pisco, la frente bañada en sudor, los //118// cabellos esparcidos, las narices dilatadas, hundir las espuelas en los flancos de sus caballos, hacerlos encabritar o volver bruscamente sobre ellos mismos para no atropellar a un peatón torpe, lanzarlos después de nuevo y pasar como el vértigo a través de una multitud en donde cien caballos, obedeciendo a voluntades diferentes, atestiguan con sus maniobras inofensivas la habilidad de quienes los dirigen."

Dejemos al marino francés y desdeñemos otras menciones suyas de la Zamacueca, porque tenemos que ver algo en el teatro.

A Lucia no le gustó que una de sus pupilas le coqueteara a su festejante y abandonó la fiesta con ellas. Le desagradan las danzas picarescas; prefiere…

"Que bailen la contra danza,
el ondú, la pieza inglesa,
o así cualquier otra pieza
seria y digna de alabanza;
pero la tal moza mala,"

Todo esto y mucho más ocurre y se dice en el escenario, de acuerdo con el libreto de La Moza Mala, comedia en un acto de Manuel A. Segura 69 estrenada en Lima el 6 de diciembre de 1842. ¿Quiere decir esto que la Moza mala era una danza "moderna" por esa fecha?

Dos años antes, el 13 de febrero de 1840, hallamos otra vez la Zamacueca en el Teatro: Esta vez, según la cartelera, "la Srta. Aguilar bailará la Guaragua conocida por "La Moza Mala" o "Alza que te han visto". Y es interesante el dato, porque la correspondiente página musical se publicó décadas después, como veremos. Tenemos, pues, a nuestra disposición, una Zamacueca —como tal se imprimió de las que alcanzaron gran popularidad a pocos años de la exaltación.

Y ahora que encontramos la voz guaragua como genérica de las picarescas, no está de más introducir un poco de confusión. Parece que los nombres de Mozamala, Zanguaraña y Tondero han enriquecido en algún tiempo el repertorio de nombres de la Zamacueca, y que las que con tales  //121// rótulos han variado son desprendimientos de ella, como la  Resbalosa, acaso Polca de cajón fue otro nombre de la Zamacueca. Y en cuanto a Maicito, Ecuador, Toro-mata y Zambalandó (Zamba-lundú), que se nos presentan como rótulos de la gran danza, en estudio, por ahora.

      Con las noticias que nos dejó el comandante Charles Wilkes91 nos acercamos a los lustros iniciales de la Zamacueca. Wilkes, que hizo largos viajes de exploración por el Pacífico entre los años 1838-1842 al mando de una expedición norteamericana, llegó a Lima en 1839 e hizo apuntes sobre las costumbres de sus habitantes. Lo que nos interesa dice así:
“La danza es su diversión favorita. El baile en que más se deleitan es uno nacional llamado la zamacueca, y no hay palabras para dar idea de su vulgaridad y obscenidad. Creo que es una feliz circunstancia el que esté confinada a este país. Un día de Amancaes podría desbaratar años enteros de moralización. Luego dice: “La música a cuyo son danzan consiste en una pequeña guitarra acompañada con la voz y la percusión del compás; el tiempo es sumamente monótono, en cierto modo se asemeja al de la seguidilla española."
Es que por boca de estos viajeros hablan las naciones, los círculos sociales, los hogares, las tendencias personales; es que la Zamacueca, humana y múltiple, fue esto y lo otro, además.

Como Ricardo Palma48, a fuer de tradicionista, es policromo, puede presentársenos en cualquier página de esta historia. Aquí lo tenemos de nuevo, y otra vez debemos tratarlo con amable cautela.

                La danza, con su nombre y hasta con sus versos, suele aparecer en las tradiciones de Palma corno elemento decorativo. Así, en el episodio titulado La proeza de Benítez, que ocurrió, a juzgar por las circunstancias, en 1835.

                El general Salaverry encomendó al capitán Benítez, el traslado de doce mil pesos. Regresaba el oficial con sus diez y seis lanceros cuando dio con un grupo de jóvenes en plena danza. Y aquí viene el detalle que, probablemente imaginado por Palma, bien pudo ser histórico:

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"Se zamacuequeaba de lo lindo, con arpa, guitarra y cajón" —dice—. Ciertamente, estarían bailando; pero, ¿bailaban precisamente la Zamacueca? Como la clase de danza es por completo secundaria y como se bailarían varias distintas, es claro que la tradición no habrá retenido cuál o cuáles eran, y mucho menos las dos estrofas que reproduce el tradicionista.

Por lo demás, el capitán se quedó en la fiesta, el piquete siguió con el dinero, aparecieron los montoneros, derrotaron a los soldados y apresaron los caudales; oyó el capitán los tiros, voló, rehízo a los dispersos y recuperó la valiosa carga. Como se ve, el nombre de la danza, por indiferente, es una suposición: los versos serían los primeros que recordó Palma al escribir la tradición.

         Un periódico de Lima, El hijo del montonero17, dio en su edición del sábado 8 de noviembre de 1834 varias estrofas burlescas que contienen algo así como una invitación a las diversiones. La segunda estrofa dice así:

"Deje la madre soponcios
Huso, almohadilla y rueca,
Que ya viene a quien le gusta
Un rato de samacueca."

Y otro periódico, por lo visto, padre del anterior, puesto que se llamaba El montonero20, publica el 30 de agosto de 1834 el aviso del teatro: "Para el jueves 4 del corriente la compañía cómica deseosa de agradar a tan respetable público, ofrece el famosísimo drama en 3 actos titulado / Las costumbres limeñas / o / La infamia de Felipe / A continuación se bailará la Samacueca y concluirá con el divertido sainete"... etc. Fue muy grande, como se ve, la colaboración del teatro en la exaltación de la Zamacueca.

En 1834 la danza limeña gozaba ya de gran aceptación en el Cuzco, donde la vio el capellán del Presidente, don José María Blanco: ..."los casamientos —escribe en su diario— se celebran con tres días de canción y baile: los más favoritos son los bailes llamados "La Bomba", "la Tormata", "El Llanto" y "La Zamacueca."

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         William S. Ruschenberger62, médico norteamericano al servicio de la marina, viajó por nuestros mares entre los años 1831 y 1834 y publicó en 1835 su libro Three years in The Pacific. Hasta ahora y según mis cuentas, este es el viajero que vio la Zamacueca en fecha más antigua. Vamos a reproducir el interesante cuadro que en 1833 le deparó la fiesta de Amancaes:
"En un rancho, estaban dos africanos danzando la "samacueca" con música de mi harpa rústica, acompañada por las voces nasales de dos negras vistosamente vestidas y con los cabellos rizados y adornados de flores. Una estaba sentada en el suelo golpeando a compás en el cuerpo del instrumento con sus palmas. La bailarina estaba vestida de blanco, con volantes basta la rodilla, y un chal de algodón de colores vivos anudado a las caderas con el objeto de acortar considerablemente la falda. Los brazos estaban desnudos y brillando en negro puro; en una mano sostenía un pañuelo blanco, que hacia revolar una y otra ver por el aire, mientras con la otra sostenía su vestido por detrás. Su pelo, semejante al de todas las negras, estaba rizado a cada lado y salpicado de jazmines y amancaes, y un sombrero de Guayaquil, de alta copa bien parado en la cabeza. Su compañero de danza usaba amplio calzón corto de color canela, abierto en la rodilla con botones de plata sobre medias y calzoncillos blancos, que se veían por la abertura, bordados con un alegre motivo; una chaqueta blanca, tan corta como para mostrar la camisa entre su borde y el cinturón de las bragas. También él usaba alto sombrero de Guayaquil. Era más bien avanzado en años, su piel más negra que el ébano y su rostro más bien delgado. Ambos estaban fumando y brillantes en el verdadero lustre africano. La danza consistía en avances y retrocesos del uno hacia el otro, en un rápido arrastrar de pies al compás de la música, y ocasionalmente ejecutaban los más lascivos movimientos, para gran regocijo de los que miraban. 
Hay otras dos danzas de carácter similar, llamadas El Chocolate y El Zapateo, que sólo difieren en el canto que los acompaña. Aunque lascivas y vulgares a los ojos de los europeos, estas danzas son ejecutadas (con alguna modificación, sin embargo) en los bailes públicos y en las tertulias. Modales y vulgaridad son convencionales en cada país."

Todo lo ha dicho en esta sentencia el último viajero y lo dicho vale para cuantos lo precedieron en estas páginas y por el mundo.

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       Hemos llegado al momento en que la Zamacueca atraviesa el penoso lustro de su ascenso.

El 10 de febrero de 1831 la cartelera del Teatro anunció para ese día, que era jueves, ..."el gracioso baile del país "La Samacueca" por las Sras. Lagunas y Juliana." Sin duda alguna este mismo anuncio se publicó un par de días antes, porque un indignado vecino de Lima envía al diario La miscelánea55  del miércoles 9 la siguiente carta:
Señores Editores: 
"El teatro ha sido una escuela donde se ha corregido el vicio; mas según estoy viendo sirve para corromper la sana moral, y buenas costumbres pues se nos están presentando bayles indecentes como la soga, la zamacueca y otros, en una casa donde se debe guardar aquel decoro debido a los ciudadanos que a él asisten.” 
“La zamacueca es un bayle propio de personas corrompidas porque vemos que jamás se acostumbra en ningún estrado de gente honrada, por esto mismo nos sido sensible que el señor juez del teatro cuya virtud es tan decantada consienta que para el jueves se halla convidado a tales indecencias." 
                            Un limeño amigo de su país".
La protesta del vecino tiene gran importancia para nosotros. El trata de impedir que la Zamacueca se baile en la función del día siguiente, pero su párrafo "se nos están presentado bayles indecentes'', significa que esta danza se había ejecutado en una o en más funciones anteriores. Indica, además que probablemente en esa temporada, la Zamacueca ascendió por primera vez al escenario como fin de fiesta. Por otra parte, ignora que ya se está bailando en los salones o finge desconocer su ascenso para mayor eficacia de la condenación.

Con seguridad, son estos los tiempos iniciales de la danza. Veamos la definitiva confirmación.

En agosto de 1830 se representó en el teatro de Lima la comedia Los frutos de la educación del autor peruano Felipe Pardo. Y en su número del día 10, El mercurio peruano19 publica un diálogo en que se hace la crítica de dicha obra. Uno de los locutores se expresa así:

"—Yo le diré a Vd. "Los frutos de la educación" o las cos//127//tumbres el asunto de la comedia: y para presentar dos ejemplos de estas costumbres y de estos frutos saca el poeta al teatro a un Don Bernardino a quien pinta con los colores más denigrativos; haciéndole un compendio de todos los vicios además de estúpido, ignorante, y vestido con la mayor indecencia: y a una doña Pepa tan baja y abandonada que por baylar la Samacueca perdió un casamiento ventajoso. Por esos dos personajes tan originales quiere que se juzgue a todos los limeños y de todas las limeñas. —Yo no puedo creer tanto... Ahora pues, dice Vd. que doña Pepa baylaba "Samacueca", baile que sólo se estila desde tres o cuatro años a esta parte"...

Muy bien. Basta. El autor de la crítica, que escribe en 1830, dice que la Zamacueca "se estila" desde hace tres o cuatro años, es decir, desde 1827 o 1826. "Se estila" significa que fue acogida por las clases superiores. La moda siempre es la moda en altos círculos. Además, el marino norteamericano la vio "en los bailes públicos y en las tertulias" en 1833. Al redactar su nota, más o menos a vuela pluma, el periodista tiene una sensación no muy concreta del año en que la Zamacueca adquiere notoriedad y boga, y la formula en términos nada rígidos. Estos "tres o cuatro años" pudieron ser cuatro o cinco. Es evidente que al crítico se le escaparon los primeros pasos de la Zamacueca. Porque, de una general confrontación de documentos y posibilidades, resulta, para mí, que esta danza apareció en los salones de  Lima o, por lo menos, en las tertulias, el año 1824. 

Antes me parece difícil. El limeño de la carta que vimos acusa el impacto teatral en 1831; si la Zamacueca hubiera ascendido diez años antes, un 1821, tardía era la queja, aunque no imposible. Además, parece que ningún documento la nombra antes de 1824. No lo hemos hallado, al menos. Se siente por estos años en la Zamacueca un sabor a cosa recién nacida. El viejito quejoso decía que jamás se acostumbraba "en ningún estrado de gente honrada"; sea o no exacto, el hecho es que después se bailó en todos. 

Después de 1824 no pudo ser. El memorialista chileno José Zapiola92 nos dijo que, al regresar a Santiago de un viaje a Buenos Aires —que duró desde marzo de 1824 hasta mayo de 1825— se encontró con la novedad. Cierto es que //128// Zapiola anota sus recuerdos muchos años después, pero yo creo, como hurgador profesional de memorias en las encuestas rurales, que los recuerdos alcanzan la más alta precisión cuando se enlazan con algún acontecimiento o son referidos a él. Por eso siempre trato de ayudar al sujeto folklórico mediante el jalonamiento de su pasado con sus propios sucesos: el servicio militar, el casamiento, etc. En el caso de Zapiola, la fecha se respalda en un viaje de catorce meses, de que al cabo resulta la sorpresa. Si la Zamacueca hubiera surgido en 1826 y llegado a Chile el mismo año, Zapiola no se habría sorprendido en 1825 al volver de Buenos Aires; si hubiera aparecido en 1822 o 1823, habría la llegado a Chile antes de que Zapiola se ausentara, y tampoco hubiese habido sorpresa o novedad. Es necesario recordar que el artista chileno era por entonces ineludible músico de las orquestas de salón, y que él mismo dice, con respecto a todos los recuerdos de su libro, que a los sumo se puede haber equivocado en un año. Por otra parte, no debe sorprender la migración de la Zamacueca de Lima a Santiago a los pocos meses de su aparición. Ambas capitales estaban en permanente comunicación por la directa vía marítima y las danzas triunfantes se difunden con rara prontitud.

La Zamacueca, en conclusión, después de un período de coordinación en penumbra, se presenta al mundo limeño en el año 1824 e invade el continente a partir de esa fecha.

ORIGEN. La Zamacueca nació en Lima: pero nació como acostumbran a nacer las danzas. De ningún modo se puede admitir que, un día cualquiera, alguien crea un orden melódico capaz de producir diez, cien, mil Zamacuecas diferentes. El orden melódico —conjunto de intensas fórmulas de altitudes y de laxas desinencias cadenciales— dominaba el ambiente y era tradicional su vigencia. De ninguna manera se debe pensar en que ésta o aquélla mañana, cualquier ciudadano combina una fórmula rítmica para danza y la impone porque sí. Se trataba (le una fórmula tradicional en pleno uso. Nadie puede creer que en una tarde se elabora //129// un orden armónico, esto es, que alguien inventa la misma armonía que costó a la Edad Media varios siglos. Tampoco es juicioso imaginar la repentina creación de un conjunto de temas mímicos, de contorneos, de zapateos, de vueltas, del uso del pañuelo, etc.; pues sabemos que todos esos elementos se encontraban vivos en la corriente coreográfica tradicional de los salones y del pueblo. Nadie afirmaría que cualquier noche un poeta creó el ternario, la cuarteta, la seguidilla y el pareado, para el texto que corre con la música. Nuevamente, se trata de elementos tradicionales preexistentes. ¿Se habría "inventado" esa vez la pareja, es decir un hombre y una mujer como protagonistas de la danza, sueltos, colorados frente a frente? Mil años antes bailaban así en los castillos, en las ciudades y en el campo europeos.

Entonces, ¿qué es lo que surgió en Lima el año 1824? El nombre de "Zamacueca", y bajo el nombre, una variante de cualquiera de las danzas tradicionales vigentes; tal vez una forma, esto es, tal o cual vuelta demás o de menos con respecto a los bailes de repertorio usual: con seguridad características musicales fuertemente acentuadas, pues José Zapiola, el memorialista chileno, dijo que las Zamacuecas eran "notables e ingeniosas por su música" y que su especialidad consistía "particularmente en el ritmo y colocación de los acentos" cuyo carácter no era conocido; en fin —no menos importante—, una manera especial de realizar la coreografía, un estilo, un sentido, una emoción, la afirmación de la personalidad de las clases sociales en cinc se incubó. Y todo esto, debido a circunstancias altamente generadoras: el Perú está viviendo las horas más intensas de su vida cívica: en 1821 ha entrado el General San Martín en Lima y el pueblo se siente libre; en 1823, los españoles retornan la capital y se retiran cuatro semanas después; caen los castillos del Callao en 1824 y vuelven los realistas a Lima: llega Bolívar... Se ha formado el clima emocional propicio a la exaltación de una danza.

Naturalmente, no es indispensable una guerra para que surja un baile, pero muchas veces ha ocurrido así El Cielito  //130// argentino, por ejemplo, aparece con la Revolución de 1810, aunque no se documenta hasta tres años después, casi exactamente como la Zamacueca. Por lo general, las grandes danzas son resonancia y consecuencia de acontecimientos o de sucesos que conmueven a la sociedad, pero en todo caso la "novedad" no es más que una coordinación de elementos musicales, literarios y coreográficos tradicionales. Parece poco; pero la creación e imposición de una danza nueva es tan compleja y difícil que el mundo ve muy pocas en cada siglo.

El grupo principal de los elementos coreográficos y el sentido pasional de la Zamacueca son directa e inmediata consecuencia del Fandango, entonces triunfante en el mundo occidental. La zamacueca es la continuación americana del  Fandango, con música local y poesía española. Gran novelad peruana sin embargo. A su tiempo documentaremos la afirmación.




[1] Tan entusiasta que no vacila es suponer improbidad intelectual a quienes no piensan como él.