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Licenciado en Educación - Historia por la UNMSM y diplomado en Estudios Musicológicos Peruanos por el Conservatorio Nacional de Música. Estudios de Musicología en el Conservatorio y en la Universidad de Ginebra. Publicaciones: - El Misterio del Cóndor - Método de Guitarra Andina Peruana - Diversos artículos en revistas y periódicos. Conferencia Magistral sobre El Cóndor Pasa… en el VI Congreso Internacional de Peruanistas en el Extranjero. Georgetown University (ATP) Y diversas conferencias en el país. Actualmente está enfocado en investigar la historia de la música popular en la ciudad de Lima.

lunes, 29 de julio de 2024

PARA UN BRINDIS DE CHICHA


COLECCION de algunas poesías publicadas desde la entrada del ejército libertador
en la ciudad de los libres
. Lima. 1822. p. 69.

    La única canción (con letra y música) que se ha rescatado de la época de la gesta independentista de 1821, es una que conocemos como "La Chicha", que fue publicada en Lima, en 1822 en la COLECCION de algunas poesías publicadas desde la entrada del ejército libertador en la ciudad de los libres, por Manuel del Río:

COLECCION de algunas poesías publicadas desde la entrada del ejército libertador
en la ciudad de los libres
. Lima. 1822.

  En las páginas 69 y 70 de esa obra se encuentran ocho octetos de "Para un brindis de chicha - letrilla" (composición poética de versos cortos, que se divide en estrofas, una de las cuales se repite como estribillo), que actualmente conocemos como "La Chicha, sin señalarse autor:


   
   A esta primera publicación hay que sumar la obra de Robert Proctor, escritor inglés que llegó al Perú en 1823 y publicó en Londres en 1825 el libro Narrative of a Journey across of the Cordillera de los Andes and of a residence in Lima and other parts of Perú, in the years 1823 and 1824. Una traducción al español se editó en la Argentina en 1920: 

Fuente: Internet Archive

    En esa obra, en el capítulo XLII, Proctor describe su paso por Lobrajillo (¿Obrajillo, Canta?): 
Dejé Lobrojillo al día siguiente de retorno a Lima y marché duro para llegar a Cocoto el mismo día, distancia de cuarenta millas. Al aproximarme a unas cuantas cabañas diseminadas que componían el villorrio, pasamos una choza solitaria donde la rama colgando en la puerta anunciaba al indio sediento que la deliciosa chicha se vendía adentro. Aquí se reunían numerosos jinetes que al vernos se pusieron a gritar: uno de ellos, desprendiéndose del grupo, se acercó a mi compañero y con sable empuñado le ordenó que le siguiese. Aunque sospeché al hombre ebrio, temí, sin embargo, haber caído en malas manos, y sacando una pistola, caminé hacia el sujeto, y poniéndole la pistola montada en la cabeza, le ordené dejar el sable. Sus compañeros se adelantaron y me suplicaron no descerrajase, pues el hombre no era ladrón sino "un cristiano borracho". El jinete la escapó buena, pues mi dedo estaba en el gatillo a punto de apretarlo, y díjele cuán cerca había estado de pagar por gastar bromas con pasajeros tranquilos. El pobre muchacho hizo después todo lo que pudo para expiar su locura y nos invitó a pasar la noche en su rancho, a lo que accedí, para convencerle de que no le tenía mala voluntad. 
Halléle propietario de gran parte del valle y, para indio. hombre rico: él y sus amigos empinaban el codo en la pulpería, cuando viéndonos aproximar se ciñó el sable de una persona de Lima, con la intención única de asustarnos. Era un loco alegre, y mientras marchábamos a su casa, hacía saltar su caballo adelante y atrás sobre las altas pircas con riesgo inminente de quebrarse el pescuezo. Cuando llegamos al rancho pidió de cenar con gran aire autoritario, y, mientras se cocinaba, tomó la guitarra y cantó la siguiente canción española en elogio de su licor nativo: 
Patriotas el mate
de chicha llenad
y alegres brindemos
por la libertad.

Esta es más sabrosa,
que el vino y la sidra
que nos trajo la hidra,
para envenenar.

Es muy espumosa
y yo la prefiero
a cuanto el Ibero
pudo codiciar.

Coro,
Patriotas el mate, etc.

El Inca la usaba
en su regia mesa,
con que ahora no empieza,
que es inmemorial.

Bien puede el que acaba,
pedir se renueve
el poto en que bebe
a su caporal.

Coro,
Patriotas el mate, etc.

¡Oh licor precioso!
tú licor peruano,
licor sobrehumano,
mitiga mi sed!

¡Oh néctar sabroso
de color del oro,
del indio tesoro,
patriotas bebed!

Coro,
Patriotas el mate, etc.

Aunque la letra es española y es obvio tuviese origen subsiguiente al estallido de la guerra en el Perú, el tono era del indio, y sin duda adaptado a palabras quichúas, aunque después de averiguar, no pude procurarlas. La música, monótona, pero de ninguna manera desagradable, fue poderosamente gozada por los alegres y rientes compañeros del cantor, que coreaban clamorosos. (Proctor 1920: 206,207).

Fuente: Internet Archive

    Llama la atención que Proctor encuentra que aunque la letra es en español "el tono era del indio" y considera que está adaptado del quechua. Estamos frente a una canción popular, ¿Quizás una cachua?, no lo sabemos...

    Esta canción casi quedó en el olvido. Sin embargo, en el Álbum de Ayacucho, publicado en 1862, aparece como "canción popular cantada en las fiestas que se dieron a la llegada del General San Martín" teniendo como autor de la letra a Juan A. Ugarte (llamo la atención sobre el hecho que no dice Jose de La Torre Ugarte) y de la música a Juan Tena. (Juan Bautista Tena fue un músico peruano que en 1821 participó en el concurso en el que ganó Alzedo. Era considerado uno de los buenos músicos de Lima).


Álbum de Ayacucho

    Otra publicación de "La Chicha", fechada en 1899, se encuentra en "Repertorio de Himnos y Canciones Patrióticas..." publicada por Carlos Prince.
Foto: facebook.com/profile/100064404143695/search/?q=La%20Chicha

Foto: facebook.com/profile/100064404143695/search/?q=La%20Chicha

    Ya en el siglo XX, el investigador musical José Félix García la encontró publicada en "El Cancionero de Lima" N° 427 de diciembre de 1922 (nemovalseblog):

"La Chicha"

    Después de otro silencio, en "El Comercio" del 28 de julio de 1939, se anunció la "reaparición" de "La Chicha":

        El artículo esta firmado por Carlos Raygada y en él se afirma que, según Cipriano Coronel Zegarra, esta canción se estrenó en las fiestas que se organizaron en honor a San Martín a su llegada a Lima. Raygada obtuvo una partitura de "La Chicha" como obsequio del profesor Julio Kuapil, hijo del músico autriaco  José J. Kwapil quien fué director de las bandas del Ejército. La partitura está editada en Alemania por la famosa casa editorial Los Hijos de B. Scott, tiene como título "La Chicha - canzoneta peruana" y como autor a J. B. Alzedo.

Fuente: Plataforma digital BNP
    
    En la partitura está la letra publicada en 1822 pero sin indicación de autor.


Fuente: Plataforma digital BNP

    Carlos Raygada dedujo que la partitura fue impresa después del regreso de Alzedo de Chile, es decir después de 1864 y posterior  a la primera impresión de la Marcha Nacional (la de Beyer) ya que ésta lleva como número el 13656 (1840) y "la Chicha" el 19351.

    Se podría decir que, como ésta canción se difundió de manera oral, tuvo varias músicas y la única que ha llegado a nosotros, por estar impresa, es la música que le puso Alzedo. 

    Sobre el autor de la letra, tendrán que ser posteriores investigaciones las que establescan quien fue Juan A. Ugarte y porqué se atribuyó a Juan de la Torre Ugarte la letra de ésta canción.

    Una versión de "La Chicha" interpretada por Carlos Cerquín y Sabor del 900 se puede escuchar en:




  

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