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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

lunes, 6 de abril de 2020

OSCAR AVILÉS: LA PRIMERA GUITARRA DEL PERÚ


OSCAR AVILÉS:
LA PRIMERA GUITARRA DEL PERÚ
Avilés para el criollismo Segovia para el flamenco



               En los dedos de Oscar Avilés, —trentaiún años, bigotitos sarcásticos y ojos palomillas— la guitarra adquiere características de instrumento de concierto. Avilés para el criollismo es lo que Segovia para el flamenco. No en vano nadie discute su título de “primera guitarra del Perú”, pese a que como solista, son muy pocos los que se han emocionado al escucharle.

         Chalaco de nacimiento, vivió toda su infancia en la avenida Bolivia, conoció a Bocanegra, Herrera, Andrade, Romero, Vargas y otros próceres y aprendió a tocar la guitarra con las lecciones de su abuela que, al cabo de tres años de enseñanza le dejó apto para entusiasmar a tan esclarecido auditorio. Así graduado con el voto aprobatorio de los criollísimos amigos de su casa, Oscar Avilés decidió enfrentar a públicos más numerosos.

UN DEBUT DESCONCERTANTE

          Contra todo lo que era de esperarse, el juvenil guitarrista al enfrentarse por primera vez con los micrófonos no lo hizo con su instrumento favorito en la mano. Cuando realizó su estreno —Radio Nacional, 1938— estuvo acuclillado sobre el cajón acompañando a la Limeñita. Solo tres años más tarde, sus ágiles dedos correrían sobre las cuerdas al encabezar el trío de Radio Mundial, dirigiendo a Núñez y Arteaga. A partir de ese instante el nombre de Avilés, se fue abriendo paso en la admiración de los intermedios— el adolescente Oscar empezó crear un estilo, punteando en notas agudas Desconcertó al principio, imponiéndose al fin, poco apoco comenzó a adquirir rango, al extremo de conquistar seguidores.

Cinco años más tarde, el muchachito que tocara el cajón para La Limeñita formaba parte del inolvidable conjunto "Los Trovadores del Perú", al cual nuestra música debe aún muchas de sus mejores páginas. Al lado de Paz (piano), Jiménez [“Panchito”] (primera voz) y Campos (segunda voz), Avilés habría de recorrer el país entero y parte de Bolivia, entregando una distinta y estremecedora versión, de lo peruano, en la cual destacaba nítidamente el concurso de sus cuerdas.

LOS MEJORES AÑOS

Fatalmente, la gira de Los Trovadores del Perú se interrumpió. La madre de Avilés enfermó y reclamaba la presencia de su hijo. Allí terminó el conjunto. Solo dos años más tarde, ante la solicitud de César Miró —Director Artístico— Oscar volvería a los micrófonos dirigiendo el conjunto de cuerdas de la emisora del Estado. De aquí, la inquietud de Tito Ego Aguirre le haría conformar, con éste y con Alejandro Cortez, un trío de alta valía. "Los Morochucos", los Caballeros de la Canción, mantuvieron durante cuatro años un lugar aparte en la calificación artística criolla. Estilizando bastante, pero dotando de gran contenido musical a sus versiones, "Los Morochucos" fueron, hasta el año pasado, en que por enfermedad de Cortez se disolvieron, los mejores representantes de una nueva etapa criolla, con dignidad melódica que, muchas veces, les atrajo las críticas de la ortodoxia conservadora y tradicional, aferrada al tundete centenario y espantada por la capacidad creadora del conjunto en el que Avilés poseía acento inconfundible,

UNA GUITARRA EN LA NOCHE

                Aunque el trío quedó disuelto, la guitarra de Avilés no podía quedar enmudecida. De su actividad particular —clases de Folklore y enseñanza en su Academia propia—le extrajeron para hacerle acompañar en cuatro grabaciones a las voces increíbles de Los Dávalos. También hizo lo mismo en cuatro discos de Jesús Vásquez, la declinante reina de la canción. Y próximamente, habrá de mantener un programa radial, a base de sus ejecuciones como solista, con el título de “Una guitarra en la noche”.

Hasta ahora, son muy pocos los que se han emocionado al escuchar sus solos. Cuando ellos se difundan por la radio, no quedará nadie que pueda discutirle a la guitarra mágica del grueso y socarrón Avilés, su título de "La Primera del Perú”.

Publicado en la Revista "Extra" del 17 de mayo de 1955

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