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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

sábado, 7 de abril de 2018

ADIÓS A LIMA: un yaraví de Abelardo Gamarra "El Tunante"

Hace algún tiempo publiqué un artículo titulado 


en ese artículo figuraban algunas marineras cuya letra fue escrita por don Abelardo Gamarra "El Tunante". En esta ocasión comparto con ustedes la letra de uno de sus yaraviés,  yaraví que fue publicado en el diario "El Nacional" el 6 de abril de 1879




Adiós Lima, adiós hermosa
Cuidad de tantos encantos,
Bendita copia del cielo,
Joya del Perú, paraíso,
Con el llanto de sus ojos
Te dice adiós el soldado,
Que va a buscar un laurel
Para poner en tus manos
Adiós, virgen adorada,
Adiós, adios, ya nos  vamos.

Nos llaman desde Bolivia
Los que son nuestros hermanos,
Que miran entristecidos
Su pabellón enlutado,
Y atravesando los mares,
Playas y  cerros cruzando
Vamos a probar gustosos
Que todavía hay peruanos.
Adiós, virgen adorada,
Adiós, adiós: ya nos vamos.

Tu nombre, nombre bendito,
Sera siempre recordado:
¡Ayl para el alma es tan dulce
El nombre de lo que amamos,
Y tan solo te pedimos
Que no olvides al soldado,
Que al despedirse te deja
Su corazón en pedazos.
Adiós, virgen adorada,
Adiós, adiós: ya nos vamos.

Si morimos, en la tumba
No nos dejes olvidados,
Una lagrima siquiera
Te pedimos, como en pago:
Que al regar tus lindos ojos
los sepulcros solitarios
Habrán flores en los templos,
Como flores en los campos.
Adiós, virgen adorada,
Adiós, adiós: ya nos vamos.

Si una palma, una corona,
Arrancasen nuestras manos,
Esa palma será tuya, 
Pobre ofrenda del soldado....
Nuestras madres, nuestros hijos: 
Todo, todo te dejamos;
Que felices si algún día
¡Ay¡ volvemos a abrazarlos.
Adiós, virgen adorada,
Adiós, adiós: ya nos vamos.
.
EL ÚLTIMO HARAVEC.

El aporte de "El Tunante" a la música peruana no ha sido valorado adecuadamente, Se desconocen la mayoría de los artículos que escribió ya sea en "El Nacional", "La integridad" y otras publicaciones, en la medida de nuestras posibilidades los iremos compartiendo.

martes, 3 de abril de 2018

JESÚS VÁSQUEZ: UNA ENTREVISTA POCO CONOCIDA

En 1942, el periódico "Cascabel" publicó una entrevista a Jesús Vásquez. Los numerosos e interesantes datos que proporciona sobre su vida familiar y artística merecen ser conocidos por todos.
A continuación reproducimos íntegramente la entrevista




JESÚS VÁSQUEZ QUE, DESCONOCIDA Y SIN ANTECEDENTES RADIALES, TRIUNFO HACE CINCO AÑOS SOBRE VALORES CONSAGRADOS DEL TEATRO Y DE LA RADIO, SIGUE SIENDO LA MÁXIMA INTERPRETRE  DE NUESTRA CANCION POPULAR

Hace algunos años, durante una función de variedades de nutrido programa, organizada por el Centro Musical Felipe Pinglo, debutó una chiquilla, como intérprete de nuestro cancionero criollo. No obstante la natural timidez que le imponía la doble circunstancia de presentarse en tablas por primera vez y al lado de figuras consagradas de la radio y el teatro:- Jesús Vásquez la chiquilla de la historia -, se llevó los mejores aplausos del numeroso auditorio. Cantó las notas del folclore costeño, como nadie lo había hecho: con sentimiento y cariño; con una responsabilidad que revelaba la pureza de su predisposición para expresar en un todo lo que encierra nuestro acervo musical.
Jesús Vásquez llevó, para esa función, antecedentes casi desconocidos: pertenecía al elenco de Radio Goycochea, una emisora de discutible valía artística y de pobre sintonía y, por lo tanto, vehículo tortuoso para esperar que por su intermedio llegara la fama. Pero solo se necesitaba una oportunidad y esta se le presentó a Jesús en la actuación del Teatro Segura. Nosotros estuvimos esa noche y fuimos testigos de su gran triunfo: Al terminar la función, la gentes se hacía lenguas de esa mocosa que se había impuesto, nada más que con la dulzura de su voz y su alma sinceramente criolla. El nombre de Jesús Vásquez llegó a todos los barrios: recordemos que el abigarrado público que rebalsó las localidades del Segura, estaba formado por gentes de todos los sectores de la capital: gentes que ya regresaban a nuestro folclore, tanto tiempo subestimado.
Poco después de su éxito en el Teatro Segura, Jesús Vásquez se vio asediada por las exigencias de otras broadcastings, deseosas de hacerse de una intérprete que de sopetón se había metido al público dentro del bolsillo. Pero ella luchó a favor de una lealtad qué realmente no cabía: porque si bien en Radio Goycocheanacieron sus primeros esfuerzos, jamás dicha emisora sirvió para hacerle popularidad. Para vencer su resistencia, hubieron que intervenir los concejos de ciertos dirigentes de la radio de Ocoña.
—Es preferible que aceptes porque aquí no llegarás a las grandes alturas… y con el consuelo de tales palabras, Jesús se marchó a radio Lima, a ocupar el sitio que le correspondía, llevándose el grato recuerdo de un dirigente honrado y de compañeros que desde sus guitarras anónimas habían puesto su contingente de voluntad, reconocimiento y cariño, para que la cantante, fuera de esos pocos que sintonizaban Radio Goycochea con las hechuras de una estrella.
Jesús Vásquez tiene una hermosa historia de triunfos. Los radios y teatros por donde paseó su arte, la contaron como el número fuerte de sus programas. Como pocas se prodigó y, como ninguna, supo conservar fresca y latente su popularidad bien ganada. Esas condiciones maravillosas que, día a día, le permiten aumentar el número de simpatizantes, la convierten en el caso único de nuestra radiotelefonía: no cansa y siempre deja en suspenso a los oyentes: todos quisieran escucharla en una interminable secuela de valses y de polcas. Así, se convierte en un regalo al oído; máxime si todas las artistas que explotan el mismo género, por mucho que evolucionen y se superen, no consiguen acercarse a Jesús Vásquez. Como un índice de lo que Jesús vale, diremos que muchas de las intérpretes del cancionero costeño, trataron de imitarla no solamente en su estilo, sino también en sus maneras. Desde luego segundas partes nunca fueron buenas…
Algunas cantantes llegaron donde ella, para pedirle ayuda. Jesús jamás se negó y puso de por medio el íntegro de su voluntad, para que sus compañeras de arte pudieran conseguir el objetivo que buscaban. No es que la gran intérprete criolla estuviera segura de su valer y por lo tanto no temiera que cualquiera de esas ocasionales alumnas pudiera disputarle supremacías; más bien su sincera espontaneidad era consecuencia y reflejo de su carácter bondadosamente abierto a todas las generosidades. Sin embargo, no faltaron las ingratitudes y la envidia. Seguramente el complejo de inferioridad de quienes, esperanzadas en robarle algo a Jesús, salían al fin defraudadas, determinó gestos y actitudes que, felizmente, no consiguieron malearle el espíritu a la alondra criolla. Jesús permaneció dueña de esa modestia y de ese corazón, tan noblemente expuestos a la vista de todo el mundo y tan de todos cuantos tocaron sus puertas.
                En pos de nuestra nota semanal, fuimos a buscar a Jesús Vásquez. Vive en la calle Pachacamilla, con sus padres y sus tres hermanos. Todos, según nos cuenta Jesús, nacieron en la casa que actualmente ocupan:
—Nada, ni el terremoto, nos hizo cambiar de idea: queremos estas paredes, este barrio, donde trascurrió nuestra niñez... Sin embargo, puede ser que algún día...
En esos puntos suspensivos se adivina un anhelo:
— ¿Puede ser que día?...
—…si se realizara mi sueño dorado: una casita propia con jardín, muchas flores, espacio para mis perritos y mi gatito de Angora…
Aquí tienen, pues, el ideal de esta chiquilla que, con una valentía que envidiarían muchos hombres empeñosos, sostiene a su familia con lo que produce su trabajo en la radio.
— ¿Cree usted que la radio le ha asegurado una situación?
—No. ¡Tan no creo, que estoy estudiando Corte y Confección. Además, tengo conocimientos de comercio: antes de dedicarme al canto estuve en una academia: aprendí algo, un poco de inglés; leo este idioma en forma bastante regular, pero hablado lo entiendo con dificultad. Quiero que aclaren que no es cierto lo que una revista dijo de mí: que sabía hablar italiano y francés. De estos Idiomas no sé nada...
Jesús Vásquez nos enseña unas obras de costura y unas labores de tejido; para probarnos que sabe lo que tiene entre manos, nos hace una demostración. Sus manos son agilísimas con la máquina y con el croché.
— ¿Qué otras ocupaciones tiene usted? - le interrogamos
—En mi casa solo me dedico a coser y tejer. La cocina no me atrae. Por otro lado, de esto se encargan mis hermanas. Así quisiera cocinar, no podría. Son recargadas las tareas de la radio, pues me preocupo bastante de ensayar y aprender nuevas canciones. Aparte de ello ¿quieren que les diga? Me parece que lucho por el futuro cuando practico la costura y el tejido... 
Jesús ríe, una vez que aclara que la cocina no es porvenir, ni para una persona que sueña con el hogar.
— ¿De manera que piensa seguir luchando por los suyos? Hasta donde pueda y en tanto que mi hermano, que está estudiando en la Universidad, consigue un título.
— ¿Así que no hace en casa más de lo que nos ha confiado?
— ¿Les parece poco? dice con algo de asombro. Luego se acuerda de algo y añade: escribo cartas, estudio letras de valses y polcas y ensayo la música. Verdad que todo esto tiene que hacer únicamente con mis actividades de la radio, pero ya les manifestado que el canto es mi principal ocupación.
— ¿Qué distracciones tiene usted?
—Me encanta el fútbol y las carreras...
— ¿Apuesta usted en las carreras?
—Llevo poco dinero, para, en caso de perder, no quedarme dolida. No obstante, tengo suerte: casi siempre gano. En cuanto al fútbol, son muchos los partidos que he visto: admiro a Lolo Fernández y a su cuadro. Tengo la idea de que Lolo pondrá buenos goles en elSudamericano. Ya escucharé sus hazañas en mi receptor...
— ¿Le gusta el cine?
—Bastante. Entre los actores de habla castellana, me agrada Libertad Lamarque y Hugo del Carril. De los ingleses, prefiero a Basil Rathbone y Vivien Leigh… También me entretiene Cantinflas, el cómico mexicano.
— ¿No le gusta nada más?
— ¡Cómo no…! Por ejemplo, la natación. Desgraciadamente no sé nadar. Tengo miedo, porque son tantos los que ahogan sabiendo nadar…!



Hubiéramos querido que la conversación continuara en el mismo ambiente, pero Jesús tiene un compromiso para repasaren la radio, antes de actuar ante el micro; Nos invita a que la acompañemos y mientras el auto acorta la apreciable distancia que hay entre la casa de Jesús Vásquez y la estación, seguimos la charla. El tema bordea asuntos de la radio.
— ¿Se acuerda usted del día en que por primera vez actuó en una emisora?
—Naturalmente: creo que nadie que pertenezca a un elenco radial, puede olvidarse del día de su debut. Es una emoción gratísima tener presente esos momentos... Fue el 3 de febrero de 1937. Quiere decir, pues que dentro de algunas semanas cumpliré cinco años de labor frente a los micros…
                — ¿Quiénes sus acompañantes en Radio Goycochea?
—Cuatro muchachos cuyos nombres se integran a mis mejores recuerdos: Juan Ramírez, Manuel Araujo, Julio Collazos y Oscar Pérez. Todos tuvieron fe en mí y supieron alentarme: los considero copartícipes de triunfo...
— ¿Qué tal estuvo usted en Radio Lima?
—Muy bien. Sus dirigentes me trataron siempre con cariño. Me pagaron el sueldo más alto entre los artistas de mi género. Si dejé Radio Lima, fue porque en Radio Nacional me ofrecieron un sueldo alto. Creo – y lo digo sin pretensión y sin intenciones de herir susceptibilidades –que soy la que más gana en Radio Nacional
— ¿Le han hablado de Radio Mundial?
—Sí. Me hicieron una importante oferta, pero, por un lado tengo suscrito un contrato con Radio Nacional, que vence dentro de un año, y por otro, me siento contenta en la emisora de Petit Thouars.
— ¿Le hicieron alguna vez ofertas del extranjero?
—En meses pasados recibí propuestas de una importante emisora argentina. Me ofrecían un sueldo de mil pesos mensuales y un contrato por tres meses, pasajes de ida y vuelta, Pero no acepté... Jesús Vásquez quiere dejar en suspenso los motivos, pero más puede nuestra indiscreción:
—Razones sentimentales… No dejaría Lima, ni así me pusieran a los pies una fortuna…
No es necesario decir Jesús es una chica que, como cualquier otra, tiene su corazoncito…

Hemos llegado a Radio Nacional y, por el momento, nos vemos obligados a dejar ya la estrella criolla, en completa libertad para que cumpla con sus obligaciones. Para no perder el tiempo – todavía no estaban presentes los acompañantes —Jesús practica solfeo en el piano. Quiere aprender a tocar, quizás con la idea de unir a esta nueva habilidad a las otras que tienen un papel importante para su futuro. Ya lo dijo ella: La radio no es el porvenir, sólo es el presente…
                Por fin se realizan los ensayos con las cuerdas y el piano. Jesús Vásquez ha repasado bien el programa que irá hasta a los receptores caseros y callejeros. Y al mismo tiempo que somos espectadores de los ajetreos de una audición, nos deleitamos con la dulce voz de Jesús que tan bien interpreta nuestros cadenciosos y dolientes valses.
Han habido llamadas telefónicas para que nuestra reporteada repita alguna de sus canciones o cante otras que no estuvieron incluidas en el programa. No es posible acceder a estas solicitudes, porque las audiciones tienen su tiempo medido. Jesús ha tenido que acercarse al fono, para responder a un admirador que, con insistencia, reclama hablar con la artista criolla. Escuchamos lo que contesta Jesús, que es lo que, siempre, debe contestarles a otros: ... Sí, señor, habla Jesús Vásquez... muy agradecida - pero, desgraciadamente, no puedo complacerlo... ¿Le gusta Porfiria?, bien, ahora no será pero para la próxima audición, lo cantare con mucho gusto...
 Jesús no ha ofrecido por salir del paso, interpretar el inmortal valse de Felipe Pinglo. Posee una libretita donde van a parar todos los pedidos que, por orden riguroso serán cumplidos. Finalmente Jesús abandona los estudios la emisora de Petit Thouars:
—¿Me acompañan ustedes?.. Como no, encantador. Jesús va al Parque de la Reserva, como lo hace todos los días, para solazarse un poco y soñar con esa casita propia rodeada de jardines y con espacio para perritos y gatitos:
—No pueden imaginarse ustedes lo feliz que me siento en este parque. Flores, por todas partes, aire puro hermosos rincones. Me hago la ilusión de que soy, dueña de este lugar acogedor…

Después de unos minutos durante los cuales ha estado en el mejor de los mundos, Jesús Vásquez se dispone a emprender el regreso a su casa. Se le acerca un hombre: es un compositor que, seguramente, sabía que la encontraría allí:
—Aquí le traigo el valse de que le hablé el otro día…
En esa partitura están depositadas las esperanzas de un autor criollo. El valse cobrará valor, sin duda, en los labios de la gran intérprete. Eso lo sabe el compositor que, con una mirada expresiva, espera, como una sentencia, la decisión de Jesús:
—Haré lo posible por estrenarlo. Primero hay que ver la mejor forma de que vaya al público.
EI compositor se ha marchado. Nosotros nos quedamos intrigados:
— ¿Cómo procederá Usted con respecto al pedido del compositor?
—Como la hago con todos. Ustedes saben que muchos de  los compositores adolecen de defectos. Unas veces son las letras y otras la música. Yo tengo que pulir ambas cosas y ponerle a la composición lo que a mi juicio  le falta...
— ¿Tiene preferencia por algún compositor?
     —Realmente por ninguno: todos me agradan, cuando sus composiciones encajan con mi repertorio. En esto no permito intervención ni de los mismos autores. Muchas veces algunos se quejaron de los cambios que hice, con letras y músicas, pero yo creo que tengo derecho a poner lo mío, en las canciones que interpreto. Por lo demás, hasta ahora los radioescuchas se muestran complacidos de la forma como canto: es que – y no me ruboriza decirlo – yo tengo mi personalidad y sé respetarla…
         En la puerta de su casa, al despedirnos, le hacemos una última pregunta:
         —¿Por qué ya no actúa usted en los teatros?
       No me he separado totalmente del teatro. Ustedes se habrán dado cuenta que de vez en cuando tomo parte en alguna función. Pero lo hago con un carácter que no tiene nada de profesional. Trabajo en las tablas, si se trata de ayudar a algún compañero que necesite ayuda. Sin embargo, debo estar cierta de que mi protección no será inútil, es decir, de que servirá para aliviar a quien realmente requiera el aporte de los artistas de mejor suerte. En cuanto a trabajar como profesional, lo evito en lo posible. Hasta ahora no puedo dominar mi nerviosidad, cuando estoy frente al público. Sufro mucho en esos instantes y es por ello que prefiero la tranquilidad que me depara mi inactividad teatral…