En 1942, el periódico "Cascabel" publicó una entrevista a Jesús Vásquez. Los numerosos e interesantes datos que proporciona sobre su vida familiar y artística merecen ser conocidos por todos.
A continuación reproducimos íntegramente la entrevistaJESÚS VÁSQUEZ QUE, DESCONOCIDA
Y SIN ANTECEDENTES RADIALES, TRIUNFO HACE CINCO AÑOS SOBRE VALORES CONSAGRADOS
DEL TEATRO Y DE LA RADIO, SIGUE SIENDO LA MÁXIMA INTERPRETRE DE NUESTRA CANCION POPULAR
Hace
algunos años, durante una función de variedades de nutrido programa, organizada
por el Centro Musical Felipe Pinglo, debutó una chiquilla, como intérprete de
nuestro cancionero criollo. No obstante la natural timidez que le imponía la
doble circunstancia de presentarse en tablas por primera vez y al lado de
figuras consagradas de la radio y el teatro:- Jesús Vásquez la chiquilla de la
historia -, se llevó los mejores aplausos del numeroso auditorio. Cantó las
notas del folclore costeño, como nadie lo había hecho: con sentimiento y
cariño; con una responsabilidad que revelaba la pureza de su predisposición
para expresar en un todo lo que encierra nuestro acervo musical.
Jesús Vásquez
llevó, para esa función, antecedentes casi desconocidos: pertenecía al elenco
de Radio Goycochea, una emisora de discutible valía artística y de pobre
sintonía y, por lo tanto, vehículo tortuoso para esperar que por su intermedio
llegara la fama. Pero solo se necesitaba una oportunidad y esta se le presentó a
Jesús en la actuación del Teatro Segura. Nosotros estuvimos esa noche y fuimos
testigos de su gran triunfo: Al terminar la función, la gentes se hacía lenguas
de esa mocosa que se había impuesto, nada más que con la dulzura de su voz y su
alma sinceramente criolla. El nombre de Jesús Vásquez llegó a todos los
barrios: recordemos que el abigarrado público que rebalsó las localidades del
Segura, estaba formado por gentes de todos los sectores de la capital: gentes
que ya regresaban a nuestro folclore, tanto tiempo subestimado.
Poco
después de su éxito en el Teatro Segura, Jesús Vásquez se vio asediada por las
exigencias de otras broadcastings, deseosas de hacerse de una intérprete que de
sopetón se había metido al público dentro del bolsillo. Pero ella luchó a favor
de una lealtad qué realmente no cabía: porque si bien en Radio Goycocheanacieron
sus primeros esfuerzos, jamás dicha emisora sirvió para hacerle popularidad.
Para vencer su resistencia, hubieron que intervenir los concejos de ciertos
dirigentes de la radio de Ocoña.
—Es
preferible que aceptes porque aquí no llegarás a las grandes alturas… y con el
consuelo de tales palabras, Jesús se marchó a radio Lima, a ocupar el sitio que
le correspondía, llevándose el grato recuerdo de un dirigente honrado y de
compañeros que desde sus guitarras anónimas habían puesto su contingente de
voluntad, reconocimiento y cariño, para que la cantante, fuera de esos pocos
que sintonizaban Radio Goycochea con las hechuras de una estrella.
Jesús
Vásquez tiene una hermosa historia de triunfos. Los radios y teatros por donde
paseó su arte, la contaron como el número fuerte de sus programas. Como pocas
se prodigó y, como ninguna, supo conservar fresca y latente su popularidad bien
ganada. Esas condiciones maravillosas que, día a día, le permiten aumentar el
número de simpatizantes, la convierten en el caso único de nuestra radiotelefonía:
no cansa y siempre deja en suspenso a los oyentes: todos quisieran escucharla
en una interminable secuela de valses y de polcas. Así, se convierte en un
regalo al oído; máxime si todas las artistas que explotan el mismo género, por
mucho que evolucionen y se superen, no consiguen acercarse a Jesús Vásquez.
Como un índice de lo que Jesús vale, diremos que muchas de las intérpretes del
cancionero costeño, trataron de imitarla no solamente en su estilo, sino
también en sus maneras. Desde luego segundas partes nunca fueron buenas…
Algunas
cantantes llegaron donde ella, para pedirle ayuda. Jesús jamás se negó y puso
de por medio el íntegro de su voluntad, para que sus compañeras de arte
pudieran conseguir el objetivo que buscaban. No es que la gran intérprete
criolla estuviera segura de su valer y por lo tanto no temiera que cualquiera
de esas ocasionales alumnas pudiera disputarle supremacías; más bien su sincera
espontaneidad era consecuencia y reflejo de su carácter bondadosamente abierto
a todas las generosidades. Sin embargo, no faltaron las ingratitudes y la
envidia. Seguramente el complejo de inferioridad de quienes, esperanzadas en
robarle algo a Jesús, salían al fin defraudadas, determinó gestos y actitudes
que, felizmente, no consiguieron malearle el espíritu a la alondra criolla.
Jesús permaneció dueña de esa modestia y de ese corazón, tan noblemente expuestos
a la vista de todo el mundo y tan de todos cuantos tocaron sus puertas.
En pos de nuestra nota semanal, fuimos a buscar a
Jesús Vásquez. Vive en la calle Pachacamilla, con sus padres y sus tres
hermanos. Todos, según nos cuenta Jesús, nacieron en la casa que actualmente
ocupan:
—Nada, ni
el terremoto, nos hizo cambiar de idea: queremos estas paredes, este barrio,
donde trascurrió nuestra niñez... Sin embargo, puede ser que algún día...
En esos
puntos suspensivos se adivina un anhelo:
— ¿Puede
ser que día?...
—…si se
realizara mi sueño dorado: una casita propia con jardín, muchas flores, espacio
para mis perritos y mi gatito de Angora…
Aquí
tienen, pues, el ideal de esta chiquilla que, con una valentía que envidiarían
muchos hombres empeñosos, sostiene a su familia con lo que produce su trabajo
en la radio.
— ¿Cree usted
que la radio le ha asegurado una situación?
—No. ¡Tan
no creo, que estoy estudiando Corte y Confección. Además, tengo conocimientos
de comercio: antes de dedicarme al canto estuve en una academia: aprendí algo,
un poco de inglés; leo este idioma en forma bastante regular, pero hablado lo
entiendo con dificultad. Quiero que aclaren que no es cierto lo que una revista
dijo de mí: que sabía hablar italiano y francés. De estos Idiomas no sé nada...
Jesús
Vásquez nos enseña unas obras de costura y unas labores de tejido; para
probarnos que sabe lo que tiene entre manos, nos hace una demostración. Sus
manos son agilísimas con la máquina y con el croché.
— ¿Qué
otras ocupaciones tiene usted? - le interrogamos
—En mi casa
solo me dedico a coser y tejer. La cocina no me atrae. Por otro lado, de esto
se encargan mis hermanas. Así quisiera cocinar, no podría. Son recargadas las
tareas de la radio, pues me preocupo bastante de ensayar y aprender nuevas
canciones. Aparte de ello ¿quieren que les diga? Me parece que lucho por el
futuro cuando practico la costura y el tejido...
Jesús ríe,
una vez que aclara que la cocina no es porvenir, ni para una persona que sueña
con el hogar.
— ¿De
manera que piensa seguir luchando por los suyos? Hasta donde pueda y en tanto
que mi hermano, que está estudiando en la Universidad, consigue un título.
— ¿Así que
no hace en casa más de lo que nos ha confiado?
— ¿Les
parece poco? dice con algo de asombro. Luego se acuerda de algo y añade:
escribo cartas, estudio letras de valses y polcas y ensayo la música. Verdad
que todo esto tiene que hacer únicamente con mis actividades de la radio, pero
ya les manifestado que el canto es mi principal ocupación.
— ¿Qué distracciones tiene
usted?
—Me encanta el fútbol y las
carreras...
— ¿Apuesta usted en las carreras?
—Llevo poco
dinero, para, en caso de perder, no quedarme dolida. No obstante, tengo suerte:
casi siempre gano. En cuanto al fútbol, son muchos los partidos que he visto:
admiro a Lolo Fernández y a su cuadro. Tengo la idea de que Lolo pondrá buenos
goles en elSudamericano. Ya escucharé sus hazañas en mi receptor...
— ¿Le gusta
el cine?
—Bastante.
Entre los actores de habla castellana, me agrada Libertad Lamarque y Hugo del
Carril. De los ingleses, prefiero a Basil Rathbone y Vivien Leigh… También me
entretiene Cantinflas, el cómico mexicano.
— ¿No le gusta nada más?
— ¡Cómo no…!
Por ejemplo, la natación. Desgraciadamente no sé nadar. Tengo miedo, porque son
tantos los que ahogan sabiendo nadar…!
Hubiéramos
querido que la conversación continuara en el mismo ambiente, pero Jesús tiene
un compromiso para repasaren la radio, antes de actuar ante el micro; Nos
invita a que la acompañemos y mientras el auto acorta la apreciable distancia
que hay entre la casa de Jesús Vásquez y la estación, seguimos la charla. El
tema bordea asuntos de la radio.
— ¿Se
acuerda usted del día en que por primera vez actuó en una emisora?
—Naturalmente:
creo que nadie que pertenezca a un elenco radial, puede olvidarse del día de su
debut. Es una emoción gratísima tener presente esos momentos... Fue el 3 de
febrero de 1937. Quiere decir, pues que dentro de algunas semanas cumpliré
cinco años de labor frente a los micros…
— ¿Quiénes sus acompañantes en Radio Goycochea?
—Cuatro
muchachos cuyos nombres se integran a mis mejores recuerdos: Juan Ramírez,
Manuel Araujo, Julio Collazos y Oscar Pérez. Todos tuvieron fe en mí y supieron
alentarme: los considero copartícipes de triunfo...
— ¿Qué tal
estuvo usted en Radio Lima?
—Muy bien.
Sus dirigentes me trataron siempre con cariño. Me pagaron el sueldo más alto
entre los artistas de mi género. Si dejé Radio Lima, fue porque en Radio
Nacional me ofrecieron un sueldo alto. Creo – y lo digo sin pretensión y sin
intenciones de herir susceptibilidades –que soy la que más gana en Radio
Nacional
— ¿Le han
hablado de Radio Mundial?
—Sí. Me
hicieron una importante oferta, pero, por un lado tengo suscrito un contrato
con Radio Nacional, que vence dentro de un año, y por otro, me siento contenta
en la emisora de Petit Thouars.
— ¿Le hicieron alguna vez ofertas
del extranjero?
—En meses
pasados recibí propuestas de una importante emisora argentina. Me ofrecían un
sueldo de mil pesos mensuales y un contrato por tres meses, pasajes de ida y
vuelta, Pero no acepté... Jesús Vásquez quiere dejar en suspenso los motivos,
pero más puede nuestra indiscreción:
—Razones
sentimentales… No dejaría Lima, ni así me pusieran a los pies una fortuna…
No es
necesario decir Jesús es una chica que, como cualquier otra, tiene su
corazoncito…
Hemos
llegado a Radio Nacional y, por el momento, nos vemos obligados a dejar ya la
estrella criolla, en completa libertad para que cumpla con sus obligaciones.
Para no perder el tiempo – todavía no estaban presentes los acompañantes —Jesús
practica solfeo en el piano. Quiere aprender a tocar, quizás con la idea de
unir a esta nueva habilidad a las otras que tienen un papel importante para su
futuro. Ya lo dijo ella: La radio no es el porvenir, sólo es el presente…
Por fin se realizan los ensayos con las cuerdas y el
piano. Jesús Vásquez ha repasado bien el programa que irá hasta a los
receptores caseros y callejeros. Y al mismo tiempo que somos espectadores de
los ajetreos de una audición, nos deleitamos con la dulce voz de Jesús que tan
bien interpreta nuestros cadenciosos y dolientes valses.
Han habido
llamadas telefónicas para que nuestra reporteada repita alguna de sus canciones
o cante otras que no estuvieron incluidas en el programa. No es posible acceder
a estas solicitudes, porque las audiciones tienen su tiempo medido. Jesús ha
tenido que acercarse al fono, para responder a un admirador que, con
insistencia, reclama hablar con la artista criolla. Escuchamos lo que contesta
Jesús, que es lo que, siempre, debe contestarles a otros: ... Sí, señor, habla
Jesús Vásquez... muy agradecida - pero, desgraciadamente, no puedo
complacerlo... ¿Le gusta Porfiria?, bien, ahora no será pero para la próxima
audición, lo cantare con mucho gusto...
Jesús no ha ofrecido por salir del paso,
interpretar el inmortal valse de Felipe Pinglo. Posee una libretita donde van a
parar todos los pedidos que, por orden riguroso serán cumplidos. Finalmente
Jesús abandona los estudios la emisora de Petit Thouars:
—¿Me
acompañan ustedes?.. Como no, encantador. Jesús va al Parque de la Reserva,
como lo hace todos los días, para solazarse un poco y soñar con esa casita
propia rodeada de jardines y con espacio para perritos y gatitos:
—No pueden
imaginarse ustedes lo feliz que me siento en este parque. Flores, por todas
partes, aire puro hermosos rincones. Me hago la ilusión de que soy, dueña de
este lugar acogedor…
Después de
unos minutos durante los cuales ha estado en el mejor de los mundos, Jesús
Vásquez se dispone a emprender el regreso a su casa. Se le acerca un hombre: es
un compositor que, seguramente, sabía que la encontraría allí:
—Aquí le traigo el valse de
que le hablé el otro día…
En esa
partitura están depositadas las esperanzas de un autor criollo. El valse
cobrará valor, sin duda, en los labios de la gran intérprete. Eso lo sabe el
compositor que, con una mirada expresiva, espera, como una sentencia, la
decisión de Jesús:
—Haré lo
posible por estrenarlo. Primero hay que ver la mejor forma de que vaya al
público.
EI compositor se ha marchado. Nosotros nos quedamos
intrigados:
— ¿Cómo procederá Usted con
respecto al pedido del compositor?
—Como la
hago con todos. Ustedes saben que muchos de
los compositores adolecen de defectos. Unas veces son las letras y otras
la música. Yo tengo que pulir ambas cosas y ponerle a la composición lo que a
mi juicio le falta...
— ¿Tiene preferencia por algún
compositor?
—Realmente por ninguno: todos me agradan, cuando sus
composiciones encajan con mi repertorio. En esto no permito intervención ni de
los mismos autores. Muchas veces algunos se quejaron de los cambios que hice,
con letras y músicas, pero yo creo que tengo derecho a poner lo mío, en las
canciones que interpreto. Por lo demás, hasta ahora los radioescuchas se
muestran complacidos de la forma como canto: es que – y no me ruboriza decirlo
– yo tengo mi personalidad y sé respetarla…
En la puerta de su casa, al despedirnos, le hacemos una
última pregunta:
—¿Por qué ya no actúa usted en los teatros?
No me he separado totalmente del teatro. Ustedes se
habrán dado cuenta que de vez en cuando tomo parte en alguna función. Pero lo
hago con un carácter que no tiene nada de profesional. Trabajo en las tablas,
si se trata de ayudar a algún compañero que necesite ayuda. Sin embargo, debo
estar cierta de que mi protección no será inútil, es decir, de que servirá para
aliviar a quien realmente requiera el aporte de los artistas de mejor suerte. En
cuanto a trabajar como profesional, lo evito en lo posible. Hasta ahora no
puedo dominar mi nerviosidad, cuando estoy frente al público. Sufro mucho en
esos instantes y es por ello que prefiero la tranquilidad que me depara mi
inactividad teatral…